La ingenuidad de 1978

TONI STRUBELL

Estamos en una fase crucial de la vida de nuestro pueblo. Incluso de nuestro planeta. Noam Chomsky, por ejemplo, considera que estamos en el momento más decisivo de la historia de la humanidad. Cuando miramos atrás y pensamos cómo hemos llegado hasta aquí, se nos ocurren mil tesis y teorías, mil momentos en los que este o ese otro factor haya podido jugar un papel importante al diseñarnos el futuro. Yo lo siento, pero en el caso catalán, cuando miro atrás, sólo me viene a la cabeza un solo momento, un momento absolutamente decisivo, en el que se produce algo clave para decidir nuestro futuro. El momento refundacional del régimen del 78. Y digo refundacional, y no simplemente fundacional, porque aquello simplemente fue refundar el régimen franquista con un barniz constitucional, con una bendición “democrática” pero en el fondo conservando hasta la última esencia del ADN del ‘Deep State’ franquista, con quien se pactó, para que “colara” en Europa. Quedaron intocables el poder del ejército, iglesia y el nacionalismo de Estado de matriz castellana (pobres castellanos). Y los catalanes cometieron el inmenso error de entrar de lleno, casi sintiéndose protagonistas de un “cambio histórico” de la que, en su miopía, incluso se sintieron “protagonistas” ( sic), ¡madre de Dios cuánta santa inocencia! Pero quienes veíamos ya entonces que aquello era una trampa monumental fuimos silenciados y ridiculizados. Nos trataban de gente disruptiva del “gran acuerdo democrático”, de ilusos, de peligrosos incluso, mientras que la gran abstención vasca fue infinitamente más sabia y recogió unos frutos inmensos.

¿No estaría bien que hoy se hiciera un homenaje a quienes avisaron del inmenso error que cometían los catalanes y a quienes veían que en el marco político que nos metían, ni el hecho nacional catalán sería reconocido (como ha sido), ni el catalán tendría futuro (como está pasando), ni los catalanes encontraríamos justicia (basta con ver el aberrante juicio del 1-0), ni controlaríamos nuestra economía, ni la Constitución española significaría puerta abierta alguna al futuro de los catalanes? Era la muerte de los catalanes esa Constitución, y ahora lo vemos.

RACÓ CATALÀ