Tudela, capital del reino de Navarra

“Medinat Tutila”, se menciona su nombre por primera vez en el año 802, “Tutila” era una divinidad protectora romana y “Medina” es la ciudad por antonomasia de los musulmanes junto a la Meca, pero, bajo estas dos culturas, seguía viva la propia de la región: la cultura vascona.

Desde la invasión musulmana a principios del siglo VIII, la comarca quedó en manos de los “Casius” convertidos al Islam como Banu Qasi. La “marca” alcanzó su máximo esplendor en el siglo IX con Muza ibn Muza -hermano uterino del primer rey pamplonés Eneko Aritza (latinizado como Iñigo Arista)-. Muza será llamado por algunos historiadores el “Tercer rey de Hispania” por su gran poder. Con los Banu Casi, probablemente grandes terratenientes vascones de época romana –possesors- (el nombre latino nos dice que no fueron visigodos), la comarca de Tudela quedó ligada al reino navarro -pese a su sumisión al emir- hasta la caída de esta familia, cuando se integró en la taifa de Zaragoza entre 1031 y el 1110, con un período corto como taifa independiente entre 1047-51, siendo la principal ciudad del Ebro tras Zaragoza.

El gran historiador artajonés Jimeno Jurio (1927-2002), relata cómo al llegar los islamistas a Tudela en el 714, no se repobló la zona con árabes o bereberes, sino que hubo una continuidad étnica y el poder siguió estando en manos de nativos, los Casius y sus alianzas con el resto de vascones. El historiador estellés José María Lacarra (1907-1987), habla de bodas frecuentes incluso en este período ente la ribera y la montaña así como en las Bardenas.

La frontera contante navarra con el califato musulmán, estuvo en esos siglos al sur de Azagra, Funes, Peralta, Arlas, Falces, Caparroso o Arguedas. Resume el trasiego de gentes en la comarca el historiador Tomás Urzainqui:

“Las informaciones que proporcionan las fuentes musulmanas hablan de la llegada de habitantes a Tudela para repoblarla procedentes de las localidades de su entorno, de la misma Cascantum, pues como señala Juan José Bienes Calvo, los restos arqueológicos que abundan en el subsuelo de la ciudad nos retrotraen a la I Edad del Hierro, y a toda la época romana, sin solución de continuidad, afirmando que la Caiscata indígena estaba en Tudela y que sólo cuando se trazó la calzada romana del Valle del Ebro se trasladó a la nueva Cascantum en el mismo Valle del Queiles, quedando la población anterior dependiendo del Cascantum, Municipio Latino Viejo. (…) El Jurado de la Aljama de Tudela el año 1309 era Mahoma Ocharra u Oxarra. Otros moros navarros: Mahoma Ezquerro en Ablitas, Abarqua en Cortes y Ribaforada. En Ribaforada, Cascante, Monteagudo, Cintruenigo, Corella, Araciel, Cabanillas, Fustiñana, Arguedas y Cortes es común el apellido «Navarro» entre los moros de dichos pueblos. El motivo es su significado étnico-lingüístico. Es decir, son riberos euskaldunes autóctonos de religión”.

Con el rey navarro Alfonso I el Batallador, Tudela se integrará en el reino vascón de Navarra tras reconquistarlo de su dominio a los hispano-musulmanes en 1119, pero respetando sus propiedades y costumbres, así como la de los judíos que la habitaban en un número importante, tal y como ellos habían hecho antes con los cristianos que vivían tras los muros de la ciudad; eran tierras históricamente vasconas y así se conservaba en la memoria del pueblo.

Este respeto a las diferentes culturas y religiones, junto a la riqueza del campo y la explotación del río Ebro, hizo de aquella Tudela un gran centro del conocimiento y de la ciencia: Abraham Ben Meir Ibn Ezna, nacido 1092 Tudela era médico, poeta, gramático, matemático, filósofo, cabalista y astrónomo, gran viajero, llamado “El Admirable”, un cráter de la luna lleva su nombre.

Halevi Yehuda (Tudela 1075- Alejandría 1141) es considerado el mejor poeta sefardí, escribió “Sefe ha-kusari” donde intenta demostrar la verdad del judaísmo frente al cristianismo y mahometanos, así como más de 800 poemas, algunos de los cuales todavía se cantan en las sinagogas.

Abraham Ibn Ezra (Tudela 1092- Calahorra 1167), conocido por su libro “Séfer Sahot” y otros libros sobre la Biblia, fue además matemático, gramático, filósofo, físico y poeta, presentó en su “Libro del número” -al mismo tiempo que Abelardo de Bath y Juan de Sevilla- un esquema de numerales indios perfeccionado por los árabes, utilizó los nueve numerales alfabéticos-hebraicos un pequeño círculo para el cero, se le considera inventor de este último guarismo.

Abu al-Abbás Ahmad (siglo XII), “el ciego de Tudela”, fue uno de los mejores poetas en lengua árabe en el campo de la moaxaja o composición estrófica con unos versos finales en romance.

Tudela fue un núcleo comercial y de fabricación naviera importante durante los siglos XII, XIII, XIV y XV, ya que el río Ebro era navegable en ese período hasta su desembocadura. En el siglo XIII Tudela tenía más habitantes (1.427 fuegos o familias) que la capital Pamplona (1.249 fuegos) o que Estella (1.127 fuegos) y Olite (1.100 fuegos), las villas más importantes del Reino. Carlos III el Noble en el siglo XIV, le dio el título superior de “ciudad” a Tudela.

Sancho VII (1194-1234), nacido probablemente en la misma Tudela, hizo de la capital ribera la Corte y centro de todo el reino de Navarra que recibió de su padre Sancho VI el Sabio (1150), el cual supo guardarlo con notable éxito de la avaricia del rey castellano y que, como su padre García Ramírez “el Restautador” (1134), también residió en Tudela. Esta política de llevar la Corte navarra a los territorios vascones recuperados, fue llevada a cabo también por García IV el de Nájera (1035-1054) o por su padre Sancho III el Mayor que se hizo enterrar en Oña (1005-35).

Sancho VII el Fuerte padeció la gran amputación del reino vascón al ser invadida durante una de sus ausencias toda la Navarra Occidental cuando dejó el reino en manos de su cuñado, el duque de Aquitania y futuro rey de Inglaterra Ricardo Corazón de León, el cual murió 6 de abril de 1199, al poco tiempo en la toma de Chalud conquistada por su enemigo Felipe Augusto de Francia.

La Enciclopedia Auñamendi, promovida por el historiados ronkalés Bernardo Estornés Lasa (1907-1999), comenta al respecto: “Don Sancho (el Fuerte) seguía dolorido por la partición del Reino. Al morir el detentador Alfonso VIII, sucédele por brevísimo tiempo su hijo Enrique, y luego, Fernando III el Santo. Se presentaba una nueva ocasión para las reclamaciones. Así, pues, D. Sancho reclamó a Fernando III la restitución de sus tierras obstándole a que cumpliera el testamento de su abuelo. El santo, a pesar de su santidad, lo único que hizo es prometer la devolución si pudiera llevarse a cabo sin escándalo“.

La Navarra occidental era interesante para Castilla por poseer buenos puertos, buenos marinos, ferrones, constructores de barcos, mineros, canteros y paños (Durango) de reconocido prestigio. Pero sobre todo la posibilidad de tener una gran flota naval que Castilla ansiaba y no tenía al no poseer apenas costa y que pronto empezó a construirse, pues Castilla en ésta época apenas poseía salida al mar, el reino de León-Asturias al que no se unió definitivamente hasta 1230 con Fernando III, se lo impedía.

El rey invasor, desde Burgos, sustituyó la originaria soberanía navarra por la castellana en San Sebastián el 16 de agosto de 1202 y en Hondarribia en 1203 (después hará los propio con el resto de villas bizkainas y de la Navarra Occidental), cambiando su Carta Puebla de Villa navarra por la castellana, siempre bajo la violencia armada del ejército invasor, dejando bien claro que: “si alguien actuare contra este mandato incurre en la regia indignación y pague 400 aureos (1.000 en el caso de San Sebastián)”.

Los marinos vascos ya navegaban por todo el mundo conocido como lo demuestran diferentes libros comerciales de Brujas de 1200 y los barcos de la Navarra marítima en el puerto egipcio de Alejandría descritos por el viajero Benjamín de Tudela en su libro “Itinerario o Libro de viajes, Séfer Masáot” escrito sobre 1166, reinando el padre de Sancho VII el Fuerte. Este navarro de Tudela fue el primer europeo en llegar a China, pasando para ello por Turquía, Tiro, Grecia, Siria, Egipto, Palestina e Iraq. Hablaba el hebreo, el arameo, el castellano, el árabe, el griego, el latín y el euskera o navarro, “lingua navarrorum”, lo que nos demuestra, una vez más, la riqueza cultural de aquella Tudela y del reino de Navarra. A su paso por la ciudad de Alejandría, Egipto, describió barcos con la bandera de su país, Navarra.

Sancho VII, apodado “el Fuerte” -medía sobre 2,20 m de altura-, fue el 16º rey de Navarra. Sancho VII murió sin sucesión a la avanzada edad de 80 años; su único hijo, Fernando, no le sobrevivió. El rey ribero fue enterrado en la catedral de Tudela donde residía, después sus restos fueron trasladados a Roncesvalles cuya colegiata mandó construir y donde descasan hasta hoy. Padeció un cáncer durante años, lo cual agravado por la gota y la frustración por ver cercenado su reino, lo “encerró” en su castillo de Tudela y fue conocido también esos años como “El Encerrado”.

Pero como resumen de una vida guerrera donde obtuvo grandes botines, el historiador coetáneo de Sancho y cantor de la “Cruzada contra los albigenses”, Guillermo Aneliers, dijo de Sancho VII el Fuerte: “El rey que Tudela posee, es el mejor caballero que jamás montó en silla”.

Dejó Sancho el reino por “recomendación” de las Cortes de Navarra en manos de su sobrino el gascón o vascón romanzado Thibault o Teobaldo I de Champagne -condado de una Aquitania independiente-, apodado el Trovador por sus virtudes musicales (1234-1253), lo que hizo perder la Corte a Tudela. Sancho quiso dejar la corona a Jaime I de Aragón en prohijamiento y ayuda mutua contra Castilla y el felón Alfonso VIII, para lo que Sancho VII dio al aragonés una enorme cantidad de dinero que usó el aragonés para la toma de Mallorca a los musulmanes (20.000 sueldos), lo que frustró la amistad entre ambos reyes y lo que demuestra también la fuerza que tenían las Cortes y sus estamentos en Navarra.

El historiador real del austria Felipe II, el mondragonés Esteban de Garibay, comentaba en el siglo XVII: “El rey Theobaldo no solo repugnaba esto, diziendo auerse hecho aquello con violencia contra todo derecho, más aún pedía, que deuian ser restituidas a la Corona de Navarra todas las tierras desde Atapuerca, lugar cerca de Burgos, pidiendo a Bureba, Rioja, Alaua, y aún Guipúzcoa y Vizcaya y las merindades de Castilla la Vieja, como en los tiempos pasados auian andado en la misma corona” (lib. XXV, cap. VI).

Publicado por Nabarralde-k argitaratua