Me he visto sorprendido por las alusiones del señor Imaz a los infanzones y su lema, pues tengo recién publicado un libro con su historial. Lo titulo “Los infanzones navarros”, y en lo único que podemos estar de acuerdo es en su lema. Lo demás resulta en el señor Imaz pura manipulación. Así que, especialmente para los gudaris, que oyeron su discurso, relato el presente artículo, ya que tergiversar la historia de “la patria”, resulta una ignominia y una traición
Primeramente, los mal llamados infanzones de Obanos (como los nominan los gobernantes navarros de UPN y ahora el señor Imaz) sólo fueron titulados así por ser el lugar donde más a menudo se reunían. Y lo hacían en el sentido de ser el lugar más céntrico de la ya arañada tierra vasca, o sea, del Estado navarro.
El lema, con el cual he constituido una asociación cultural, “pro libertate patria gens libera state”, se fundó asumiendo la Justicia, con todas sus derivaciones. Los infanzones navarros aprehendían malhechores, los juzgaban y les aplicaban las penas. Su conflicto era, pues, con las jerarquías ocupantes, en ese momento los reyes, que no querían que el pueblo navarro mantuviera por sí mismo la potestad de la Justicia
En su defensa intervinieron delegados de los pueblos, villas, valles y ciudades, como representantes de ellos, y las decisiones fueron adoptadas con respeto a las ordenanzas de cada entidad, y tomadas colegiadamente. En consecuencia, las jerarquías ocupantes promovieron la represión, impidiendo sus reuniones e ilegalizando el ejercicio de sus funciones, realizadas con aprobación de sus Juntas, que estaban formadas por representantes de los pueblos.
La libertad, sin mantener la función y ejercicio de la Justicia por todo pueblo que lo desea, no existe. La patria, como deduce el señor Imaz, no se defiende por discursos que pretenden retorcer ideas, “tarea histórica” -para ser abanderados- en la “deslegitimación” de nadie que no sea el que nos hurta tener nuestros propios órganos de Justicia y de Derecho: la Monarquía constitucional que padecemos.
A falta de combatir o cuando menos dirigir sus dardos a quienes son los que de verdad nos impiden ser libres (con la vara del poder en su mano), es apoyar el totalitarismo que vivimos de una constitución monárquica y que el discursante obvia denunciar. Es irreal decir que se quiere imponer un proyecto político por la fuerza cuando se obvia aludir al que padecemos.
No sé cuál es la pretendida función de paz que presenta el presidente del PNV cuando habla de que la violencia “sólo trae desolación a nuestro pueblo”, y asume que el partido PNV “cumple con compromiso la difícil tarea que ha encomendado a los miembros de las gestoras de Mendexa y Ondarroa…”. En el caso de los infanzones navarros no existía tal aberración de imponer gestoras en los pueblos, sino a la inversa, sus representantes eran recibidos en igualdad de condiciones y con las diferentes formas de gobierno y representación que cada uno de ellos se daba por sí mismos.
Pretender la paz sin justicia es tarea imposible, y por ambas razones lucharon los infanzones hasta contra sus propios reyes, como representantes del mandato de batzarres, juntas y asociaciones, impartiendo justicia según uso y costumbre de cada pueblo y sus ordenanzas. Y por ello sufrieron condenas y pérdidas de bienes y de sus vidas. Los gudaris que oyeron el discurso de Imaz se merecían esta explicación aclaratoria.