Todavía la soberanía


Cómo es sabido, desde hace años politólogos, sociólogos y economistas nos han dicho y repetido que la creciente internacionalización de la economía y, en términos generales, la globalización en todos los órdenes ha hecho perder valor a la soberanía política, hoy relegada a asuntos secundarios si tenemos en cuenta las necesidades concretas de los ciudadanos. Por lo tanto, reclamar la soberanía es una cosa del pasado y sin sentido puesto que, además, el desarrollo va exigiendo cada menos Estado y más libre mercado.

Aquello que resultaba sospechoso es que los que más pregonaban esta aseveración eran los que ya la tenían, la soberanía.

Estos últimos meses hemos ido viendo, sin embargo, el error de estas afirmaciones. En los Estados Unidos, paradigma de la liberalización económica, estamos viendo cómo en el Congreso la Administración Pública intervendrá y tomará medidas urgentes para salvar la economía y procurar mantener las condiciones para que los ciudadanos puedan cubrir sus necesidades. Y en Europa, los Estados han decidido soberanamente que cada cual tomará las medidas que crea conveniente y se han negado a crear un fondo común. Esto sí, procurarán coordinarse. En cualquier caso, la cesión de soberanía hacia espacios políticos más amplios será siempre una decisión soberana de cada Estado.

Vale más que dejen de hablarnos de la carencia de sentido de la soberanía y que nos digan claramente que no están dispuestos a aceptar la decisión democrática de cualquier nación subestatal a decidir su propio futuro político como mejor le parezca.

Publicado por Òmnium-k argitaratua