Indar Pilulak


.- Publica hoy El País que «Todos quieren jugar con España». Obviamente, el comentario viene referido a la presencia de Fernando Llorente, jugador del Athletic de Bilbao, en la nueva convocatoria del seleccionador español, y en el comentario que éste hacía al conocer su presencia en la lista de jugadores, sobre la ilusión que le hace la llamada. Y, también obviamente, llega este comentario cuando en Euskadi aún bulle la polémica sobre el nombre con el que la selección vasca de fútbol tiene que jugar o no jugar. En España, en lo referido a Euskadi, nada es casual. Como se decía antes, no hay puntada sin hilo.

No quiero entrar en discusiones. Lo único que digo es que si los españoles quieren saber realmente hasta qué punto los jugadores vascos, catalanes o gallegos quieren, sueñan, anhelan, jugar con la selección española de fútbol, lo único que tienen que hacer es levantar la bota con que nos aprietan el cuello, dejar de impedir por la fuerza que tengamos nuestras propias selecciones deportivas oficiales, y entonces se enterarán de lo que vale un peine. Mientras tanto, que sigan autoengañándose con su selección y que lo disfruten. Nosotros perseveramos.

Por cierto, creo que todos deberíamos tener claro que si en Euskadi todavía nos vemos abocados a discutir sobre una cuestión tan aparentemente nimia como el nombre con el que ha de jugar nuestra selección de fútbol, es porque dicho nombre no tiene valor oficial. Si Euskadi pudiera acceder en condiciones de normalidad a la participación en competiciones oficiales a nivel de selección, esta polémica no se habría producido jamás.

.- En España, además de los sueños húmedos que tienen con su selección de fútbol, también se obsesionan con la cuestión lingüística. La diferencia es que si con la primera les gusta autoengañarse, con la segunda lo que les gusta es engañarnos a los demás. O al menos intentarlo.

En Euskadi o Catalunya el argumento estrella en este asunto es aquel que mantiene que las instituciones vascas o catalanas anteponen, por ejemplo, tener médicos euskaldunes o catalanoparlantes a tener buenos médicos. O tener ingenieros bilingües a tener buenos ingenieros.

Es sorprendente que, aún hoy, insistan en un argumento tan estúpido como este, porque cualquier inteligencia media puede contraargumentar con facilidad. Por ejemplo, se les puede recordar a quienes esto arguyen que, hoy, para acceder a una plaza de médico en Osakidetza es indispensable hablar castellano. ¿Significa esto que en Euskadi y en España se antepone tener médicos castellanoparlantes a tener buenos médicos?

El problema es el de siempre. Es el mismo que nos ocupa cuando hablamos de selecciones deportivas o de cualquier otro ámbito que pueda verse salpicado por la cuestión de la identidad. El PSOE insiste una y otra vez -y en esto el PP le sigue de cerca, obviamente- en que quiere para Euskadi un discurso político basado en la ciudadanía y no en la identidad. Pero el PSOE y el PP nos imponen su identidad, no su ciudadanía, cuando nos impiden tener selecciones deportivas oficiales, que no por nada son consideradas por el sistema constitucional español como «símbolos nacionales». Y nos imponen su identidad, no la ciudadanía, cuando impiden que el euskara sea exigible para acceder a una plaza de funcionario en Euskadi, como sí lo es su lengua, el castellano. Y no es la ciudadanía lo que nos proponen, sino la imposición de su identidad, cuando nos obligan a colocar en lugar preferente su bandera nacional, so pena de acabar en la cárcel. Imposición, siempre la imposición. Y no de la ciudadanía, si no de su identidad. Sus obsesiones identiarias. Su nación.

Publicado por Izaro News-k argitaratua