Es imprescindible crear infraestructuras al servicio de las instituciones, que estudien desde una perspectiva catalana cuáles son los riesgos y las estrategias que debe seguir nuestra nación
En Catalunya y en el conjunto de los Països Catalans no tenemos desgraciadamente políticas de Estado, y menos aún en materia internacional, de defensa y seguridad. Y peor: ni nos lo planteamos, como máximo hablamos de mossos y policías locales… Eso sí, tenemos más iniciativas, centros y fundaciones para la paz por kilómetro cuadrado que ninguna otra nación o Estado del mundo. Signo inequívoco de nuestra impotencia política, a pesar de los evidentes aspectos positivos que estas iniciativas representan. Aunque hace más de treinta años que disfrutamos de un gobierno y un parlamento propio, no disponemos de herramientas, equipos de análisis y evaluación de los riesgos a los que se puede tener que enfrentar nuestra nación ni nos hemos planteado dotarse de un Estado. Todo ello provoca que seamos ya muchos los que pensamos que no es serio hablar de soberanía o de independencia. Y menos aún cuando decimos que queremos un Estado propio. ¿Hay alguien que realmente lo tome en serio?
Para sensibilizar a nuestra clase política, al mundo universitario, a la sociedad civil y a la ciudadanía en general creamos el CEEC (Centro de Estudios Estratégicos de Cataluña), que es la única entidad nacional catalana que estudia y planifica las respuestas a todos los riesgos a los que se enfrenta nuestra nación en el campo de la seguridad, la defensa y la protección civil, y que quisiera apoyar una estrategia internacional para hacer visible nuestra nación en el mundo. Esta tarea se hace sin ningún apoyo institucional, funcionando sin ningún afán crematístico y sólo gracias a la vocación y al empuje de decenas de analistas, periodistas, universitarios, policías, bomberos… Últimamente, hemos publicado el documento CEEC 3, con fecha del 25 de noviembre de 2010, con el título «Documento de base del modelo policial catalán», y el documento 4, con fecha del 21 de marzo de 2011, Documento sobre bomberos en Cataluña: un debate franco para un futuro abierto. Son estos dos trabajos la prueba de la actitud positiva y constructiva del CEEC de cara a construir en materia de seguridad y defensa de nuestro país.
Nuestro acomplejamiento hacia el Estado y el nacionalismo español nos ha llevado, a menudo, a hechos de gran anormalidad. Uno de los ejemplos es que en ninguna de las doce universidades catalanas hay un departamento o cátedra de defensa y seguridad. La única excepción la encontramos en la Escuela de Prevención y Seguridad Integral de la Universidad Autónoma de Barcelona, impulsada por el catedrático Manuel Ballbé, pionero en las cuestiones de seguridad y defensa de nuestro país, y que funciona, en cierto modo, al margen del mundo universitario. Producto de esta falta de formación el CEEC detecta, día a día, todo tipo de análisis de estrategia y militares llenos de equivocaciones e inexactitudes a los medios de comunicación. Que no son otra cosa que el resultado de la falta de profesionales expertos en estas temáticas. Y los que hay tienen una mentalidad y una formación totalmente ajenas a nuestra realidad nacional y con una acomplejada visión española o internacionalista…
Cataluña, pues, es una nación en la que cada día más ciudadanos se manifiestan a favor de su soberanía y su independencia. Pero, no obstante, la mayoría no son conscientes de que no tenemos herramientas de Estado. Y, en cambio, lo que sí tenemos es un Estado a la contra que utiliza todas sus herramientas y recursos para impedir un proyecto nacional catalán. Es imprescindible, pues, crear infraestructuras al servicio de nuestras instituciones, que estudien desde una perspectiva y realidad catalanas, y dentro del marco europeo, cuáles son los riesgos y las estrategias que amenazan o favorecen a nuestra nación. No se puede seguir con la política de la inocencia, del lirio en la mano, o de hacer el juego a los intereses de los poderosos que tienen su gran negocio en el estatu quo de Cataluña dentro de España…
Cataluña dijo no a la OTAN, defendió la revolución cubana y la nicaragüense. Dijo no a la guerra de Irak y eso denota una conciencia colectiva y capacidad de lucha positiva. Sin embargo, es necesario redimensionar y redirigir hacia la defensa del país toda esta fuerza y empuje. No podemos callar ante hechos como: la opresión del régimen de Marruecos que aplasta al Frente Polisario en el Sáhara Occidental, las torturas, matanzas y asesinatos cometidos por Rusia en Chechenia o, más cerca todavía, el gran silencio de nuestra sociedad cuando se atenta contra las libertades, se maltrata y se tortura en Euskadi. Ahora nos hemos sorprendido porque no sabíamos qué quería decir prever riesgos, tener información, cuando empezó este tsunami de libertad en los países árabes. ¿Cataluña tiene prevista alguna estrategia política en relación con lo que está pasando, teniendo en cuenta que de todo el Estado español somos la nación que tiene más inmigración de procedencia musulmana? ¿Qué haremos cuando tengamos un problema energético serio si, por ejemplo, Argelia entra en la misma dinámica que el resto de países árabes?
Los Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, con algunas ayudas puntuales y, eso sí, con el apoyo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, han intervenido en Libia contra el coronel Gadafi. Pero no hemos sido capaces de que esto se haga bajo el auspicio de la OTAN o de la Unión Europea. Y nadie sabe muy bien qué puede pasar cuando, realmente, no hay ninguna voluntad de intervención militar terrestre.
Hay que decir que, hasta ahora, nuestros representantes políticos han tenido una triste y gris participación en las comisiones de defensa y seguridad del Congreso de Diputados y del Senado y nunca han llevado a cabo una política catalana en esta materia. Lo que sí ha habido han sido catalanes que no han actuado como tales y que incluso han intentado hacerse perdonar su catalanidad, incluso endureciendo su españolidad, por lo que pudieran decir. Es el caso de Narcís Serra o de Carme Chacón. Los catalanes, para no encontrarnos con hechos consumados y evitar que sólo nos quede gritar un clamor acomplejado por «la paz», es necesario que cambiemos de chip, y nos demos cuenta, como ya hemos hecho con la constitución de la policía propia, que no hay poder político si no va acompañado de poder coercitivo. Incluso el ejemplo de Costa Rica, que utilizaban todos los utópicos pacifistas, por ser un Estado sin ejército, ya no es válido, ya que este Estado se plantea tener uno de las dimensiones que pueda y, sobre todo, tener una política de defensa y seguridad. Los pueblos que no la tienen siempre serán derrotados. A la hora de decidir la intervención militar en Libia no ha quedado claro ni quién manda ni quién la lidera. Y Europa, que sólo ha sido capaz de ponerse de acuerdo para hacer una moneda común, ha demostrado de nuevo que sigue sólo siendo una unión de estados. Y si no tienes un Estado no eres nada, eres invisible.