El otoño se acababa de estrenar, aunque poco les preocupaba a las personas que sufrían aquella lucha fratricida. Era el mediodía del 22 de septiembre de 1936. Gipuzkoa estaba a punto de sucumbir bajo las armas de las tropas franquistas. Ese día, un joven conducía un taxi por el barrio Zapaterikua de Bergara, procedente de Arrasate.

Por la ventanilla, exhibía una reivindicativa bandera roja, ignorante de que los simpatizantes de las ideas simbolizadas por ese color carecían de capacidad para unirse a su causa. La localidad ya estaba en manos de los sublevados, quienes detuvieron al hombre en un control.

Según testimonios presenciales recogidos por la agrupación Intxorta 1937 Kultur Elkartea, cuatro requetés lo trasladaron hasta el frontón de Altos Hornos de la Unión Cerrajera, donde lo fusilaron.

Las balas, sin embargo, no lograron quitarle la vida. Malherido, el joven se arrastró hasta un caserío donde sobrevivió a la noche.

Pero eran sus últimas horas en este mundo. Los franquistas conocieron su destino, lo volvieron a apresar y, trasladado en su propio taxi hasta el alto de Deskarga, lo remataron y enterraron, según testigos de aquel asesinato.

Durante el día de hoy, la Sociedad de Ciencias Aranzadi tratará de inhumar los restos del doble fusilado. Al mismo tiempo, los investigadores también orientarán su búsqueda hacia la zona donde, presuntamente, enterraron a Gregorio Larrañaga, de Angiozar, detenido y trasladado hasta la cárcel de Bergara, donde se perdió su pista.

Durante la jornada de ayer, Aranzadi rastreó también una fosa de Deskarga, ya inspeccionada por familiares de las víctimas a finales de los años 70, en la que se hallaron los restos de varios cuerpos.

Estas familias solicitaron un nuevo examen de la zona, ya que quedará cubierta cuando, próximamente, se amplíe la carretera. Sin embargo, el sondeo desarrollado ayer no dio no dio resultados.

Publicado por Noticias de Gipuzkoa-k argitaratua