Baskones contra francos

Las cartas entre los bordeleses Ausonio y su discípulo Paulino Nola en el siglo IV, nos dan una idea de cómo sobrevivía la cultura, la organización gentilicia y el idioma baskón por debajo la estructura administrativa del Imperio Romano. Vivió Paulino una larga temporada en el Pirineo entre baskones con el disgusto de su maestro por considerar a éstos gentes “bárbaras”, pese a que el propio Ausonio tenía sangre euskaldun ya que su abuela era una indígena tarbelli de Akize (Dax, pueblo ausko de Novempopulania). Como explica en el libro “Mil años de historia vasca a través de la literatura grecolatina” de Santiago Segura Murga:

“La difusión del priscilianismo y las reacciones que suscitó coinciden aproximadamente con la composición del Peristéphanon (del baskón kalagurritano Aurelio Prudencio, el poeta cristiano más importante en lengua latina), la convivencia de Paulino Nola entre los baskones y el intento de cristianización de los paganos periféricos, por parte no solo del clero, sino también de la aristocracia latifundista. Se llega incluso a utilizar para ello la lengua vernácula. Eutropio, sacerdote aquitano o baskón entre los años 395-415, dice al respecto: “Estas cosas para todos en común, mostrabas de modo peculiar a los indígenas y bárbaros vuestros…no menos con la mente que con el idioma: con lenguaje suave y a cada uno en su propia lengua, les infundía la nación de Dios y en la lengua bárbara les enseñaba la doctrina hebraica, dispuesta a decir con el apóstol: bene quos ómnium uestrum lingua loquor….”.

Ya desde las primeras invasiones germánicas, desde el siglo III, los baskones se habían vuelto muy activos, se sentían amenazados, tomando el apenas romanizado Saltus Vasconum como cuartel, se lanzaron sobre sus territorios históricos que estaban en un proceso de romanización-latinización muy avanzado, sería un movimiento de carácter nacional en busca de los territorios que perdieron durante la ocupación romana. Los bagaudas eran baskones buscando recuperar su territorio ante las invasiones bárbaras y la presión latifundista romana lo sostienen historiadores como Vigil y Barbero, E.A. Thompson, Sánchez Albornoz o J.M. Blázquez.

Se trató del fenómeno recogido en las crónicas romanas como de los “bagaudas” que se dio en la Tarraconense y en Novempopulania (la Aquitania primigenia o tertia), los territorios de los pueblos euskaros. “Bagauda” viene sin embargo del verbo celta “baga”, que se traduciría como “andar errante”, lo que en textos de la época llamaban “paletos” y granjeros ignorantes, es decir, gente iletrada, sin romanizar y mucho menos latinizar.

Los baskones serían estos bagaudas que llegaron a tomar una importante ciudad como Tarazona e impusieron el pánico en las mismas puertas de Zaragoza con su jefe Basilio al frente. Otros jefes fueron Amando y Eliano, a los que los bagaudas les dieron títulos de “César” y “Augusto”. En el año 441 Flavio Asturio jefe de los dos ejércitos, represalió a los bagaudas causándoles numerosas bajas, pero ser recuperaron rápidamente pues en el 443 Merobaude, poeta y alto cargo militar romano, luchaba contra ellos en Aracelli, que podría ser su centro y que se cree sería el actual municipio de Huarte Arakil. Por tanto la Sakana o Barranka y la Burunda serían sus núcleos principales y su cuartel militar.

Se trataba de bandas fuertemente armadas formadas por baskones del Saltus Vasconum que menciona en sus cartas Ausonio, los colonos de las grandes y medianas haciendas del Ager Vasconum y pequeños propietarios o campesinos sin tierra; tierras que habrían pasado a los grandes hacendados colaboradores con Roma, los grandes latifundistas -casi señores feudales en la decadencia romana como los propios Paulino y Ausonio- que pretendían extender sus propiedades por el Ager y ahora también por el Saltus Vasconum; el detonante final, además de una gran población descontenta y una administración arruinada, serían las invasiones de los pueblos germánicos con sus saqueos y la existencia de grandes zonas baskonas sin romanizar. Estos bagaudas son el comienzo de la resistencia baskona a las invasiones germánicas que se concretará en la creación de Baskonia.

Tras la caída el imperio romano (año 476), son los visigodos los primeros en intentar dominar a los baskones, pero finalmente, son los propios visigodos quienes tienen que refugiarse ante las acometidas de éstos, tal y como vimos en el artículo “Los baskones dominamos a los godos una y otra vez” (https://lehoinabarra.blogspot.com/2016/04/los-baskones-dominamos-los-godos-una-y.html). Tuvieron más éxitoen cuanto a dominar a los baskones los francos, ya que, como relataba el filósofo español Ortega y Gasset en su trabajo “España invertebrada”: “Eran, pues, los visigodos germanos alcoholizados de romanismo, un pueblo decadente que venía dando tumbos por el espacio y el tiempo cuando llega a España, último rincón de Europa, donde encuentra algún reposo. Por el contrario, el franco irrumpe intacto en la gentil tierra de Galia, vertiendo sobre ella el torrente indómito de su vitalidad”.

Para los romanizados y cultos aquitanos, y también para los baskones de las ciudades del Ager vasconum, en un primer momento, los francos serían “bárbaros” pues vivían fuera del Imperio Romano y fueron ellos quienes lo destruyeron en su parte Occidental y obligaron a amurallar las ciudades para defenderlas tras la “Pax romana”. Además, para los baskones del Saltus o “zona boscosa”, serían extranjeros que intentaban conquistarlos y acabar con su forma de vida ocupando sus tierras ancestrales al igual que lo intentaron antes los romanos, por lo que encontraron un interés común: defender el territorio de estas invasiones.

Los merovingios eran los caudillos de uno de los muchos pueblos francos o “reino francorum”, línea gobernante nacida con el rey Meroveo (451-475) que combatió a Atila en los años de la caída del Imperio Romano Occidental. Los francos consiguieron unificar su reino bajo la dirección de un rey merovingio nacido en la región de Tournai de nombre Clodoveo, que asesinó a todos los reyezuelos francos como el galo-romano Siagrio en Soissons para hacerse con el territorio entre los ríos Somme y Loira, además venció a los turigios, burgundios, alamanes y armoricanos y, finalmente, en el 507 en Vouillé, cerca de Poitiers (Aquitania), derrotó a los visigodos en lo que supuso el fin del reino visigodo de Tolosa (Toulouse).

Clodoveo se hizo con todo el poder en el territorio de lo que hoy es Francia al norte de Baskonia-Aquitania (al norte por tanto del río Loira), salvo el tercio oriental donde domina el ostrogodo Teodorico (la Septimania de la Galia Narbonense); Clodoveo convirtió a París en la capital de su reino.

Era un rey despótico pero profesaba la religión Católica tras su conversión y la de sus 3.000 soldados al rogar a Dios por su victoria contra los alanos cuando iba perdiendo la batalla, aunque desoyó durante años a su católica esposa Clotilde. Tras su conversión, contó con el beneplácito de Roma que lo coronó en Reims (lo que marcará un precedente que durará más de un milenio), ya que se creía el elegido al mando de la armada de Dios. Es San Clovis, patrón de Francia. Clodoveo, Clovis o Luis, fue “Patriciado” según relata Gregorio Tours por el emperador de Oriente Anastasio, nombrándole “cónsul” de occidente con su capital en Paris.

Mandó escribir los códigos germánicos conocidos como “Ley Sálica”, la cual será decisiva en el reino de Nabarra liberarse de la corona de la “Casa Francia” en el siglo XIII y, para la historia de España pues está en el origen de las Guerras Carlistas que supusieron el fin de los Fueros, las leyes propias de los baskones. A su muerte Clodoveo dividió su reino entre sus cuatro hijos, lo que produjo una serie de guerras civiles de condes o señores independientes.

El cronista franco Gregorio de Tours en el siglo VI hablaba de San Dionisio que a mediados del siglo III habría sido enviado como misionero a las Galias por el papa Fabiano y que fue decapitado en París hacia el año 280. La leyenda de este santo nació de una falsa interpretación de sus imágenes, ya que se le representaba llevando su cabeza en las manos, simplemente para indicar la naturaleza de su martirio, el degüello. Ello significaba que había sido decapitado y nada más, pero el pueblo crédulo llegó a la conclusión de que había caminado después de morir, como en la leyenda del gallo de Barcelós (Braga en Portugal) o el de Santo Domingo de la Calzada (La Rioja en Nabarra). San Dionisio es el patrono de París y de Francia, Estado cuyo imaginario nacional se configura en torno a Clodoveo y San Dionisio.

Como dejó escrito el propio Gregorio Tours en el 587, no existía en época de Clodoveo dominio franco sobre Aquitania-Baskonia: “Irrumpieron los wascones (sic.) de entre las montañas, bajaron a los llanos, devastaron viñas y campos, incendiando las casas, llevándose a muchos cautivos con sus ganados. Contra los cuales actuó a menudo el duque Austrovaldo, pero causándoles poco daño”. En el tratado de Andelot de ese año 587, se nombra la civitas “Laburdo” (Baiona) como las asignadas por Gontran, rey de “Burgoña”, a su sobrino Chilberto II rey de Austrasia. Quizás por eso los baskones atacan a los francos según explicaba el escritor ronkalés B. Estornés Lasa (1097-1999) en su libro “Orígenes de los Vascos. Tomo III”, por lo que “Wasconia” seguía libre.

Antes de la creación de Baskonia, existe constancia de al menos una batalla importante que tiene lugar en ese 587 y la recoge el cronista franco Gregorio Tours, en la cual los baskones derrotaron al “dux” (duque) franco Bladates: fue la primera victoria baskona conocida y lo fue contra un ejército franco.

El Ducado de Baskonia como estructura política fue creado oficialmente por los francos merovingios para intentar dominar a los baskones y aquitanos sobre el año 600, poniendo como duque al franco Genial. Dicen las crónicas merovingias del siglo VII, de los pocos testimonios escritos de esta época, que dos reyezuelos merovingios de la zona del río Sena se unieron para luchar contra los baskones: “Thierry II y Teodoberto II dirigieron conjuntamente sus ejércitos contra los baskones (wascones). Gracias a Dios, establecieron su dominio y les hicieron pagar tributo. Les impusieron un duque llamado Genial, que gobernó con ventura”.

Los baskones se sublevaron al menos en los años 635-638 contra el rey franco Dogoberto, el cual mandó un gran ejército con 10 duques y un jefe que los guiaba, así como numerosos condes. Pero las huestes baskonas retrocedieron de las llanuras aquitanas ante la superioridad franca, se refugiaron en los Pirineos y se disolvieron. Según la crónica de Fredagario, uno de esos condes, Arimberto, murió en el valle de Subola (Soule-Zuberoa) a manos de sus habitantes. Finalmente perdieron los baskones y se rindieron con su duque aquitano Aighinene a la cabeza, que por lo que se ve estaba con los sublevados por su independencia.

Sobre la ocupación de Dogoberto y su derrota, según Fredegario: “Toda la patria de Sobola Baskonia fue ocupada por la armada burgundia. Los baskones surgieron por las laderas de las montañas y se prestaron al combate. Habiendo comenzado éste, volvieron la espalda como tenía la costumbre hacer cuando estaban a punto de perder, y encontraron refugio en los montes y valles de los Pirineos, escondiéndose en las inaccesibles cretas de las montañas”. Los francos quemaron casas, collazos, robaron todo lo que encontraron etc. “Este ejército había vuelto a su patria sin incidente si, por negligencia de Ariberto, los baskones no hubieran matado en el valle de Subola a los más antiguos y los más nobles de los mismos junto a otros muchos”.

“Al año siguiente, en el decimoquinto año del reino de Dogoberto, todos los ancianos de la patria de los baskones acompañados del duque Aighinane se presentaron ante Dogoberto, que se encontraba en Clichy. Entraron en la iglesia de Saint Denis llenos de temor pero quedaron libres gracias a la clemencia de Dogoberto”, pero los baskones no cumplieron la palabra dada, como era habitual en ellos según el cronista franco Fredegario que escribió los acontencimientos sobre los años 658-660.

Fredegario comenta como el obispo de Euaze y su hijo ayudaron a los “wascones” (sic.) contra el duque Aighinene o “Aiginano”, por lo que fueron desterrados. También narra como el rey Dogoberto I cedió el sur de su reino a su hermano Cariberto que desde Tolosa (Toulouse) conquistó en tres años toda Wasconia (la parte continental en realidad), a su muerte, Dogoberto tenía que tomarla de nuevo por lo que no parece que fueran más que meras incursiones de guerra (“Guía para la historia del País Vasco hasta el siglo IX” Alberto Pérez de Laborda).

Dogoberto y sus hombres nunca atravesaron los Pirineos. Las crónicas francas hablan de derrotas sucesivas frente a los baskones hasta una colosal batalla en Clichy con el franco Chadonio al mando de diez armadas. Chadonio venció y los baskones firmaron su capitulación. Pero la lucha continuó al reponerse los baskones de esta derrota, pues, según los cronistas francos, los baskones rara vez cumplían su palabra de paz. Proclamaron a un baskón como nuevo duque, será el príncipe Félix.

El Autor de los Milagros de San Marcial habla de Lupo hijo de Felix que a finales del siglo VII “había obtenido el principado sobre todas las ciudades hasta los montes Pirineos sobre la sucia raza de los baskones” (supper getem nequissimam ouascinum). Es el mismo título que por ejemplo recibe el coetáneo rey visigodo Wamba en “historia de Wamba” escrita por Julián de Toledo, sucesor de San Isidoro de Sevilla: “Wamba el príncipe religioso penetró en territorio de Cantabria a fin de combatir a los salvajes baskones (…) durante 7 días y 7 noches asoló los campos, destruyó fortalezas, incendió casas y todo con vehemencia”. Después de tomar rehenes, siguió hacia Huesca y Zaragoza.

En “Historia General del País Vasco” Manex Goyhenetche comentaba que “Con Felix y Lupo comenzó una línea de príncipes de Aquitania con nombre de Eudón, Hunaldo o Waifre que hizo frente a merovingios y carolingios”. En realidad, B. Estornés Lasa en su libro “Orígenes de los vascos” (1966), comenta que el ducado baskón-aquitano regentado por Eudón el Grande no uso otro nombre que el de Baskonia, el término Aquitania yacía en el olvido romano, los duques baskones Eudón, Hunaldo y Waifre no le dieron otra denominación. Los escritores francos, tampoco”.

Desde el 660 los baskones o vascos eran realmente independientes bajo un poder único con su caudillo el duque Félix al frente (660-670) y después con el duque Lupo I “Otsoa” (670-710); comenzó entonces una línea de los que se llamaron a sí mismos príncipes de Baskonia, pues lo baskón y aquitano se desdibujó, no se diferenciaba, se trata del hijo de Otsoa, Eudon el Grande (710-34, se llamó rey a sí mismo), su hijo Hunaldo I (734-744) y su nieto Waifre (744-768). Es decir, los duques, príncipes o reyes baskones eran baskones-aquitanos casi desde el principio.

“Entonces (año 660) surgió un individuo, llamado Lupus (Otsoa), que quiso que se le uniera un promotor de su nombre, nobilísimo e ilustre patricio de la ciudad de Toulouse, que extendía su principado sobre todas la ciudades hasta los montes Pirineos y sobre la raza perversa de los wascones” (Liber ex Miraculis S. Martialis «Monumenta Germaniae Historica, Scriptorum» s. VIII o IX). Al menos desde esta fecha la capital baskona será Toulouse de donde los francos habrían expulsado junto a los baskones a los visigodos tras la Batalla de Vouillé en al año 507.

Eudón u Odón fue reconocido como rey, príncipe y duque internacionalmente. Eudón el Grande, llamado por el papa “príncipe romano” según relata en “Navarra sin fronteras impuestas” Tomás Urzainqui. Tenía dos grandes enemigos, los musulmanes al sur y los francos merovingios al norte. En el año 719 entró Eudón con su ejército en París aprovechando las guerras entre los dos reinos en que se dividieron los francos -neutrasianos y austrasianos-, llevándose el tesoro real y al mismísimo rey franco Chilperico II que la había pedido ayuda tras perder en Vichy en el 717 frente a Carlos Martel. El franco merovingio Carlos Martel atacó a Eudón, al que persiguió por París y Orleans, firmando la paz en el año 720 por la que Eudón devolvió el tesoro regio y a Chilperico II. Carlos Martel o “Martillo” fue el abuelo de Carlomagno y “mayordomo” merovingio –equivalente a un Primer Ministro- que tomó el poder ante el secuestro de su rey creando una nueva familia dominante.

Enciclopedia Auñamendi:

“Embajada Neustria y título de rey año 718: Al morir Pepino de Heristal los neustrianos recobran su independencia nombrando un rey propio que los gobierne, Chilperico Daniel, cuyo alcalde de palacio era un tal Raganfredo. Esta independencia era insoportable para los austrasianos. Así es que Carlos Martel tomó sus medidas militares adecuadas para salir al paso de ese estado de cosas. Atacó a los neustrianos y les venció en Vincy en el año 717. A consecuencia de este desastre los vencidos acuden pidiendo auxilio al duque vasco Eudón enviándole un embajador con el título de rey y obsequios:

Chilpericus itaque et Raganfredus legationem ad Eudeonem ducem dirigunt eius auxilium postulantes rogant, regnum et munera tradunt (Fredegario, Cont. de C. CVII).

Así, pues, Chilperico y Raganfredo dirigen una legación al duque Eudón, solicitando su ayuda y ofreciéndole reino y regalos.

Esta embajada llegó a Eudón el año siguiente de la derrota, el 718. El testimonio de Fredegario es irrecusable porque se trata de un contemporáneo ya que escribía todavía en el 736. A todos los autores, sin embargo, ha chocado esa oferta de la realeza a favor de Eudón. Mientras Carlos Martel se entretenia guerreando contra los sajones, Chilperico II y Raganfredo aprovecharon el año 718 para reagrupar sus fuerzas militares y negociar con el duque Eudón, consiguiendo la promesa de socorro.


Eudón y sus vascones acuden en socorro de Chilperico II. (719). En los primeros meses del año 719 partía Eudón con una tropa de vascones reforzada con aquitanos:

Vasconum hoste commoto (Fredeg., Cont. de. C. CXXX). habiendo levantado una hueste de vascones.
Primeramente atravesó el Loira apoyado por las primeras villas neustrianas naturalmente al lado de Chilperico. Sería de ver a tropas vasconas del siglo VIII atravesar Beauce y entrar en París, para unirse a la armada de Chilperico y Raganfredo. No tardó mucho en que los dos ejércitos, astrasianos y neustrianos se encontraran cerca de Soisson donde tuvo lugar un terrible combate en el que perdieron la vida multitud de francos: Occiso Francorum ad Suessionis civitate (Ann. Nazariani, ap. Houquet, II, 639).

Los austrasianos llevaron la mejor parte. Al parecer Eudón y sus vascones se batieron en retirada volviendo a pasar por París: Parisius civitate regressus (Chron. Moissac. ap. Bouquet, II, 651).

Los Anales Metenses se limitan a consignar: cum audisset Eodo Karofum esse itinere – territus aufugit (Ann. Metz. ap. Bouquet, II, 682).

No se sabe si los vascones llegaron a pelear. Se estima que no, que se hallaban entre París y Soisson cuando se enteraron de la victoria de los astrasianos y que, en vista de ello, procedió Eudón a retirarse hacia sus dominios, pero lo curioso es que se llevó consigo al rey Chilperico y su tesoro real, pasando por Orleans y cruzando finalmente el Loira, frontera de su ducado. En cuanto a Raganfredo huyó hacia su país de Anjou. Parece ser que Carlos Martel persiguió al duque Eudón hasta Orleans, ciudad amurallada y por tanto bien defendida”.

La primera derrota de los musulmanes en Europa se produjo en el 9 de junio del año 721 en la “Batalla de Tolouse” a manos del rey aquitano-baskón Eudón. Según comenta el catedrático en historia y derecho José Luis Orella Unzué en “Historia de Euskal Herria” (Tomo I), tras la paz firmada entre aquitano-baskones y francos “había que hacer frente a los árabes de As-Samh que se dirigían hacia Toulouse a la que sitiaron. Eudón se encontraba en Burdeos reunido con su ejército de baskones y aquitanos y presentó batalla de ante de la villa en el lugar denominado por los árabes El Balat. As-Samh, enviado por el califa de Damasco Sulaimán, tuvo que ceder y murió en el combate y el resto de ejército musulmán retrocedió por la calzada que va a Toulouse a Carcarsona como veremos mejor en otro artículo sobre los baskones y sus nuevos enemigos los musulmanes del califato de Damasco.

Él último duque baskón-aquitano, Waifre, luchó en el 763 contra Pipinio el Breve y Carlomán, perdiendo a orillas del Garona, donde los baskones contaban con tropas permanentes asentadas con sus propias familias. El duque baskón Uniberto tuvo que rendir juramento a Pipinio tras la derrota en Bourges, entonces capital de Aquitania. En la misma crónica se señalan pueblos baskones “venidos a rendirse” desde más allá del Garona.

Pero siguieron las luchas, en ese mismo año 763 el conde baskón mandado por Waifre, Mancion, fue derrotado por los francos Galemanio y Australdo. En el 766 los francos volvieron a atravesar el Loira y los baskones pidieron la paz, algo parecido ocurrió en el 768. Las luchas entre Pipinio y Waifre fueron constantes, en ellas murieron numerosos baskones (waskones), las crónicas francas omiten la muerte de francos.

Pipinio el breve fue ganando batallas a Waifre entre los años 761-762 en Auvergne donde “muchos baskones fueron capturados y matados”, después tomó Bourges, Thouars, Angouleme, Perigueux y Agen “Los vascos y la nobleza de Aquitania comprendieron entonces que no tenía otra opción que la de someterse a él”. Finalmente fue tomada Burdeos: “El rey Pipinio avanzó hasta el Garona. Allí, los baskones, que viven al otro lado de Garona, se presentaron ante él, prestaron juramente de fidelidad, le entregaron rehenes y le prometieron ser siempre fieles en su territorio al rey y a sus hijos Carlos y Carlomán”.

Pero, como Adón de Vienne resumió, historiador franco del siglo IX: “Wascones rebelles”.

En ese 768 fue asesinado Waifre en el bosque de Ebola a manos de los francos que sobornaron a su guardia, y, su madre, 2 hermanas y nietos cayeron en manos francas, el desastre fue total y comenzó el dominio franco real sobre Aquitania y el Norte del ducado baskón.

Murió poco después Pipinio el Breve, que dejó a su hijo Carlomagno Austrasia y el resto a su hermano Carlomán, salvo Aquitania-Baskonia, que la dividió entre los dos. Finalmente, los baskones se libraron del imperialismo franco tras derrotarlos dos veces en Roncesvalles-Orreaga o en sus inmediaciones en Errozabal-Lepoeder, en la conocidas como las Dos Batallas de Orreaga, la primera al rey franco Carlomagno el 15 de agosto del año 778 y la segunda en el año 824 a su hijo Ludovico Pío, creando el soberano reino baskón de Pamplona-Nabarra (https://lehoinabarra.blogspot.com/2014/08/orreaga-o-el-dia-de-nuestra.html).

Duques impuestos por los francos:

Genial 602-626

Aigino 626-638

Amando 638-660

 

Duques, príncipes y reyes independientes llamados de Baskonia:

Felix 660-670

Lupo I Otsoa 670-710

Eudon 710-734

Hunaldo I 744-768

 

Duques, príncipes y reyes independientes de Baskonia sin Aquitania:

Lupo II 768-778

Lupo Sancio 778-812

Singuin 812-816

Garzi Enekones 816-823

Lupo III Zentulo “wasco” 819-823

Enciclopedia Auñamendi, Bernardo Estornés Lasa: “Nada se sabía de la tumba de Eudón en la Isla de Ré hasta 1730. Este año, con motivo de hacer los cimientos para la Casa de Gobierno, se descubrió una tumba y una corona en lugar muy cercano al claustro del convento de los P.P. capuchinos. Después, la historia de esa corona ha sido muy accidentada”.

https://lehoinabarra.blogspot.com/search/label/BASKONIA%20DUKERRIKO%20HISTORIA?fbclid=IwAR3tM4-JPdsPX1xgaahg-iVJ29gaL-50uESgqV_mZ9OyWDQF6oC-oIc2Zhg