Nafarroa 2012

En el año 1512, las tropas españolas al mando del Duque de Alba invaden el reino de Navarra, en busca de su total desaparición de los mapas políticos del mundo. Esta invasión militar no es la primera agresión al Estado vasco(n), sino una continuación a innumerables invasiones e ingerencias en su política interna.

Ruptura de tratados fronterizos, magnicidios, compra y soborno de funcionarios… son las armas que siempre ha utilizado el insaciable apetito imperial castellano. Incontables alianzas con otros reinos, buscando la repartición de los territorios navarros, falsedad en documentos para conseguir la complicidad del Estado papal, juramento de unos fueros para negarlos y eliminarlos a continuación, creación de leyes especiales encaminadas a negar el derecho de los navarros…

El cercano año 2012 se cumplirán quinientos años de la ocupación militar de la capital de Navarra. Una ocupación que ocasionó que las Cortes legítimas navarras se asentaran en Pau durante más de un siglo. Las instituciones de la Navarra reducida o C.F.N. se preparan para celebrar, junto a los invasores, las conquista y aniquilación del reino de Navarra.

El gobierno de dicha Comunidad están constituido por partidos que se dicen defensores de los derechos de Navarra. En su lugar lo que se cumple son unos deberes con el Reino que nos ha conquistado militarmente. Unos deberes ilegítimos, muy exigentes en materia económica, pero sobre todo intolerables en materia política.

La ideología de estos partidos, malamente llamados navarros, es la heredada del colaboracionismo realizado por la mayoría de los beaumonteses en la invasión de 1512. Se resume en la prioridad de conservar sus puestos, no preocupándoles pactar con el partido socialista obrero español o cualquier otro que les mantenga en el poder, vendiendo así el derecho de los navarros a ser independientes.

Estos partidos nos contarán, una vez más, que las tropas españolas junto a los beaumonteses intervinieron en el reino soberano de Navarra para expulsar a los franceses. Esta constante de los españoles de guiar y “defender” los derechos de los navarros es la manera que tienen de ocultar sus ansias de expansión y dominación, mediante sus leyes, cultura, idioma y nacionalidad.

Queda poco para alcanzar esa fecha. Una fecha triste para nuestro pueblo, pero que debe ser informativa y reivindicativa. No caeremos en el error de pensar que en 1512 comenzó la conquista de nuestro Estado. Viene de atrás. 1054, 1076, 1200, entre otras, son fechas que no deben ser olvidadas. Los españoles y franceses ocultarán siempre estos hechos. Si nos les queda otra, mentirán sobre ellos, propiciando la división ocasionada por sus conquistas, para debilitar la unión vasca e impedir la recuperación de la independencia.

Esta ocultación, desinformación y desvirtuación de nuestra realidad política favoreció la aparición de un nacionalismo vasco que emprendió su búsqueda y formulación por vías equivocadas, olvidando el estado que ya existió y nos representó ante los demás pueblos soberanos europeos. Este derrotero equivocado viene de perillas a los españoles, pues paradójicamente les permite adueñarse de la simbología del Estado que nos representó durante ocho siglos, y, a los traidores, presentarse como herederos de aquello que traicionaron.

El rapto de la bandera roja de nuestro Estado se hizo más patente que nunca en una manifestación, no hace mucho, por las calles de la vieja Iruñea. Una vez más, los españoles venían a defender nuestros fueros, esos fueros que ellos mismos habían aniquilado. Enarbolando la bandera de su Estado y la roja de la C.F.N., estos supuestos defensores de la libertad venían a recordarnos que somos los que ellos nos digan, lo que nos permitan, no lo que nosotros libremente queramos ser.

Queda poco para una fecha tan señalada. Una fecha que desde el reino de España intentarán controlar, una vez más. Cada día que pase debemos recordarnos a nosotros mismos que somos navarros. Yo, particularmente, en mi mente tengo una imagen que nos dejó escrita para la posteridad un cronista castellano. En ella veo a 300 navarros que juraron no desamparar una bandera colorada, la bandera de la Navarra libre y soberana.