¿Y si nos tomamos en serio la desconexión?

Yo no sé qué pensará el lector pero, para mí, que Felipe VI no haya convocado a Carme Forcadell me parece lo más natural del mundo. ¿Por qué debería hacerlo? ¿No ha dicho mil veces la Forcadell que es republicana y, además, de la República Catalana? El rey de España debería ser un perfecto hipócrita para recibirla con una risita.

Lo mismo ocurre con los servicios prestados por Artur Mas. Veamos: Mas se ha planteado la voladura controlada de España y ha puesto en marcha el proceso que llevará a ello. ¿Por qué diantre ese mismo Estado le debería agradecer nada? A los españoles se les pueden reprochar millones de cosas, pero en este tema actúan con una perfecta coherencia.

¿Por qué las dos actuaciones anteriores del rey y el Estado han sido, pues, tan criticadas desde Cataluña? Respondo: porque aún estamos muy lejos de superar la mentalidad autonomista y del juego de ‘la Puta y la Ramoneta’. Me parece que ya va siendo hora de que pasemos pantalla. ¿Nos estamos enfrentando con el Estado? ¿Sí? Entonces, ¿a qué viene que nos quejemos de las reacciones del Estado? ¿Nos hemos vuelto locos, o qué? ¿Qué pretendemos con tanta queja?

Es urgente acabar con este doble lenguaje. Si nos vamos, nos hemos de ir con todas las consecuencias. Yo no me he quejado de que el rey no recibiera a Forcadell. Por el contrario, me he alegrado porque es un hecho que visualiza a la perfección lo que está pasando: nosotros pasamos de ellos y, como no podría ser de otra forma, ellos pasan de nosotros. ¿No es eso lo más normal del mundo?

Digo que es urgente pasar pantalla porque se nos acercan unos meses en los que el Estado español nos bombardeará con todo tipo de prohibiciones, calumnias y medidas represivas. Los insultos que nos han llovido en los últimos tres años desde el Madrid no son nada comparados con los que comenzarán ahora y se prolongarán hasta la proclamación de la DUI. Justo han sido el prólogo. Menos, aún, la primera página del prólogo. Así, pues, recomendaría a políticos, comunicadores y comentaristas independientes que, por favor, dejen de hacer el ridículo y acepten de una vez que en esta pugna que ahora comienza hay un adversario, que es España, y que a este adversario despiadado debemos responder con gestos firmes y argumentos sólidos, y no con lamentaciones de señorita pánfila.

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