Un ejército normal

La Cataluña autonómica está desapareciendo a marchas forzadas, pero la nueva Cataluña-Estado no acaba de nacer del todo. El país ha iniciado debates de escala global -ya sea la deuda pública, el reconocimiento internacional, la acogida de refugiados o el TTIP-, pero hay otros que mantiene bajo la alfombra.

La totalidad del independentismo vive con ilusión cada nueva actuación del consejero de Exteriores, Raül Romeva. A pesar de la escasez de recursos del departamento, la Generalitat está intentando difundir el caso catalán en el mundo. Y el grueso de la opinión pública está contento. Del mismo modo, las gestiones de Oriol Junqueras para hacer público en manos de quién está la deuda catalán también han sido bien recibidas. Y la discusión sobre la conveniencia o no del TTIP para la economía catalana también está emergiendo. Y Barcelona y la Generalitat se han ofrecido para acoger refugiados.

Por el contrario, la discusión sobre la política de Defensa que adoptará la República catalana es totalmente inexistente. Un oficial de la Marina estadounidense exclamaba el año pasado de la vaguedad de los planteamientos independentistas en este punto. Preguntar al Gobierno, a CDC o ERC sobre Defensa es encontrarse ante un eco ensordecedor. El ahora no toca, en versión independentista. Quizás piensan que la ciudadanía catalana es menor de edad y todavía no puede hablar de según qué. Sí en el Gobierno hay “fontaneros” muy conscientes de la situación, pero la clase política aún no se ha atrevido a abrir este melón.

El entonces presidente Artur Mas aseguró en 2012 que “no tendría sentido” que la Cataluña independiente tuviera ejército. Tras varias apreciaciones diplomáticas provenientes de todas partes, Mas ha modificado totalmente su visión del mundo, hasta el punto de que este mes de marzo dijo: “Si Cataluña quiere ser Estado, debe saber que hay países muy poderosos en el mundo para los que esta cuestión es decisiva. la principal. Si no lo tenemos bien resuelto, no nos ayudarán nada y nos darán la espalda. y hablo de países muy poderosos que me lo han dicho directamente”.

Curiosísima esta evolución en el discurso del líder de CDC. ” Realpolitik “, se podría llamar. Es cierto que hay una docena de países que no tienen fuerza militar propia, pero se trata de casos como Samoa, Kiribati, Micronesia y Costa Rica. O Andorra. Pero en la gran mayoría de países del mundo, la normalidad es tenerlo. Incluso estados pequeños del entorno europeo como Dinamarca, Suiza, Islandia, Noruega o Luxemburgo, por ejemplo, tienen fuerzas militares proporcionales a sus tamaños. Y con modelos totalmente alejados de toda la caspa asociada al ejército español.

Realizada esta constatación, sería el momento de iniciar el debate político desde el campo independentista. Dar ‘inputs’ que, en este campo, Cataluña también aspira a ser modélica. Incluso, quien sabe, con fórmulas alejadas del belicismo tradicionalmente asociado al ejército, hay quien propone. Y, para encarrilarlo serenamente, la nueva CDC debería dotarse de una sectorial de Defensa para debatirlo. Como también deberían tenerla ERC, Demócratas, MES o la CUP -seguro que en Poblo Lliure hay materia gris suficiente. De hecho, es sintomático que los únicos políticos independentistas que pueden tener algo que decir sobre defensa son los integrantes de la comisión homónima que hay en el Congreso: Gabriel Rufián, Miriam Nogueras o Jordi Xuclà. Aquello es un Estado. Esto de aquí, no.

EL MÓN