Siria: los alauitas hacen limpieza de suníes y preparan un mini Estado propio

La matanza de manifestantes pacíficos en Siria no se detiene. Pasa del millar de muertos y nadie hace nada más que mirarlo, algunos formulan condenas verbales como máximo. El régimen baasista del presidente Assad tiene licencia (internacional) para matar.

Ahora bien, este régimen está basado en la minoría religiosa de los alauitas (12% de los 21 millones de sirios), que son una rama de los musulmanes chiítas.Las últimas informaciones procedentes del Líbano -ya que la prensa internacional no puede entrar en Siria- indican que los movimientos de las fuerzas militares del régimen parecen destinadas a crear una zona territorial “limpia” por los alauitas, y por esta razón se estarían produciendo en las últimas semanas desplazamientos masivos de la población suní, parte de la cual se refugia en la vecina Turquía. La represión de los cientos de miles de manifestantes pacíficos que piden democracia va acompañada de una política de limpieza de suníes en favor de los alauitas.

En teoría, el régimen de Siria está dirigido por el partido Baas, socialista y nacionalista árabe. En la práctica, la minoría religiosa alauita tiene el control político y domina las fuerzas armadas, bajo la dirección de la familia Assad. El actual presidente es hijo del anterior y, por tanto, podemos hablar de una dinastía de poder bajo la capa del socialismo y el nacionalismo árabes. Hermanos, cuñados, yernos y otros familiares del presidente forman parte de la cúpula dirigente económica, política y militar. Todos son alauitas, como la gran mayoría de los altos funcionarios y mandos militares, en un país de mayoría suní.

La población de Siria es árabe excepto un 10% que es kurda -lo que representa cerca de dos millones-. Como el régimen es nacionalista árabe, este privó de su nacionalidad a unos 300.000 kurdos. En varias ocasiones -a veces incluso aprovechando un partido de fútbol- esta población se ha sublevado y ha sido reprimida. En cambio, hay otras minorías como los cristianos (10% de la población) y drusos (8%), otra rama de los chiítas, todos ellos árabes, que han sido tratados como aliados de los alauitas, es decir, del régimen.

 

La táctica de la limpieza étnica

El hermano del presidente, Maher Assad, dirige una serie de unidades militares formadas casi exclusivamente por alauitas, que son la guardia pretoriana del régimen y las encargadas de la represión más dura. Son estas unidades las que están haciendo la limpieza de suníes en las zonas fronterizas con el Líbano y Turquía para crear, en la franja costera del país y las montañas que la rodean (la región de Jabal Ansariya), una zona de seguridad para la población alauí.

Las operaciones militares consisten en bombardear las poblaciones suníes diciendo que hay grupos armados para que la gente huya y, antes de que los militares ocupen estas poblaciones, bandas armadas de alauitas expanden el terror (violaciones, saqueos, destrucción de cosechas …) para acabar de vaciarlas de suníes, según informan testigos de la gente que ha huido a Turquía. Es una táctica muy parecida a la que usaron los militares serbios a las órdenes del presidente Milosevic en la antigua Yugoslavia para hacer la limpieza étnica de regiones enteras de Bosnia y Croacia, para poder anexionarse a Serbia.

 

Ahora bien , a lo largo del tiempo los alauitas han ido migrando hacia las grandes ciudades del país (Damasco, Hama, Homs, Alepo), de mayoría de población suní, y en las ciudades de la costa viven muchos suníes. El régimen podría estar preparando una especie de mini Estado alauí, por lo que ha distribuido armas en los pueblos donde viven los alauitas. Pero los manifestantes que piden democracia han evitado en todo momento caer en provocaciones de carácter comunitario y los jóvenes que quieren un cambio de régimen son de todas las religiones y etnias (árabes y kurdos, suníes, drusos, cristianos y alauitas).

 

Turquía teme el contagio

Esta política está causando inquietud en Turquía porque la aparición de un mini Estado alauí en sus fronteras estaría vecino a su provincia de Hatay (Alexandretta para los sirios), donde viven unos 400.000 alauitas árabes. Esta región turca habitada por árabes ha sido reivindicada durante muchos años por los sirios como territorio propio. Y si los kurdos de Siria también formaran un mini Estado, harían crecer las dificultades que Turquía ya tiene con su minoría kurda (unos 15 millones de personas). La estrategia del régimen baazista-alauí consiste en intentar dominar todo el país con la represión, pero si esto no fuera posible, poder replegarse en la zona alauí (¿una nueva Libia?).

Este régimen, que podemos calificar de estalinista , es irreformable, cualquier cambio en el poder político y financiero sería fatal para su continuidad y, por ello, está dispuesto a seguir matando. No hay riesgo de que el régimen sufra una intervención internacional con el objetivo de pararle los pies. La mayoría de gobiernos piensan que es mejor malo conocido que bueno por conocer, y ya les resulta bien la continuidad del presidente Assad, su familia y su minoría religiosa. Ha quedado claro, pues, que utilizarán todas las armas de que disponen para acabar con la oposición.

Han cerrado las fronteras a los periodistas de todo el mundo y no retroceden ante nada, ni ni por ridículo. Un ejemplo ha sido la cadena de televisión pública que ha dado imágenes de los manifestantes diciendo que festejaban el retorno de las lluvias después de una época de sequía, o la declaración de un miembro del régimen según el cual agentes provocadores se esconden dentro de los ataúdes de las víctimas de las manifestaciones para salir y disparar contra quienes van al entierro, o la explicación de un diario del gobierno afirmando que agentes provocadores reciben las órdenes codificadas con las cifras que aparecen en el boletín meteorológico de la cadena de televisión Al Jazzira. Todo ello no hace más que sacar más gente a la calle para pedir el fin del régimen.

 

Publicado por Tribuna Catalana-k argitaratua