¿Se lo creen o es cinismo?

Se hace difícil pensar que alguien que ya se afeite y que estos últimos dos años o tres haya observado el debate político en nuestro país se pueda creer que se podrá hacer un referéndum pactado con España si no obliga a ello la comunidad internacional. También parece imposible que nadie que haya aprendido a contar -nada, sumas sencillas de dos cifras- pueda proponer una reforma del Estado español con resultado positivo para la soberanía de los catalanes. Propuestas de este tipo sólo pueden venir de un creyente. Es decir, de alguien que tiene una fe ciega más allá de todos los datos y pruebas terrenales.

También podría ocurrir que se tratara de aquel fenómeno del que acaba de llegar y piensa que, si lo que él quisiera no se ha conseguido, es porque los que había antes no lo hacían bien. Son los ‘salvapatrias’, los héroes creídos que les parece que son capaces de hacer lo imposible. Lo que nadie más ha conseguido nunca.

Cuando escucho la tropa de los Rabell-Coscubiela pienso todo esto. ¿De dónde han salido? ¿Cuánto tiempo han pasado encerrados en una madriguera sin ver la luz del sol? ¿Qué han hecho todos estos años, de 2010 a esta parte? Ya sé que no es obligatorio ir a ver las movilizaciones del Once de Septiembre, ¡pero si te quieres dedicar a la política vale la pena ver el Tele Noticias de aquella noche! ¿Cómo se hace para borrar todos los pasos que se han dado para obtener un referéndum como el de Escocia? ¿Cómo se consigue hacer como si no hubiera unas querellas de España contra los que pusieron las urnas para que la gente pudiera votar? ¿Es posible hacerlo?

No creo que no sepan todo esto. Aunque tengan más interés por otras cosas, seguro que saben cómo hemos llegado hasta aquí. Seguro que saben contar para ver que tan sólo uno de los cuatro partidos españoles grandes podría llegar a permitir un referéndum sobre la independencia en Cataluña. Seguro que ven que antes se pondrán de acuerdo todos los demás para impedirlo. No deben querer que esperemos una mayoría absoluta de Podemos, ¿verdad? ¿O es que les parece que mientras hagan ver que todo es posible rascarán unos cuantos votos más, ahora que seguramente volverá a haber elecciones?

Ayer el presidente Puigdemont respondió a Rabell en el parlamento con mucho acierto. La estrategia del palo y la zanahoria ya no nos la tragamos. La zanahoria de la reforma de España que puede llegar a permitir un referéndum en Cataluña no se la cree nadie. Bueno, por desgracia todavía se la creen unos cuantos e, incluso, algunos independentistas llegaron a decir que quizás votarían la zanahoria el 20-D.

¿Saben por qué los ataques más feroces contra el independentismo en el parlamento llegan del tándem Rabell-Coscubiela? Porque saben que se encuentran en falso. Que lo que dicen que defienden no se aguanta de ninguna manera. Que no hay argumentación posible que lo sostenga. Y eso les hace ser más beligerantes que nadie contra aquellos que son la demostración histórica del fracaso del sueño catalán de cambiar España. Sólo nos podemos hacer una pregunta: ¿lo creen o es cinismo?

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