Manuel Clavero Arévalo: “Cataluña ha hecho un mal uso de la competencia de educación, debería volver a Madrid”

Quien fue ministro adjunto para las Regiones con Adolfo Suárez y artífice de la idea del ‘café para todos’, hace un repaso a los cuarenta años del Estado de las autonomías, y analiza las respuestas que puede dar Madrid al proceso catalán

Manuel Clavero Arévalo (Sevilla, 1926) nos recibe allí donde ha vivido toda la vida, en la plaza de Cuba de Sevilla, quitando su corta experiencia en el gobierno de la UCD de Adolfo Suárez primero como ministro adjunto para las Regiones y después ministro de Cultura (entre 1977 y 1980). Catedrático Derecho Administrativo y abogado, es el artífice del famoso ‘café para todos’, si bien deja claro que la idea base ya estaba recogida en la Constitución. Su casa es también su despacho de abogado, donde aún recibe algunas visitas profesionales. Cordial, pregunta por la CUP y la investidura de Mas, y recuerda que el Tribunal Constitucional ha anulado la resolución independentista del Parlamento de Cataluña.

 

-El Estado de las autonomías es, en parte, una idea suya. Miguel Herrero de Miñón y usted mismo redactaron el artículo 151 de la Constitución en su domicilio de Madrid, cuando usted era ministro adjunto para las Regiones. ¿Cuál era la intención de este artículo, que en principio ofrecía más autogobierno a las comunidades que lo pidieran?

-Mi intención era que Andalucía no fuera menos que Cataluña, País Vasco y Galicia. Mi tierra debía tener los mismos derechos, y como Andalucía, cualquier otra comunidad. Convencí a Adolfo Suárez de que teníamos que establecer un procedimiento especial, vía referéndum, para las comunidades que quisieran más autonomía de la que ya se les concedía a todos. Había que hacer un referéndum en cada provincia, y el sí debía superar el 50% del censo, y hacerlo en todas las provincias.

 

-Se hizo el referéndum y no lo consiguieron, porque en Almería, si bien ganó el sí, no con un 50% del censo. ¿Cómo es que Andalucía acabó teniendo más autonomía por la vía del artículo 151, si no se ajustaba a las reglas del juego?

-Propuse repetir el referéndum sólo en Almería, y que fueran a hacer campaña Adolfo Suárez y Felipe González y estaba ganado. La ley orgánica reguladora de referendos no lo prohibía, porque, de hecho, era un caso no previsto ni regulado. Pero finalmente se llevó a votación al Congreso, y perdimos. Adolfo Suárez se dio cuenta de que esto empezaba a ser un problema, y finalmente acordamos que todos los diputados y senadores de Almería dijeran que sí, y entonces se podría aplicar artículo 151. Y Suárez dijo que lo explicáramos en una rueda de prensa, pero con la condición de que yo no participara en aquella rueda de prensa. ¡Acepté, claro!

 

-Usted quería que territorios con identidad nacional no tuvieran privilegios sobre otras regiones. De ahí el famoso ‘café para todos’.

-Exactamente, se trataba de igualar en derechos regiones y nacionalidades.

 

-¿Para aguar las nacionalidades?

-La Constitución proclamaba la igualdad de todos los españoles. Todo el mundo quería tener autonomía, porque si era buena para Cataluña, también lo sería para el resto ¿no? Pero de hecho, la idea de fondo del café para todos va más allá del artículo que redacté. Está contenida en el apartado segundo del artículo 148. “Transcurridos cinco años y mediante la reforma de sus estatutos, las comunidades autónomas podrán ampliar sucesivamente sus competencias dentro del marco establecido en el artículo 149”. A partir de aquí, la idea era que las comunidades no fueran todas en masa a pedir más autonomía, porque habría sido un caos.

 

-A su entender, ¿el modelo del Estado de las Autonomías sigue siendo un modelo de organización territorial válido?

-El Estado de las autonomías ha sido un éxito. A día de hoy, no hay ninguna alternativa válida y óptima para sustituirlo. Desde el punto de vista territorial, este sistema da respuesta a la realidad de España.

 

-¿No cambiaría nada, del sistema actual?

-Hay varias cosas que se podrían cambiar, siempre y cuando tuvieran el consenso de todas las autonomías, como por ejemplo, el sistema de financiación. Habría que buscar un sistema que mantenga la solidaridad y que, en aquellas comunidades en las que hay más riqueza, y la utilizan bien, se les tenga en cuenta esta mayor capacidad económica con una solidaridad más razonable. Y en cuanto a la educación, sí quisiera hacer algún matiz.

 

-Adelante.

-En Cataluña, la educación ha sido un instrumento de catalanización, y el hecho de tener la competencia de educación transferida es uno de los motivos por los que ha crecido la voluntad independentista.

 

-¿Significa que usted plantearía retirar las competencias de educación en Cataluña?

-Siendo muy sincero, sí. Mucho me temo que la educación se ha utilizado con fines distintos de los educativos. Cataluña se ha hecho un mal uso de la competencia de Educación, y en este sentido debería volver al gobierno de Madrid. Ahora bien, si se le retira la competencia a Cataluña, se le debería retirar a todos con una reforma de la Constitución. Algunos aspectos de la educación, como historia del arte, quizás no haría falta recentralizarlos, pero la historia, en cambio, es un caso clarísimo, porque se presta mucho a manipulaciones. En Cataluña, y lo saben muy bien, no se ha permitido que los alumnos que quieren estudiar en español lo puedan hacer. El dinero de todos se han de gastar en estos alumnos, y la Generalitat no lo ha hecho.

 

-Si un alumno pide que la clase se haga en castellano, ¿el resto han de estudiar en castellano?

-Yo creo que sí. Invoco la Constitución, que establece que el derecho a la educación de los hijos menores corresponde a los padres, y si los padres lo piden, se atenderá.

 

-Es evidente que usted no encuentra diferencia entre Cataluña y Murcia, por ejemplo.

-Es una comunidad autónoma. En el Estatuto de Autonomía impulsado por Pasqual Maragall se decía que Cataluña es una nación, lo cual se eliminó, porque no es una nación. Ahora bien, habría que estudiar si puede recibir un trato singular en aspectos como la cultura y la lengua. Admiro a Cataluña por su historia, su lengua y su cultura, y ha tenido una industria textil de primera categoría, y esto la hace ser la región más europea de España.

 

-¿Tiene usted alguna solución para Cataluña dentro del estado de las autonomías?

-El problema de Cataluña debe resolverse con competencias que la satisfagan, pero, y aquí está la clave, que no se perjudique el resto de comunidades, y sobre todo, que sea aceptado por el resto de comunidades. No puede haber ningún trato de favor.

 

-Lo pone muy difícil, señor Clavero.

-Pero es lo que hay. Cataluña es uno de los grandes problemas de España, pero no se puede resolver dándole todo lo que quiera y perjudicando a los demás españoles.

 

-¿Es partidario de mantener el concierto económico vasco?

-El concierto implica una desigualdad manifiesta, pero está recogido en la Constitución. Desde un punto de vista de la igualdad de todos los españoles, yo lo suprimiría, pero hay que tener en cuenta otros factores, como que quitarles el concierto económico no sería una solución política, sino que generaría más enemigos al Estado.

 

-Usted impulsó un referéndum en Andalucía para preguntar a los ciudadanos si querían más autonomía o no. ¿Por qué Cataluña no tiene derecho a hacer un referéndum?

-Un referéndum separatista no se puede hacer de ninguna manera. En Escocia, la constitución lo permitía, pero la nuestra no. No hay ninguna discusión en este sentido.

 

-¿Cóomo le explicaría usted a un extranjero que en Cataluña, donde no hay violencia y se vota democráticamente, el Estado prohíba un referéndum democrático?

-Les haría leer el artículo segundo de la Constitución española.

 

-El PSOE y Podemos proponen un modelo alternativo, de corte federal. ¿También es inconstitucional?

-El PSOE ve en el Estado federal una solución para Cataluña, pero entonces también tienes que convertir el resto de comunidades en comunidades federales. Veo muy difícil que Cataluña se conforme con ello. Sin lugar a dudas, quiero un Estado de las autonomías.

 

-¿Ni se imagina una España federal?

-Ni se la imagina el PSOE, que no es capaz de definirla. La única constitución que lo ha recogido es la de la Primera República, de 1873, que no llegó a ser aprobada por las Cortes y que desató varios episodios de violencia. He estudiado a fondo aquella constitución, donde por cierto, se hablaba de estados y los enumeraba a todos, o sea, ‘café para todos’.

 

-Cuarenta años después, ¿la Constitución es intocable?

-No, hay unas reglas para reformarla. Si se reformaran determinadas partes de la Constitución, se crearían problemas importantes para España. Por ejemplo, con el federalismo que propone el PSOE.

 

-¿Qué tipo de problemas?

-La historia nos demuestra que la república federal fue un fracaso, y el federalismo sería un fracaso en España. La Constitución española proclama la solidaridad, entre ricos y pobres y entre comunidades, y esta solidaridad debe mantenerse. Ciertamente, no tenemos garantías de que el federalismo sea solidario.

 

-¿El Estado debe utilizar todos los mecanismos disponibles en la Constitución para detener el independentismo, como ha asegurado Rajoy?

-Sí, pero en medida proporcional. Incluyendo la retirada de competencias, como he señalado en el caso de educación. En condiciones normales, lo que ha sido transferido a Cataluña y que está recogido en la Constitución, si Cataluña cumple su parte, no se debe tocar. Ahora bien, si Cataluña continúa con la amenaza soberanista, estamos en otro escenario.

 

-¿Incluida la aplicación del artículo 155 de la Constitución, tan invocado últimamente?

-Debe ser un recurso de última instancia. Pero sobre todo, debe quedar claro que el 155 no permite la supresión de la autonomía, sino que si una comunidad hace actos en contra del interés nacional, se pueda advertir a esta comunidad. Si persiste, el Senado insta al Gobierno a tomar las medidas necesarias para resolver el problema. Es una intervención, no una suspensión de la autonomía.

 

-¿Y si Cataluña forma un gobierno independentista e inicia un proceso de separación?

-Si no hay más remedio, la aplicaría, claro. A mí, el 155 me parece un artículo tímido, porque no contempla la supresión de la autonomía.

 

-A su juicio, ¿habría hecho falta un artículo que contemplara la supresión de una autonomía?

-Yo defiendo lo que dice la Constitución aprobada y que yo voté…

 

-¿La unidad de España se ha de defender por todos los medios, incluida la fuerza?

-Sí, es una obligación que está establecida en la Constitución. Consta en el artículo primero de la Constitución, ya saben ustedes. La Constitución fue redactada también por ponentes catalanes y se aprobó ampliamente por referéndum en Cataluña.

 

-¿Se puede llegar a este extremo?

-Espero que no den motivo. Yo no quisiera hacerlo, a no ser que se produjeran unas circunstancias muy graves.

EL MÓN