Livingstone, el alcalde modelo

Las noticias son muy recientes. Se refieren a dos importantes apuestas que el Ayuntamiento de Londres, con su alcalde, Ken Livingstone, a la cabeza, se ha comprometido, en estos comienzos del 2008, a impulsar. Las medidas persiguen, de una manera más activa y comprometida aún, poder luchar por la calidad del aire de la capital inglesa y, a su vez, contra el cambio climático del planeta entero. Todo un ejemplo para que nuestras capitales y alcaldes abandonen la desidia que las caracteriza en esta lucha y se pongan a trabajar, en serio, en reducir las emisiones contaminantes, que tanto afectan a la calidad del aire de las ciudades, y, al mismo tiempo, reducir las emisiones de CO2 que los vehículos causan y emiten a la atmósfera, contribuyendo así al calentamiento global del planeta. El primer plan persigue convertir a Londres en una ciudad donde se respira aire sano.

En efecto, la capital inglesa que, para reducir el tráfico y la contaminación atmosférica y los ruidos, ya implantó el peaje en los accesos a Londres y la famosa multa “Congestion Tax” para los vehículos atrapados en un atasco de tráfico, quiere contar también con la mayor área de bajos niveles de emisiones, a nivel mundial. Además de la lucha contra el cambio climático, Londres persigue mejorar la calidad del aire de las ciudades. Para ello, a los camiones que circulen en torno a la capital del Reino Unido se les impondrá una multa de hasta 200 libras por día (267 €/d). Esta iniciativa está siendo observada muy de cerca por Bruselas ya que la Comisión está considerando actualmente medidas para que el transporte en las ciudades europeas sea sostenible.

Este plan ha comenzado el pasado 4 de febrero de 2008 y funcionará las 24 horas al día, siete días a la semana. Inicialmente, sólo se aplicará a los grandes camiones diesel de más de 12 toneladas de peso.

Una cámaras en torno al área considerada comprobarán sus matrículas, gracias a las tecnologías que se utilizan para la visión artificial, una vez digitalizadas se contrastarán con una base de datos de los vehículos registrados y se comprobará si satisfacen los límites europeos en cuanto a emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) y partículas sólidas, dos contaminantes de los gases de escape que son muy graves para la salud y que crean serios problemas ambientales.

Aquellos camiones que superen los límites serán multados todos los días mediante el pago de 267€ más un recargo de 1.333€, en el caso de no paguen pronto la multa. Los conductores de camiones extranjeros también tendrán que efectuar el pago de la multa a menos de que, con antelación, estén registrados como vehículos que cumple con las normas exigidas. En julio de este año, estas medidas se extenderán a los autobuses y autocares y, en octubre de 2010, a las furgonetas y los microbuses.

La oficina responsable del Ayuntamiento para el transporte de Londres, Transport for London (TfL), que está ejecutando un proyecto de 65,3 millones de euros, considera que con este plan se mejorará la calidad de vida de los londinenses y se reducirá el número de personas que sufren asma, enfermedades cardiovasculares y otras afecciones que reducen las condiciones de salud. De igual modo, los costes por asistencia sanitaria se podrán reducir unos 333 millones de euros al año.

En muchas ciudades europeas, entre ellas Londres, los niveles de emisión de partículas se encuentran por encima de las normas de la UE. Se considera que la calidad del aire de la capital inglesa es la peor de las ciudades de Gran Bretaña y una de las peores de Europa. Los alcaldes tienen la obligación legal de adoptar medidas que persigan el cumplimiento de los objetivos de calidad del aire que establece la Unión Europea y que tienen por objeto proteger la salud humana.

Sin embargo, muchos transportistas de camiones son muy críticos con las medidas que incorpora el plan. Los transportistas consideran que el plan conseguirá muy poco más sobre lo que se hubiera logrado con un mejor rendimiento de los motores de automoción, tanto de coches como de camiones. Algunos responsables del tráfico sostienen que, en el Área Metropolitana de Londres, la mayor contaminación debida al tráfico la producen los coches y que el plan es injusto pues no se aplica a los automóviles.

Actualmente, setenta ciudades repartidas por ocho países europeos, donde destacan principalmente ciudades de Noruega, Holanda y Alemania ya tienen o están planeando crear también su área de bajos niveles de emisiones. El Plan de Londres, que comprende un área de una extensión de 1.577 km2 y que está habitada por 7,5 millones de personas, será, con diferencia, “la más grande del mundo”.

A nivel de la UE, la Comisión es consciente de que el tiempo apremia y que no podemos esperar a que, voluntariamente, el resto de ciudades europeas decida imitar a Londres. Por ello, está preparando un paquete de medidas encaminadas a implantar el transporte sostenible en todas las ciudades europeas.

La bici como modo de transporte popular

El segundo plan tiene que ver con el uso masivo de bicicletas que se intenta impulsar desde el propio Ayuntamiento.

Londres adoptará un plan de alquiler de bicicletas, similar a la iniciativa popular que París está llevando a cabo. La consecución de este ambicioso plan conlleva un importante gasto de 470 millones de euros, en diez años, en equipos e instalaciones para uso y alquiler de bicicletas.

De igual modo, se considera también al plan, como parte de una serie de medidas ambientales que, en los próximos días, crearán un parque de 6.000 de bicicletas que se podrán alquilar en puntos situados cada 300 metros, por todo el centro de la ciudad.

Londres, que representa el 7% de la población de Gran Bretaña el cambio climático y contribuye en parecida proporción a las emisiones de CO2, se encuentra a la vanguardia de las principales ciudades de todo el mundo en su lucha contra el cambio climático y el calentamiento global. Para el año, 2020, la capital inglesa persigue planes para reducir las emisiones de dióxido de carbono en un 60%.

El plan de París permite a los potenciales usuarios de este modo de transporte que, mediante el pago a través de una tarjeta electrónica, puedan tomar una bicicleta, de un determinado punto de alquiler, y devolverla en otro punto situado en cualquier lugar de la ciudad. La bicicleta ha demostrado ser un modo de transporte también popular que está transformando el tráfico de la capital francesa desde que este sistema de transporte entró en funcionamiento en julio de 2007.

El alcalde Ken Livingstone comenta con orgullo que se trata de la mayor inversión en ciclismo de la historia de Londres, lo que significa que miles y miles de londinenses, turistas y visitantes de otras poblaciones podrán andar en bici con entera confianza de que los carriles para bicis les permitirán llegar, de manera rápida y segura, a cualquier lugar de Londres.

Gracias a este plan, se podrán lograr cerca de un 20% del ahorro de emisiones de CO2 previsto para el año 2025. Otros aspectos del plan incluyen nuevos carriles bici y zonas exclusivas ciclo y más plazas de aparcamiento de bicicletas en estaciones de metro en toda la capital.

Livingstone, que se presenta a la reelección en mayo, plantea un modelo sostenible de ciudad para Londres -donde se incluye, a su vez, el ahorro y la eficiencia energética y el consumo y producción de energías renovables- como uno de los principales temas de su campaña. En el sector del transporte apuesta porque el 5% de un total de 1,7 millones de viajes que, diariamente, se realizan en Londres, lo sean en bicicleta para el 2025. A partir de octubre de 2008, este revolucionario e inagotable alcalde londinense pretende que los coches atrapados en atascos de tráfico por el centro de Londres y tengan que pagar las multas que se imponen aplicando la normativa de tráfico “Congestion Tax” pasen de pagar 8 libras/día (11 euros/día), que se pagan hoy, a 25 libras/día (33 euros/día). Por último, Ken Livingstone, pretende llevar a cabo un plan que obligue a todos los edificios municipales de Londres a dotarse de nuevos filtros y equipos que permitan reducir sensiblemente sus emisiones de CO2. ¡Amigo Ken!, deseo con toda mi alma que ganes las próximas elecciones municipales por el bien, no sólo de Londres, sino de toda la humanidad entera.