Que esto esta vez va en serio, hay poca gente que lo pueda negar. Siempre habrá alguien que lo haga, evidentemente. Me gusta recordar que unos independentistas eslovenos que conocí, cuando en su país proclamaron la independencia, iban en contra porque no era de fiar. El mundo es así y no es de extrañar que también entre nosotros haya gente así. Pero, con las debidas excepciones, me parece evidente que la mayoría de la población, una gran parte de los ciudadanos, ha entendido que ahora nos encontramos en una situación completamente diferente de las anteriores.
Y esto es en buena parte porque la clase política catalana ha dado pasos mucho más que notables estas últimas semanas. Por ejemplo, creando una lista en la que no controla a quienes después votarán el parlamento -¿quien tendrá el valor de decir a Lluís Llach, por ejemplo, que vote algo que él no vea clara? O bien anunciando un gobierno de unidad que ya de entrada renuncia a gobernar durante cuatro años. Y no hablemos de la unidad lograda entre fuerzas que no tienen casi nada en común. O de la implicación de buena parte de la ciudadanía en las dos listas del sí.
Ahora, el domingo por la noche, en la entrevista que una periodista de La Sexta hizo a Artur Mas, escuché la frase que me faltaba oír, y que creo que era necesaria. La frase que me parece que da la medida de la conciencia que ahora los políticos catalanes, los partidarios del sí, tienen el momento en que nos encontramos.
Fue cuando se hablaba de Europa. Mas dijo que era evidente que los otros estados europeos preferirían siempre no tener que encarar el problema de Cataluña. Pero añadió, y es eso lo que me llamó la atención y me pareció destacable, que precisamente Cataluña debía forzarlos a afrontarlo. Encararlos con la realidad de nuestro país y obligarlos a pronunciarse, tras el paso que tenemos que hacer nosotros.
Se me hace difícil imaginar una posición más en las antípodas del famoso ‘pájaro en mano’. Se acabó, pues, el hacer cumplidos, se ha terminado de ir con pies de plomo para no hacer ruido, se ha terminado de conformarnos a negociar e ir tirando, se acabó todo lo que fue en definitiva la marca viva del autonomismo. Ahora nosotros seremos un problema, el problema, y precisamente porque sabemos cuál es la solución y queremos conseguirla no rehuiremos el debate ni nos conformaremos con mimos interesadas, con declaraciones de palabre y basta.
Ya sé que sólo es una frase en una entrevista, pero hasta ahora no lo había dicho nadie de esta manera tan contundente y con tanta carga política. Y es por eso que la destaco. Porque me parece que así, hablando tan claramente y haciendo las cosas que se van haciendo, vamos realmente bien. Muy bien.
