Jordi Graupera: “La independencia es un problema de orden público, no militar”

 

ENTREVISTA a uno de los dos líderes del nuevo partido, ‘Alhora’, que será la cuarta candidatura independentista en las elecciones al Parlament del 12 de mayo

Es la mitad del tándem que encabeza ‘Alhora’, el nuevo partido que lidera conjuntamente con Clara Ponsatí. Hasta esta semana eran aspirantes a ser el cuarto espacio independentista, en rivalidad con la lista cívica que impulsaba la Assemblea Nacional Catalana (ANC), en unas elecciones al Parlament que debían ser a principios del próximo año. Entre este miércoles y este sábado, ‘Alhora’ se ha encontrado de repente ante un sprint para llegar en condiciones a unas elecciones anticipadas para el 12 de mayo y sin rival, ya que la lista cívica ha caído. Jordi Graupera (Barcelona, ​​1981) habla de todo ello en esta entrevista: debía hacerse el miércoles, se aplazó al jueves y se ha completado este sábado, una interioridad que no tendría importancia si no reflejara la coctelera que ha sido la política catalana esta semana. Graupera es el hombre que en 2019 se quedó fuera del Ayuntamiento de Barcelona, ​​por poco, con la candidatura de Primarias, y que fue señalado como culpable de fragmentar el voto independentista. Cuatro años y medio después, admite que se las hicieron pasar “un poco putas” pero asegura que se ha “levantado”. Y se plantea lo que iba a ser el acto de presentación de su proyecto, una conferencia en el teatro Borràs con entrada de pago –con las entradas para la primera sesión agotadas en dos días–, como el primer acto de campaña.

-No sólo cobran por un mitin, un tipo de acto que el tópico dice que se llena montando autocares y regalando bocadillos a los asistentes, sino que agotan las entradas enseguida y ya han vendido la mitad del aforo de la segunda sesión. ¿Por qué cobran entrada y por qué creen que la gente paga por asistir a la presentación de un partido?

-Cobramos por tres motivos. Primero, porque esto es un movimiento político que deberemos financiar entre todos. No existen ni subvenciones públicas ni grandes donantes privados. Esto ya ocurrió con Primarias, en las que el 80% de las donaciones eran de menos de 20 euros. Éste será la tónica de este movimiento político. Si hay bastante material de todo tipo para salir adelante, lo logrará, y si no, no. Segundo motivo, porque es una forma de saber si hay suficiente apoyo o no. Si acabamos teniendo 1.400 personas, ya llevamos mil, que están dispuestas a pagar 12 euros por el acto, significa que hay 3.000 o 4.000 que vendrían gratis. Es una forma de tener información sobre el compromiso disponible para la gente. Y tercer motivo, porque las ideas y proyectos tienen costes. No sólo los materiales del momento, sino del esfuerzo. Está bien este cambio cultural de decir que la política no es algo gratis, es algo que hacemos entre todos. Ahora, admito que no pensábamos, ni en broma, que venderíamos las entradas tan rápidamente.

-Pero ¿por qué creen que ocurre esto? Porque en los últimos años la política se ha devaluado, o la gente considera que se ha devaluado. En este contexto, ¿qué significa que esté dispuesta a pagar 12 euros?

-Significa que hay un tanto por ciento del país que tiene ganas de que aparezca algo nuevo. Y como nuestra propuesta está planteada en términos de escuchar, hay suficiente gente en el país dispuesta a abrirse a esta posibilidad. Yo hago una metáfora que a mucha gente no le gusta porque es algo cursi, pero creo que políticamente la gente tiene el corazón roto. Cuando te rompen el corazón, desconfías de todo, no quieres volver a enamorarte y quizás busques opciones pragmáticas. Y nuestra misión es convencer a la gente de que vale la pena cerrar esta herida y que se atrevan a volver a comprometerse con algo. Esto cuesta mucho. Pero es evidente que si existe esta alternativa, si es robusta, hay gente suficiente para lanzar el proyecto adelante. En los últimos 6 u 8 meses, Clara y yo nos hemos visto con mucha gente.

-¿Ya con la idea de lanzar una candidatura para las elecciones?

-Estábamos explorando. Yo estaba convencido desde hace mucho tiempo de que era necesario esto. Pero queríamos saber qué material había en el país, qué voluntad. Y nos hemos encontrado con mucha gente que nos decía ‘hacedlo’. ‘Hacedlo vosotros’, no ‘hagámoslo’. Esto te hace plantear qué significa liderazgo político. Abrir una opción nueva en Cataluña da un cierto miedo a la gente, por muchas razones. Hay un punto de agresividad cuando intentas meter el pie, lo viví en Primarias.

-De hecho, Alhora presenta un espíritu muy parecido al de Primarias.

-En el sentido de que es una opción rupturista ante los partidos, sin lugar a dudas. Pero también hemos aprendido de las cosas de Primarias que menos funcionaron, que deben corregirse.

-¿Cómo cuáles?

-Todas las cosas que no funcionaron en Primarias, hay algunas que tienen que ver conmigo como candidato. He escuchado qué es lo que la gente no quiso y por qué. Pero en todo este proceso de vernos con gente, te das cuenta de que liderazgo significa enviar la señal de que tú estás dispuesto a romperte la cara, que estás dispuesto a lanzarte la piscina sin saber si hay agua. Es la conclusión a la que llegamos con Clara. Lo que debemos hacer es lanzarnos.

A mí me las hicieron pasar algo putas después de las municipales. El sistema es muy bueno cerrándote puertas. Pero he aprendido que todas estas capacidades que a veces me dicen que tengo, que a veces me lo dicen para llamarme soberbio, y a veces para decirme listo, quizás no sirven para liberar al país o para ganar unas elecciones por mayoría absoluta. Quizá no sirvan ni para entrar en el Parlament. Pero sirven para levantarme cuando me tumban.

Han pasado cuatro años y me he levantado. El miedo que tiene la gente se sostiene sobre la creencia de que le arruinarán la vida si fracasa. Y mi gran descubrimiento es que no, que no nos juguemos nada que no se juegue alguien que abre un diario digital, una librería o un bar. Es el clic mental de hacerlo, porque es nuestro deber, porque el país lo necesita. La razón por la que lo hacemos es para cambiarlo todo, pero es motivo suficiente que dentro de unos años echemos la vista atrás y no se pueda decir que a todo el mundo ya le parecía bien lo que pasaba y nadie hacía nada. No nos gusta lo que está pasando y debemos hacer algo.

-Falta que la gente responda.

-Si la gente lo quiere, fantástico, el país empezará a dar la vuelta. Si la gente no quiere, esto es una democracia, nos vamos a casa.

-¿Cuáles son las cosas de usted mismo que dice que ha cambiado?

-Cuesta mucho expresarlo. No son cosas tangibles. Por ejemplo, volví de Estados Unidos y hacía 15 años que hacía periodismo político y creía conocer la política catalana. Y no la conocía. Hay un submundo en la política catalana que no se ve de entrada. Y, después, he tenido que entender que, aunque a mí me gusta mucho discutir con la gente, la batalla dialéctica, porque es fácil para mí, respetar a los demás también es jugar en su campo, con sus armas. He tenido que darme cuenta de que no es tan importante ser el tipo que tiene más razón o los datos más precisos, sino que es importante entender por qué hay grandes resistencias que tienen que ver con una intuición que es mucho más sabia que todos los argumentos que tengas.

-¿Y será un candidato diferente?

-Yo soy quien soy y estoy muy reconciliado con quien soy. Pero he entendido que lo que estoy planteando es muy agresivo. Vengo a decir que los partidos existentes deben desaparecer. No puedo quejarme cuando la respuesta es agresiva. El sistema hace lo que puede por defenderse. Y está bien que así sea. Mi trabajo es ganar sin embargo y no quejarme porque el campo hace cuesta arriba. Yo he elegido jugar en un campo que sube. Podría haber elegido entrar en un partido político y he decidido no hacerlo. La forma en que he planteado mis intervenciones políticas en el país en los últimos años siempre tienen más posibilidades de fracasar que de tener éxito. La ley electoral española está pensada para generar estabilidad. Por eso el PP y el PSOE son tan fuertes, a pesar de todo.

-Se presentan a las elecciones y dicen abiertamente, al menos usted, que tiene claro que pueden sufrir un batacazo electoral. No es lo que suelen hacer las candidaturas políticas…

-Pero es que no hay nadie idiota en este país. ¿Qué debo hacer? ¿Decir que seguro que salimos adelante? ¿Por qué? ¿Para demostrar que soy una persona optimista? La oferta que hacemos es muy clara. La gente me conoce lo suficiente para saber qué significa lo que digo. A Clara Ponsatí, la gente la conoce lo suficiente para saber qué significa lo que dice. Si la gente lo quiere, entraremos en el Parlament. Y si a la gente no le convence el proyecto, no entraremos.

-Para ganar debe parecer que puedes ganar. En su caso, ganar significa entrar en el Parlament.

-Sí. Pero también decimos claramente que las posibilidades están ahí. Nosotros, en 2019, sacamos un 3,8% de votos en la ciudad de Barcelona. El umbral de las municipales es un 5%. En las autonómicas es un 3% en cada circunscripción. Si se diera el mismo resultado en la provincia que se dio en la ciudad, entramos con 4 o 5 diputados. ¿Qué precedente tenemos de algo similar? Solidaritat, con Joan Laporta, en su época de mayor prestigio. En 2010 sacó 3,01% a la provincia, 3 diputados. En la ciudad de Barcelona sacó un punto menos que yo, 10.000 votos menos que yo en las municipales. No se puede trasladar una cosa a otra. Pero estos resultados dicen que la provincia está más abierta a discursos nacionalistas de lo que está la ciudad. Está el espacio, no tendremos que inventarlo.

-Anunciaron el proyecto, sin concretar qué querían hacer, planteando una conferencia exploratoria el día de Sant Jordi, para empezar a calentar motores. Era un maratón y ahora se han convocado elecciones y correr los 100 metros lisos. Esto cambia radicalmente el planteamiento.

-Que hubiera elecciones anticipadas era una posibilidad. Nunca habría dicho el 12 de mayo, pero podía ser coincidiendo con las europeas [el 9 de junio] o quince días después. Porque una de las posibilidades que tenía Pere Aragonès era convocar elecciones en el período que va desde la aprobación de la amnistía hasta que se amnistie a Puigdemont.

-Esto es lo que dice Junts…

-Es que esto es verdad. Además, el hecho de que el caso Koldo haya salpicado a Salvador Illa le quita un poco el brillo que podía tener su ‘maratón’ particular. Y si no hay presupuestos, el Govern puede plantear un relato en el que ellos querían algo muy bueno para el país y los demás no por razones partidistas. Cuando hace unos días lanzaron una campaña publicitaria explicando todo lo que ha hecho el Govern, pensé que estaban convocando elecciones. Era una posibilidad. La otra era que quisieran alargar la legislatura al máximo, pero con la sequía se acerca un verano con restricciones y después la gente estará enfadada. El caso es que debemos correr. Pues lo hacemos. Ahora necesitamos 500 voluntarios para recoger sus firmas. Si no los conseguimos, querrá decir que algo falla. Pero en las primeras siete horas de la llamada ya teníamos casi 300. Necesitamos las firmas de un 0,9% del censo de cada provincia. Esto en Barcelona significa 4.000 y pico, unas 5.000 y pico en toda Cataluña, sumando las demás demarcaciones. Nos presentaremos allá donde lleguemos, sin dramas. Esto es un proyecto a largo plazo.

-¿Y el objetivo?

-La ambición es liderar el independentismo en Cataluña. Y gobernar. No queremos ser un ariete, queremos ser el partido central, el primer partido fundado para ello. Poner al Govern y a las instituciones al servicio de liberar al país de los españoles.

-Si no entran en el Parlament esta vez, ¿seguirán?

-Ya veremos, depende de lo que quiera decir no haber entrado. Depende de por cuántos votos nos hayamos quedado fuera, depende de por qué…

-Hasta ahora, parecía que el cuarto espacio independentista sería la lista cívica de la ANC, que este sábado se ha caído de los planes de la entidad porque el ‘no’ ha ganado la consulta. Desde el principio ustedes han dicho que en ningún caso se fusionarían con la lista cívica…

-Desde hace muchos meses digo que es una mala idea. Primero porque la idea de lista cívica se sostiene sobre el concepto de que los políticos son demasiado profesionales y que necesitamos que la gente cívica entre en las instituciones y haga una DUI. Yo creo que el problema es que los políticos son demasiado poco profesionales. Y segundo porque la ANC tiene una misión que no está cumpliendo. La ANC es el lugar donde los independentistas de varios partidos políticos se deben poder encontrar para realizar activismo. Y para digerir la actualidad política y proponer cosas que sirvan para todos, sin condicionar la militancia de nadie. La ANC tiene un trabajo que hacer, que es éste, y no puede hacerlo hasta que haga autocrítica del apoyo que va dando a los partidos del Proceso durante el Proceso.

-Y ahora que los propios asociados han tumbado la propuesta, ¿se plantean unir fuerzas con la ANC de alguna manera, como hicieron en su día con Primarias Barcelona?

-En el caso de Primarias, la ANC acordó internamente extender la idea de Primarias a todo el territorio y firmamos un acuerdo por el que la Asamblea velaba para que el proceso de Primarias en Barcelona fuera neutral, sin que ellos intervinieran ni en la campaña ni en su financiación, contra lo que mucha gente piensa. De todas formas, no creo que la ANC tenga ahora que intervenir en ningún instrumento político y nosotros no haremos ningún acuerdo con la Asamblea. Pero queremos animar a la gente a que creía que hacía falta otra lista para las elecciones, y que ha votado que sí en la consulta, que se sumen a ‘Alhora’ individualmente y que trabajen con nosotros. Y la gente que ha votado que no porque creía que la ANC no era el lugar donde hacer esto, también, que vengan con nosotros a construir un espacio independentista que pueda dar la vuelta a la situación y sacarnos del callejón sin salida.

-Hace un momento ha dicho que el problema no es que los políticos sean demasiado profesionales, sino demasiado poco. Suele hablarse de políticos profesionales para referirse a personas que tienen toda o casi toda su trayectoria laboral en partidos e instituciones políticas. Pero no será este el perfil que quieren…

-No necesitamos que hayan trabajado en la política o en la administración. Quizá sea un poco confuso, pero internamente decimos que buscamos gente que pueda tener vidas interesantes fuera de la política. Que la vida que sea, de labrador, de carpintero, de tendero, de librero, de escritor, de académico, ya les dé una vocación, una motivación. Gente que no necesite la política para tener una vida interesante. Porque si alguien necesita de la política para tener una vida interesante, se envicia, renuncia a las convicciones y a los compromisos para seguir enganchado a la adicción, que es uno de los problemas que tiene claramente nuestra política. Y, por tanto, lo que queremos es gente profesional en lo que hace.

-Junts lleva jugando la carta de Puigdemont desde que se han convocado las elecciones. No está claro si será su candidato, pero podría ser que lo fuera. ¿Hasta qué punto cree que movería el tablero?

-Puigdemont posee una gran virtud y un gran defecto. La gran virtud es que es el president depuesto ilegal e injustamente por el gobierno español. Por eso la gente le llama el president legítimo. Esto hace que, como catalán, tengas ganas de decir a los españoles: ‘No, lo ponemos nosotros y lo quitamos nosotros, no vosotros’. Él es la institución depuesta por el Estado. En este sentido, existe un cierto deber de proteger a la institución. Ahora, tiene un gran defecto, que es el president que ha tenido la oportunidad más clara de liberar al país de España en toda la historia de Cataluña y la derrochó. Y no basta con que diga ‘me equivoqué’. No es suficiente. Me equivoqué debe querer decir ‘dejo paso’. A una nueva generación. Él ya tuvo su oportunidad y pretender que debe tener otra indica que no ha aprendido de sus errores. Todo lo que hemos visto en los últimos años es Puigdemont intentando conservar su espacio político, que ya es lo que hizo que tomara mal esa decisión. ERC y el PDeCAT competían por no ser los traidores, y Puigdemont declaró una independencia que no tenía ninguna intención de proteger.

-¿Qué debía haber hecho?

-Un acto de honestidad con el país y decir ‘no nos esperábamos que ocurriera esto, no nos esperábamos que la gente saliera a votar así, no nos esperábamos que hubiera 3 millones de personas en la calle, no estamos preparados. Vamos a elecciones, tomemos esta fuerza y ​​llevémosla todos juntos para intentar hacerlo’. En vez de ser honesto y hacer esto, fue deshonesto. No sólo se equivocó, fue deshonesto. Y una vez declaró la independencia, en vez de defenderla se fue y dejó que el Estado hiciera al país lo que le viniera en gana. Y lo que está haciendo desde entonces es proteger el espacio político del que es responsable. Lo entiendo, pero esto hace que su discurso esté cada vez más desgastado, cada vez hay menos gente dispuesta a votar este discurso. Cada vez tienen estos partidos más exvotantes que votantes. Si ahora presentan a Puigdemont, prometiendo que vendrá por la investidura cuando no pueden saber si esto será posible, algo que ya prometieron diciendo ‘Si quieres que vuelva president, vota al president’, tiene un punto de ridículo. E indica que el espacio postconvergente no tiene capacidad de generar nuevos liderazgos con ideas frescas. Presentan a Puigdemont y es su gran triunfo. Pues mucha suerte, pero no es solución para el país.

-Las encuestas dicen que volverá a ganar a Salvador Illa y por más margen que en 2021.

-No sé qué va a pasar, puede pasar cualquier cosa. Todo indica que el PSC ha hecho el trabajo de aparecer como un partido anodino al que pueda votar la gente que tiene ganas de votar cosas anodinas, que será mucha ahora mismo, en la parte españolista del país. Porque ya está todo cerrado. Una vez aprobada la amnistía, la rendición es total. E Illa es el candidato de ‘que se note el efecto sino que se note el cuidado’. Ha sido el peor ministro de Sanidad de la historia de España. Gestionó la pandemia infernalmente, no sólo por el número de muertos, sino que salía a las ruedas de prensa con los militares al lado. No hay individuo más autoritario en España. Pero es un señor que ha salido mucho en la tele y calculan que hay un cierto electorado algo pasivo, que vota de forma desapasionada, que le votará. Y creen que sobre este desapasionamiento pueden construir un espacio para pactar con ERC y los comunes.

-Pere Aragonès ha dicho abiertamente que no harán president a Illa.

-Da igual lo que digan. No hay una sola cosa que hayan dicho que después no hayan contradicho en los últimos diez años. La promesa completa es el gran unicornio de la política catalana. El día que la encuentre, aplaudiré. Esquerra Republicana ha construido un discurso ideológico que compra los discursos progresistas estadounidenses. Yo llamo la izquierda de Netflix. Una versión del feminismo, una versión de la diversidad, etc. Nada de esto está anclado en la tradición del país, en las luchas del país, en la izquierda del país, en el republicanismo del país, sino que está anclado en las series que ve la gente en Netflix o en HBO. Y esto ha degradado tanto su discurso que apenas sirve para hablar del país. Lo único a lo que pueden aspirar es conservar un espacio que, de tan vacío, les sirva para hacer algo y lo contrario, según los intereses más inmediatos.

-Una de las cosas de las que se quejan los partidos independentistas con representación es que las candidaturas que van surgiendo, como era la lista cívica y ahora la suya, fragmentan el independentismo y que esto puede provocar voto perdido.

-Si algo demuestran los últimos 10 años de política catalana es que todo voto que ha ido a los partidos independentistas es un voto perdido.

-Voto perdido en el sentido de que no entre en el Parlament. Es lo que ocurrió en 2019 en el Ayuntamiento de Barcelona. La CUP y Primarias quedaron fuera por poco, unos y otros.

-Los partidos independentistas han secuestrado el voto independentista y lo han metido en el Parlament para no hacer nada, en el mejor de los casos. Y, en el peor de los casos, para hacer lo contrario de la intención de ese voto. Todo voto que acudió a otras opciones y que no entró en el Parlament es un voto ganado para el país. Es un voto de gente que no está dispuesta a aceptar el chantaje de los partidos para no hacer nada. Cada voto arrancado del procesismo es un voto salvado.

-¿Aunque no entre en la institución?

-Si entra, mucho mejor. Si entra, seremos imparables. Si abrimos esta grieta, no la cerrarán nunca más. La gente habla del cuarto espacio. Y ahí hay dos espacios. Uno, que es el de dentro, y el otro, que es el de los que estamos fuera. Y los que estamos fuera estamos haciendo un esfuerzo con muy pocos medios para entrar, con la voluntad de la gente. Si entramos y hacemos una grieta en este sistema, no saldrán adelante.

-Es obvio que los partidos independentistas con representación institucional no han hecho la independencia. Ustedes aseguran que ‘Alhora’ se ha creado expresamente para ello. ¿Cómo se hace? Hace seis años que ellos buscan la forma…

-Ni lo han intentado. Se puede fracasarse, no hay nada seguro. Pero ellos no lo han intentado.

-¿Pero cómo se hace?

-La independencia no es ningún misterio de Lurdes. Los países independizados no es que tuvieran un laboratorio con físicos cuánticos buscando una fórmula mágica. La independencia tiene 3 o 4 retos logísticos complicados, que requiere a gente muy competente y muy profesional detrás, como recaudar los impuestos. Y en el caso de Cataluña, que no es una independencia aceptada por España, tienes un problema que es la violencia. Éste es el problema.

-Relevante…

-Mi tesis al respecto es que la independencia en el caso de España es un problema de orden público, no es un problema militar. No estamos en un escenario en el que España pueda realizar una intervención militar en Cataluña y le salga bien. Esto no puede ocurrir. Esto que se dice que debemos controlar el territorio es otra de las falacias del Proceso. El territorio ya está controlado.

-¿Cómo?

-El territorio es de la población. Cataluña es un país con 8 millones de personas, orográficamente complicadísimo. El problema que tienes es para controlarlo. Por eso cuando enviaron a 20.000 policías el 1 de octubre se tuvieron que ir con el rabo entre las piernas. No había forma de controlarlo. Y la idea de que puede haber una intervención militar en Cataluña es una idea que está en el inconsciente catalán para que tengamos miedo y no hagamos nada. ¿Pero qué intervención militar puede haber en Cataluña?

-Es la idea de los tanques entrando por la Diagonal, la imagen del 39.

-¿Contra quiénes disparan en la Diagonal? ¿Contra el 3º 2ª porque hay la bandera de Òmnium y no contra el 3º 1ª porque está la bandera del ‘aguilucho’? Cataluña es una sociedad demasiado diversa y plural. Y en el momento en que se atrevieran a realizar una intervención militar, se acabó el juego. La posibilidad de que España gobierne nunca más Cataluña ha terminado. Y, además, España es una democracia. No nos la creemos, es deficiente, autoritaria, todo lo que quieras. Pero es una democracia, también sociológicamente. Los españoles son como nosotros. Son europeos occidentales, tardocapitalistas. Les gustan las croquetas, tienen el colesterol alto y un iPhone. En los años 30, las desigualdades económicas que había en España eran de país al borde de la guerra civil. Con las migraciones de entre los años 50 y 70, con los andaluces, murcianos y extremeños que vinieron a Cataluña, se rompieron las desigualdades y España entró en el grupo de sociedades que pueden tener una democracia. Y ahora llevamos 40 años de una especie de prosperidad muy determinada, algo degradada y cutre, pero que nos ha hecho penetrar en discursos democráticos y en actitudes vitales democráticas, con el divorcio, la homosexualidad, los sindicatos, las vacaciones pagadas. Todo ello impide materialmente que España pueda plantearse movilizar su población para orquestar lo que está haciendo Rusia en Ucrania.

-Por tanto, ¿un problema de orden público y nada más?

-Es un problema de orden público en el sentido de que habría una serie de gente en Cataluña leal a España, que no estaría cómoda con lo que pasaría y querría hacer algo. Y aquí la gran responsabilidad del govern que haga la independencia será mantener el orden público. Si tú puedes mantener el orden público el tiempo suficiente, has ganado. Si no puedes y debe venir España a mantenerte el orden público, has perdido. Todas las teorías de la autodeterminación serias del mundo te dicen que lo que hace la soberanía, lo que hace la autodeterminación es la autodeterminación. Es decir, que tú seas capaz de gobernarte a ti mismo. Y si tú enseñas al mundo que te puedes gobernar tú mismo, no hay vuelta atrás. Lo que no puede ser es que sigamos viviendo con la idea de que la única razón por la que no somos independientes es porque no nos atrevemos a declararlo porque nos van a bombardear. Esto es un delirio. Este miedo es una herencia de nuestros abuelos. Debemos organizar democráticamente nuestras instituciones para poder declarar la independencia. ¿Es fácil? No. ¿Es rápido? No. ¿Con el material que ahora mismo existe en la política catalana se puede hacer la independencia? No, rotundamente no.

-¿Y el apoyo internacional que siempre se ha dicho que sería necesario?

-Es mentira. La autodeterminación siempre es una molestia para todos, excepto si alguien tiene un interés muy particular por desestabilizar una zona. Los países europeos estarán en contra, y está bien que estén en contra. No sólo digo que estarán en contra y que debe hacerse contra la opinión de todos, que es como se hacen las autodeterminaciones, sino que digo que está bien que sea así, porque los países tienen un deber de mantener la estabilidad. Nadie quiere que las cosas caigan en espirales difíciles de controlar. Eres tú quien debe demostrar que eres capaz de generar una inestabilidad contra su voluntad y después una nueva estabilidad que devuelva la zona a la normalidad. Y ésta es nuestra misión. Es dificilísima, pero hay que poder hacerlo sabiendo todo esto, porque a veces la historia te pone ante una oportunidad a trancas y barrancas, que es lo que ocurrió en 2017. Y lo fundamental es que la gente que esté en frente al proyecto, si le aparece delante el botón de la historia, lo sepa pulsar.

-Pero no hablamos de, en la próxima legislatura, ir un día al Parlamento y proclamar la independencia…

-No hay nadie serio que pueda decir esto. Pero nunca debes descartar esa posibilidad. Para mí, el referéndum está celebrado. Si alguien quiere un referéndum más legítimo que el de 2017, que lo organice. Si España quiere un referéndum más legítimo, que nos haga una propuesta. Discutámoslo. Pero el referéndum para mí está ya hecho. Y siempre debes tener el derecho, la posibilidad, de declarar la independencia. No puedes renunciar a ella de entrada, no puedes decir que esta legislatura no estamos preparados y no lo haremos. Ya lo veremos.

EL MÓN