Jaume Miranda: “Antes de ocupar más territorio, debemos aprovechar lo que tenemos”

Jaime Miranda, director general del Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña dice que “Esta visión catalana de país ocupado, en el que la administración pública tiene aspectos más negativos que positivos, no es verdad y nos está hundiendo”

 

-¿Los mapas son tan antiguos como la humanidad?

Hay documentados mapas litográficos, sobre piedras, de la época mesopotámica del Éufrates y el Tigris, que más bien eran unos esquemas, no métricos, sino geométricos, para orientarse y recordar el territorio. Si hablamos de Cataluña, tenemos una tradición de las más largas del Mediterráneo. Cuando éramos navegantes y conquistadores, generábamos portulanos (mapas de navegación) porque teníamos miedo de perder la costa y así lo íbamos identificando. Esto genera la tradición portulana mallorquina y catalana.

 

-¿Eran muy imperfectos, vistos hoy?

Si usted busca el Cresques [Cresques Abraham, cartógrafo mallorquín del siglo XIV] con el perfil del Mediterráneo y lo compara con el mismo perfil de Ptolomeo, del siglo I, más de mil años antes, no crea que hay mucha diferencia. O sea, hubo mil años de pérdida de conocimiento. Al menos durante mil años, en nuestra parte de civilización de este trozo del mundo, la cartografía estaba muy olvidada. Más adelante está documentado que los reyes de la Corona de Aragón ofrecían atlas como regalos, y el hecho de que el atlas de Cresques se conserve en la Biblioteca Nacional de Francia hace pensar que fue un regalo al rey de Francia.

 

-Y a partir de aquí, ¿cómo le fue a la cartografía sobre Cataluña?

A partir del XVI, los mejores cartógrafos de Cataluña no son catalanes, sino holandeses y franceses, y el primer mapa de Cataluña se hace en el siglo XVIII, en 1720. Está dedicado: “Nueva descripción geográfica del Principado de Cataluña. Dedicóse en 1720 a la majestad del señor Rey, don Felipe V, por el autor Joan Josep Aparici”. Cae Barcelona en 1714 y está todo el despliegue administrativo, y uno de ellos es el despliegue fiscal sobre Cataluña. Y Aparici se dedica a recaudar impuestos. Y por eso recorre todo el territorio y hace un mapa magnífico para la época, con corregimientos y comarcas. Tiene una toponomástica fantástica y además tiene una planimetría donde hay ríos y lagos, con algunos que ya han desaparecido, carreteras, caminos… Después de su muerte se siguió reeditando, por la potencia del mapa. Se hicieron muchos ejemplares, pero se conservan dos.

 

-¿Qué dicen de la historia del país los mapas de Cataluña?

Dicen que cada vez que Cataluña ha tenido un poco de autogobierno, entre las 50 primeras acciones que siempre ha tomado, una ha sido crear un servicio de mapas. Método científico: medir, reflexionar, actuar. Medir es tener en cuenta la realidad. Hacer mapas, entre otras cosas. Reflexionar es hacer un proyecto. Y actuar es buscar los recursos para que este proyecto se lleve a cabo. Nosotros, los cartógrafos y geógrafos, hemos estado en el primer punto, medir. Ya sabe que cuando pasa alguna desgracia los políticos dicen que hay que tomar medidas. Si hemos de tomar medidas es quizá porque no había un buen proyecto. Hacer un buen proyecto cuesta. Por eso los hacemos tan deprisa, y luego tardamos el doble en hacer las cosas. Y si la dimensión de la catástrofe es muy grande, se socializa y catástrofe para todos.

 

-Usted es el director general del Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña, que data de 1982, dos años después de las primeras elecciones al Parlamento.

Y antes que TV3. Los cartógrafos, geólogos, geógrafos, geofísicos, estábamos escondidos en las diputaciones. Todo este personal con conocimiento especializado nos hemos escondido dos veces en la Diputación de Barcelona. Durante la dictadura de Primo de Rivera y durante la del general Franco.

 

-Y se ponen a hacer mapas.

Pero orientados a la acción. Nosotros no queríamos hacer mapas de pared, que también hacíamos, pero también de 1.274 hojas, por lo que le decía de la planificación. De cómo haríamos el país nuevo.

 

-Pero entonces resulta que el Gobierno de Felipe González interpuso un recurso en el Tribunal Constitucional contra la existencia del Instituto Cartográfico Catalán.

La ley decía que el Instituto Cartográfico Catalán podía hacer cartografía de base, que se define como información hecha sobre el terreno, sea con aviones, desde tierra o satélites. Un año y poco después, el Tribunal Constitucional sentencia favorablemente al Parlamento de Cataluña, porque decía que la Generalitat tenía competencias exclusivas en organización del territorio y era natural que tuviera información de base para estructurarse. Tres décadas después, tenemos el ‘know-how’ y es patrimonio. Sabemos cómo hacerlo y nos ha permitido exportarlo durante años a América Latina, y actualmente tenemos contratos en Oriente Próximo.

 

-El caso es que ustedes saben cómo hacer mapas. Pero entre cómo los hacían en 1982 y cómo los hacen en 2016, debe de haber un mundo.

Ha cambiado radicalmente. Por ejemplo, está el advenimiento del GPS. Que ahora se llama GNNS. Porque el GPS es una marca americana. Luego está el Glonass, que es una marca rusa; hay Baidu, chino, y una iniciativa india. Si es una gran región del mundo quiere tener soberanía propia. Quiere poder aterrizar a las 3 de la madrugada con visibilidad nula y una tripulación cansada. Y aterriza mediante un sistema de posicionamiento que les dice exactamente en un metro donde están, y al final lo dejan ir y caen en la pista perfectamente. El posicionamiento y la orientación son dos cosas nuevas. El posicionamiento son los sistemas GPS. Usted lleva uno en el móvil. Las placas tectónicas las medimos con gran exactitud centimétrica gracias al GPS, docenas de satélites militares y civiles observando la Tierra sistemáticamente, lo que ha cambiado la manera de hacer mapas. Ahora todo es digital. Hacemos unos mapas más metálicos, en el sentido de poco artísticos. No verá estas maravillas del dibujo y del diseño. Antes el mapa tenía un punto artístico, y ahora ha bajado muchísimo. Y ha crecido la precisión. Hemos hecho estos años un mapa a escala 1/1.000 del área metropolitana de Barcelona. 64.000 hectáreas donde hay 3,2 millones de personas. Eso tiene 20,25 centímetros de precisión en planimetría, y 30 centímetros de precisión en altimetría. Esto es inimaginable sin sistemas de posición.

 

-¿Cuántos están en el Instituto Cartográfico?

Esto es una buena pregunta. Somos 264. Usted dirá, ¡bastante!. Pero usted compare esto con Holanda, Bélgica o Suiza y verá que son muchos más. Muchos más en esto, y en sanidad, y en educación, y en muchas cosas. Esta visión catalana de país ocupado, y en la que la administración pública tiene aspectos más negativos que positivos, no es verdad, y además nos está hundiendo. Las instituciones públicas tienen una gran cantidad de conocimiento. Entraríamos en otro debate, que es la percepción que tiene la catalanidad de las instituciones de Cataluña y del Estado.

 

-¿Quien se descarga sus mapas?

El ciudadano. 800.000 descargas en 2015. Esto era inimaginable hace unos años. Tenemos unos productos: el Instamaps, que permite que el usuario pueda hacer su propio mapa y compartirlo, y el Pintamaps, que es dibujar y pintar su mapa a medida, sobre bases métricas. Esto es todo un universo que está creciendo y del que no queremos perder el tren. Estamos bien situados ahora.

 

-¿Se imprimen mapas en papel todavía?

Sí. La galaxia Gutenberg no morirá ante la galaxia Newman. Un mapa de papel tiene un formato más grande que una pantalla, por ejemplo. Es más extensible, y usted tiene una visión periscòpica mayor. Es plegable, recogible. En una pantalla no se puede aprender nada, y esto es una opinión. Se puede informar lo que quiera, leer lo que quiera, pero el conocimiento viene por una vía analógica. Es que el mundo lo hemos digitalizado, pero es analógico. Esto no quiere decir que lo digital no sea fantástico ni tenga que dejar de utilizarse, pero el espíritu humano no está siendo sustituido por uno calculador. Pero no me haga caso, soy un hombre del siglo XX.

 

-Cuando ha hecho este gesto del mapa acordeón plegable, me ha recordado los mapas del Alpina.

El Alpina es una obra muy meritoria, con las curvas de nivel. Al principio las sacaban del Instituto Geográfico Nacional, aunque ahora utilizan nuestras bases. Los Amigos del País, el Centro Excursionista de Cataluña, la gente que sale a la montaña… Aquí hay una tradición donde muchas partes no existen.

 

-¿Ha cambiado la geografía de Cataluña en todos estos años?

El lector puede mirar nuestra web. Tenemos un timeline que comienza con los primeros vuelos modernos, que son los de los americanos del 1945. Los hemos obtenido, geotriangulado, y hemos generado una ortofoto para que puedan ser superponibles con otros. Desde un punto de vista urbanístico, es evidente que Cataluña ha cambiado. Y desde un punto de vista del litoral natural ha habido una regresión clara, y más que habrá. El litoral de Cataluña siempre se dice que tiene 770km, pero si lo mide en alta resolución verá que llega casi a 1.000. Esta hipotenusa del triángulo catalán, en cada lugar ha tenido una vulnerabilidad diferente. Que hay un crecimiento del nivel del mar está confirmado científicamente. En cada lugar ha habido una erosión más grande o pequeña, desde el delta del Tordera hasta las playas de Barcelona. También hay una creciente sequía estos años. Los bosques de Cataluña han crecido enormemente, por el hecho agrícola. Esto es muy positivo en la naturaleza. ¿Qué tipo de erosión hay? Hay toda una discusión por detrás. Pero el cambio climático existe. Y desde hace unos 10 años hay un sentimiento claro que antes de ocupar más territorio debemos aprovechar el que tenemos. Una de las razones es que tenemos mucha capacidad instalada y poca utilizada, en un país pequeño y con una orografía especialmente complicada por la infraestructura en general. Aquí todo es carísimo de hacer.

 

-¿Los mapas del futuro serán muy distintos a los de ahora?

Los mapas del futuro ya están aquí, y son mapas en pantallas digitales. La tridimensionalidad está aquí, y la altísima resolución, también. No es el metro y el decímetro, estamos en centímetros. Este verano hemos sobrevolado Barcelona con una aproximación de siete centímetros y medio. La multiespectralidad también está aquí, o sea, no sólo lo que vemos, sino una parte mucho más ancha del espectro. Los sensores activos y pasivos, radares y radiómetros. Toda una serie de instrumentación para la medida del territorio.

ARA