Honor a un jefe de maquis

El nuevo Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia, presentado recientemente en Madrid, registra entre sus entradas más polémicas la que se refiere a los maquis como terroristas y bandoleros, tal como la dictadura franquista conceptuó a los guerrilleros republicanos que lucharon contra el franquismo en la posguerra y que fueron perseguidos y exterminados por el viejo régimen. Tal interpretación supone, a estas alturas, según manifestó el historiador José Luis Ledesma a este periódico, un paso atrás en la historiografía, pues la resistencia que se dio en nuestro país fue la misma que hubo en Francia contra la invasión nazi, en opinión de Fernando Hernández, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, y a nadie se le ocurre allí emplear contra esos luchadores ese tipo de calificativos.

En el cementerio de Carabanchel de Madrid hay un columbario que lleva el nombre de Cristino García Granda, cuyas cenizas reposan junto a las de otros dos compañeros de lucha. Los tres, guerrilleros antifranquistas, fueron fusilados por la dictadura en 1946. Unos meses más tarde, por orden del general Olleris, jefe de la IX región militar de Francia, el citado fue distinguido a título póstumo con la Cruz de Guerra con estrella de plata. El texto que ilustra los méritos del homenajeado es así de elocuente: “Cristino García, teniente coronel, resistente de los primeros, dotado de un alto espíritu de organización y combate. Ha tenido bajo su mando las brigadas españolas de los departamentos de Lozère, Ardêche y Gard. Organizador del asalto a la prisión de Nimes, liberó a los detenidos políticos. Bajo sus órdenes se libró el combate al enemigo en La Madeleine y El Escrimet, haciendo en estas operaciones –dirigidas por un jefe excepcional y pese a la desproporción de fuerzas y material– 1.300 prisioneros alemanes, con un total de 600 bajas entre muertos y heridos”.

Presidida por dos ministros, la entrega de la Cruz de Guerra a los compañeros de García Granda se celebró el 25 de marzo de 1947 en el velódromo de invierno de París con la asistencia de 25.000 personas. En esa ciudad y en varios municipios más de Francia, calles, plazas y hasta algún liceo llevan el nombre del combatiente. La enciclopedia ilustrada que se estudia en los colegios y donde figuran todas las glorias militares de Francia, desde Vercigetorix al general Leclerc, pasando por Napoleón y los mariscales Foch o Joseph Joffre, dedica un libro biográfico a Cristino García Granda. Canciones y poemas de autores franceses recuerdan al luchador, a quien también dedicaron versos Rafael Alberti y Jorge Semprún.

El guerrillero fue detenido en la Plaza Mayor de Madrid el 18 de octubre de 1945, unos meses después de haber cruzado la frontera con 11 compañeros y tras realizar en la capital de España varios atracos. En el consejo de guerra celebrado el 22 de enero de 1946 se definió como patriota antifranquista: “Sé bien lo que me espera –dijo– pero declaro con orgullo que cien vidas que tuviera las pondría al servicio de la causa de mi pueblo y de mi patria”. También fue muy explícito ante los calificativos que entonces le dirigió el fiscal y ahora repite la Real Academia de la Historia: “El fiscal nos llama bandoleros. No lo somos. Los bandoleros son quienes nos acusan, quienes martirizan y matan de hambre al pueblo. Nosotros somos la vanguardia de la lucha del pueblo por la libertad. Este juicio es una farsa en la que se nos acusa de delitos que no hemos cometido. Pero tenéis prisa por deshaceros de nosotros. No queréis que el mundo vea nuestros cuerpos martirizados. Queréis ensuciar con este juicio el glorioso movimiento guerrillero”.

La ejecución de García Granda el 21 de febrero de 1946, junto a nueve de sus camaradas de lucha, fue condenada en Francia con ostensibles manifestaciones de indignación y protesta. La más llamativa fue la declaración suscrita por unanimidad por la Asamblea Nacional Constituyente, donde se afirma que los guerrilleros fueron fusilados por el odio a la libertad que habían defendido en Francia, y se invita al Gobierno a romper con el régimen de Franco: “La Asamblea traduce la protesta de la conciencia francesa ante esta nueva aplicación de métodos de represión condenados por el mundo civilizado”.

Cristino García Granda nació en el concejo asturiano de Gozón en 1913. Tanto para él como para José Antonio Alonso Alcalde (el comandante Robert), otro destacado guerrillero antifranquista, viene reclamando la Federación Asturiana Memoria y República la concesión del título de Hijo Adoptivo de Asturias y la Medalla de Oro de la región, según solicitudes cursadas ante la Junta General del Principado y el Gobierno de Asturias. El único homenaje rendido por el Gobierno socialista español a quien es considerado héroe nacional en Francia por su lucha contra el nazi-fascismo, fue la inauguración por el ministro Jesús Caldera, en 2005, de un centro social para emigrantes en la localidad Saint Denis.

Se podría pensar, por la composición del más que probable gobierno regional entrante en Asturias con Álvarez Cascos a la cabeza, que esa demanda va a tener ahora menos posibilidades de éxito que las que tuvo con el Ejecutivo anterior de Álvarez Areces. Lo que parece claro es que tal indiferencia o desconsideración hacia la memoria democrática contrastan con el interés que campea entre quienes, pagados por el Estado, se empecinan en revivir la memoria franquista con calificativos denostadores contra quienes lucharon por la libertad.

 

Honneur à Cristino García, chef de maquis.

 

 

Hace poco más de 30 años, la nutria había desaparecido de gran parte de Europa y se había tornado escasa en España. A los científicos de entonces, locales y foráneos, no nos resultó muy difícil atar cabos. ¿Dónde quedaban poblaciones importantes de nutria en el continente, aunque a la baja? En Portugal, Irlanda, Grecia y España (¡exactamente los PIGS!). ¿Y donde habían desaparecido del todo en nuestro país? Precisamente en las zonas más industrializadas: Madrid, País Vasco y Catalunya. Es más, a nivel provincial había una relación inversa entre renta per cápita y abundancia de nutrias. Blanco y migado… El mamífero de agua dulce pescador por antonomasia parecía incompatible con el desarrollo económico, dijimos entonces. La incorporación de los países menos avanzados a la Unión Europea podía ser el golpe de gracia para la especie a nivel continental.

Un numeroso grupo de voluntarios llevamos a cabo un sondeo sobre la situación de la nutria en España a mediados de los 80. Visitamos miles de puntos en las riberas de la geografía española y detectamos la presencia del animal en algo más del 33%. No estaba mal, cuando en Francia, Italia o Alemania no se alcanzaba el 10%, pero las perspectivas eran malas y tratábamos de buscar remedios. Sin embargo, a mediados de los 90 repetimos el esfuerzo (ya coordinados por la SECEM, Sociedad Española para la Conservación y el Estudio de los Mamíferos) y saltó la sorpresa: ¡casi el 50% de los puntos eran positivos, la situación había mejorado!

Al principio nos costó admitirlo, pero hubimos de rendirnos a la evidencia mediados los 2000, cuando un tercer sondeo, con la visita a más de 5.000 localidades, detectó nutrias en el 65% de ellas. Una recuperación similar y simultánea era por entonces evidente en toda Europa.

La interpretación actual es que la contaminación de las aguas (principalmente con organoclorados derivados de la industria y la agricultura) es la principal amenaza para la nutria. Los países ricos pueden permitirse el lujo de legislar para reducir sus niveles de contaminación, como ha hecho Europa, y la especie lo agradece.

Pero ¿qué ocurre fuera del continente? Un grupo de amigos acabamos de recorrer Marruecos buscando señales de nutrias, repitiendo un estudio llevado a cabo allí por dos ingleses hace 30 años. Como temíamos, la situación no ha mejorado, y si acaso ha empeorado un poquito. Algo tendrá que ver que, como nos contaban allí, cuando Europa prohíbe el uso de un contaminante los fabricantes lo mandan para África.

 

 

Publicado por Público-k argitaratua
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