Escándalo fático

LEO por ahí que el “Yeah” de Pablo Zalba tenía función fática. Lo escriben con intención de exculparlo. Flipo. La función fática del lenguaje tiene por objetivo mantener abierto el canal de comunicación. Por lo que hemos de entender que cuando dos periodistas del The Sunday Times que se hacían pasar por miembros de un lobby le ofrecían dinero por cambiar una ley, con sus reiterados yeah el eurodiputado del PPN estaba diciendo algo así como “seguid hablando que yo os escucho”. Pues vaya escándalo. Un eurodiputado íntegro ante un intento de soborno corta la comunicación: se levanta y se va. Pero Zalba no levantó ni una ceja en señal de desaprobación. Ni de sorpresa. Efectivamente fue de lo más fático. Mantuvo el canal de comunicación tan abierto, que cambió ley en cuestión al dictado y se volvió a reunir con quienes intentaron sobornarle. No obstante, también utilizó otras funciones del lenguaje. Cuando a cambio de su trabajo le propusieron contratarlo como asesor con un sueldo anual de 100.000 euros, utilizó la función expresiva. ¿Para negarse en redondo a tal chanchullo? No. Para explicar que no podía aceptarlo hasta saber si será candidato en las elecciones de mayo. En esas condiciones resulta insostenible pretender que su único fallo fue no denunciar. No cuela esconderse detrás de que los lobbies de Bruselas funcionan así. Aunque no llegara a cobrar, lo que muestran los vídeos resulta más que suficiente para que dimita. O lo dimitan. Independientemente de cómo se obtuvieran esos vídeos. La cámara oculta se ha convertido en un género periodístico y no me gusta un pelo. Acaba haciendo que el periodismo de investigación se parezca demasiado a los reality shows. De hecho, los vídeos y reacciones de Zalba me recuerdan tremendamente a los de Confianza Ciega. En aquel abyecto -y mítico- programa, seleccionaron a varias chavalas con muchos pájaros en la cabeza -bandadas de miles de estorninos-, las separaron de sus respectivos novios, las pusieron dobladas a daiquiris y las metieron en un jacuzzi con unos maromazos impresionantes que las rondaban de continuo. Cuando alguna de ellas caía en la tentación y se abrazaba al armario ropero de turno o soltaba una perla del tipo “Jo, tía, Nube, qué guay, creo que Saendy se gusta de mí”, le mostraban el vídeo a su pareja, y se montaba la marimorena. Las chavalas intentaban justificarse con frases del tipo “No es lo que parece”, “Es que Saendy es muy cariñoso”, “No pasamos de los abrazos”. Las explicaciones de Zalba tras caer en la tentación de los lobbies me han parecido igual de inconsistentes: “Pequé de ingenuo”, “La periodista era muy guapa”, “No llegué a cobrar nada”.

 

Publicado por Noticias de Navarra-k argitaratua