Sacaron un cero en el examen

Me parece realmente curioso lo que cuenta Carina Filella en el semanario Presència. En La Vilella Baixa, un pueblo del Priorat (es el que tiene el término municipal más pequeño y cuenta con solo 136 habitantes), el día de las últimas elecciones no fue a votar nadie. O sea, cero votos. O sea, 100% de abstención.

No sé si se ha producido un hecho como este en otra localidad de Catalunya o de España. ¿Por qué no fue nadie a votar? Pues porque ningún vecino del pueblo se presentó para alcalde. Había una lista, es cierto, pero parece ser que era una lista de fantasmas, en el sentido de que el PP presentó una candidatura encabezada por un desconocido. Filella dice que ha quedado demostrada «la cojera de un sistema que permite que los partidos presenten candidatos desconocidos en pueblos que ni sabrían poner en el mapa».

Hace ya 50 años que hice un centenar de kilómetros a pie por el Priorat. Entonces era una comarca pobre y atrasada comparada con otras. Fui en otoño, en la época de la vendimia, y eso daba al territorio una cierta vivacidad: se veía a gente cosechando la vid. Y las mulas aún pasaban por entre las filas de racimos para que se los cargaran al lomo. Pero las masías se abandonaban y había familias que emigraban. En sus pueblos, que en general conservaban una estampa rural, vi a personajes de mucho carácter. Como el hombre de Margalef que no me miró con muy buenos ojos al preguntarme si iba a la ermita de Sant Salvador y decirle yo que no. «¿A la Cova Santa?» Tampoco. «¿Subirá al Montsant, pues?» No. ¿Cómo era posible que no fuera excursionista ni viajante de comercio? «Quiero conocer el Priorat, río abajo», le dije. Su respuesta fue: «¡Qué barbaridad!» Y el inefable Monget, de La Vilella Baixa. Cuando vio que en una Fiesta del Árbol había quedado sin plantar un ejemplar pequeño de acacia, lo cogió y lo plantó por la noche. Luego me recitó la fantástica cuarteta que había escrito: «Árbol, te planté de noche / por cuenta de la nación. / Como te planté a oscuras, / no sé si estarás a plom».

Si estuviera vivo, no sé si Monget se habría presentado como alcalde. Pero si hubiera visto que en La Vilella Alta el PP aparecía con una candidatura formada por desconocidos, quizá habría escrito otro de sus versos: «Es que no tienen vergüenza / o es que el voto es un cachondeo».

La cronista dice que hubo una abstención total. A los lugareños no les gusta que unos forasteros les tomen el pelo.

 

Publicado por El Periodico de Catalunya-k argitaratua