Si tres son multitud, nueve son muchedumbre, al menos en un grupo como Bizardunak, que acaba de publicar su segundo álbum, ‘En Zugzwang’ (Gor, 2010), una nueva entrega de folk incendiario y con tintes irlandeses que ahora se abre a nuevos estilos e incluye sólo temas propios
DONOSTIA. Lo que nació como una «broma de cuadrilla» se ha tornado algo muy serio. José Mari, vocalista, portavoz e ideólogo de Bizardunak, recuerda que en año y medio han publicado dos discos y un single. «Es una burrada, esto ha ido como una locomotora a toda hostia». Igual que sus arrasadores directos, que a base de mezclar guitarras con acordeón, banjo, violín, whistle y otros instrumentos poco habituales en el rock, han dado pleno sentido a la etiqueta que ellos mismos crearon: folk radical vasco.
Para el segundo trabajo han descartado las versiones. ¿Por qué?
La idea principal era hacer un disco sin versiones. Tuvimos éxito con el primero pero queríamos saber si podíamos ser una banda de verdad que funciona sólo con sus canciones.
¿Reto superado?
Para nosotros sí, estamos muy contentos con el disco.
Las canciones, en euskera y castellano, siguen recordando al folk irlandés pero se abren a otros ritmos.
El primero fue una idea antes que un disco. Queríamos mezclar la rebel music irlandesa con nuestro ideario político: el folk radical vasco. Para el segundo no sabíamos muy bien qué hacer. No somos irlandeses y queríamos hacer canciones propias, así que al final optamos por tocar otros palos del folk y trabajamos mucho los desarrollos instrumentales, algo que nos gusta mucho y que no pudimos hacer en el primero.
Ello se refleja, por ejemplo, en el tema que abre el disco.
Sí, a priori, no tenía por qué encajar con lo anterior. Hemos experimentado mucho y hemos hecho lo que nos ha dado la gana.
Y quien espere un disco continuista tal vez salga decepcionado…
Habrá una gente a la que igual no le guste tanto el disco y otra que lo escuche y piense: «Hombre, pues no son tan burros como creíamos». Hay público que se sorprende. Escucha el disco entero y se queda como extrañado. Y luego ya te dicen si les gusta más o menos que el primero.
En una escucha inicial da la impresión de ser más tranquilo y sosegado que «Bizardunak» (2009).
Nosotros no lo vemos de ese modo pero vamos a tener que decir que sí porque nos lo está comentando todo el mundo. Creemos que en las canciones rápidas hemos tocado más fuerte que nunca, porque en el anterior hubo canciones que se quedaron fofas instrumentalmente. A mí me parece que en los temas en los que hemos ido a dar caña son más cañeros, aunque es verdad que igual hay más canciones tranquilas, con un sonido más limpio.
Por simplificar, si el anterior disco podía sonar más folk-punk, el nuevo es más folk-rock.
Podría ser, aunque no sé yo dónde ve la gente el punk del primer disco.
¿En la rapidez y la crudeza de las letras?
Pues será eso. Va a ser que tenéis todos razón. Antes me revolvía con ese tema pero ahora veo que tiene que ser así. (Risas)
Después de la ingeniosa etiqueta del folk radical vasco, ¿han pensado ya en una nueva?
Alguien propuso lo del folk industrial, por aquello de que hacemos folk y somos todos currelas…
¿Y el título? Es muy enigmático.
Políticamente somos muy pesimistas. Somos navarros independentistas y marxistas, por lo que estamos en franca desventaja ante el 2011. Por eso hemos utilizado como metáfora la posición zugzwang del ajedrez, que implica que el jugador está perdido mueva la ficha que mueva. Muchas veces tenemos esa sensación en la vida real. Porque seremos muy cabezones, muy borrokalaris, pero también somos conscientes de que el mundo de hoy en día no va por donde nos gustaría.
¿La gente se sorprende del «filocarlismo» del grupo y de esa apuesta por el independentismo navarro?
Algunos sí, pero es una de las señas de identidad del grupo. Nuestra primera canción fue Nafarroa gure aberria. Varios miembros del grupo hemos mamado esa filosofía. Es ir a la contra, sí, pero es lo que pensamos. Hemos hecho nuestras pequeñas pesquisas históricas y vemos que teníamos un país con todo lo que hay que tener y que ya no lo tenemos. Un país con todo, sin interpretarlo históricamente como pueden hacer un poco los nacionalismos vasco y catalán. Porque más que basarse en una realidad política, ellos hacen una interpretación histórica y cultural. La realidad política era la del estado de Navarra. Eso es incuestionable. Por ejemplo, con mucho menos de lo que hay en Navarra los irlandeses crearon toda una cultura independentista. Y nosotros estamos en ello. Quizá sea demasiado tarde. Hay quien dice que la Historia ya ha terminado, pero no lo damos todo por perdido.
Sorprende que lo navarro tenga esa presencia en las letras y la ideología pero no en la música, en la que no hay ecos del folklore navarro…
Es que a nosotros siempre nos gustaron The Pogues. Fuimos investigando y descubrimos que grupos como The Dubliners hacían una música poderosísima. Que seamos independentistas navarros no significa que nos guste el folklore navarro. No me voy a poner a hacer jotas porque son de aquí ni nos sentimos obligados a usar una trikitixa. Hay muchos grupos de Euskal Herria que son abertzales y parecen obligados a que eso se refleje en las melodías, pero nosotros nos sentimos libres para mezclar y hacer todo lo que nos dé la gana. Si hubiera un estilo que nos gustara, no tendríamos ningún problema en usarlo.
De hecho, han contado con Amaia Zubiria para cantar en el tema «Altzifreen bezpera».
Sí, eso fue cosa mía. Los dos discos de Haizea me parecen una pasada. Es folk euskaldun, pero tiene más de folk inglés. Me sorprendió muchísimo porque era muy moderno para la época. Imagino que los grupos de folk de finales de los 70 sonarían como Oskorri o Xabier Lete, pero Haizea no tenía nada que ver. Usaban una instrumentación rica, casi psicodélica, y la manera de cantar de Amaia es increíble. Me pareció un lujazo contar con ella.
Ahora que menciona la psicodelia, hay algún tema en el disco que va mucho en esa onda.
Es que eso lo llevamos en el ADN: nos gusta el rock y nos gusta el rock psicodélico. Cuando seamos mejores músicos lo intentaremos con el folk psicodélico, que además existe y nos apasiona.
El directo es su punto fuerte, pero según han comentado, todo ha sido tan intenso que han llegado a quemarse.
Claro. No teníamos experiencia previa, nos llamaban de un montón de sitios y decíamos a todo que sí por ilusión. Eso va quemando a la gente, y de hecho, se han ido tres tíos del grupo. Cuando en marzo volvamos a los escenarios tocaremos menos pero igual de bestia que siempre.