El enésimo lío en que se ha puesto la casa real española ha descubierto un detalle que muchos piensan que es anecdótico, pero que yo considero bastante significativo. Ya lo saben, que Cristina de Borbón aparece como vendedora de unos terrenos que ella dice que no ha vendido y que han provocado un notable quebradero de cabeza a Hacienda. Según la casa real española, el problema es que la infanta tiene un número de DNI sencillo de manipular, porque es el 14. Y aquí comienza la historia divertida. ¡Ay caray! ¿Cómo es que hay un DNI que tiene el número 14? Pues porque hay unos números reservados a la casa real española, exactamente del 10 al 99. Por cierto, con la excepción del 13, que le tocaba a Felipe de Borbón, pero los padres se ve que son supersticiosos…
Muchos países tienen DNI especiales para las casas reinantes. Por tanto, podríamos admitir que la cosa no es demasiado extraña. ¿Pero no les ha llamado la atención un detalle? Juan Carlos tiene el 10. Y la pregunta inmediata, por lo tanto, es ¿quién tiene los diez primeros? Respuesta sencilla, dura y directa: Franco y familia. ¡Ay! Concretamente Franco tenía el número 1. La Collares, también llamada Carmen Polo, el 2, y así seguimos. Su hija es el 3.
La cosa es que el DNI apareció el 2 de marzo de 1944. Terminada la guerra, los franquistas, obsesionados por el control de la ciudadanía, decidieron unificar todos los documentos que hasta entonces existían y fundirlos en uno solo, que se tenía que llamar nacional porque no era rojo. Dicho y hecho.
La explicación, de nuevo, es clara. Pero la duda que genera es abrumadora. A ver, si el primer DNI es de 1944, ¿cómo es que Juan Carlos fue distinguido con un DNI especial, si Franco no lo propuso como su sucesor, que eso es lo que es, hasta los años sesenta? No he encontrado explicación. Hay quien dice que simplemente Franco reservó cien carnés y que cuando Juan Carlos fue nombrado rey le dieron el 10. Pero si Franco ya había muerto, ¿por qué no el 1? ¿Y don Juan? ¿Qué carné tenía don Juan? ¿O no tenía?
Al final, veánlo todo aquí junto como una indicación más de dónde venimos y cuál es el origen de este desbarajuste que nos traemos. Porque por más que la mona se vista de seda, su número no es el 1.
