Detrás de lo que se califica de banal no necesariamente se esconde la intrascendencia. Ya se sabe que un argumento repetido acaba convirtiendo en una realidad, incluso, constitucional. Y es que los nacionalistas siempre son los otros, según las tesis de Michael Billg, que llegan a España veinte año después.
En 2006 la editorial AFERS publicó la traducción del trabajo imprescindible de Michael Billig, ‘Nacionalismo banal’. Ahora, otra editorial imprescindible como es Capitán Swing ha sacado a la luz una traducción al español. Es significativo que no haya sido hasta ahora, y a manos de una editorial pequeña, es decir casi veinte años después de la edición original inglesa, cuando se haya publicado la traducción española. Significativo porque el trabajo de Billig defiende una tesis incómoda, como es la presencia de un discurso nacionalista aparentemente invisible en Estados donde se supone que no hay nacionalismo. Billig construye su libro sobre el ejemplo de los Estados Unidos y también sobre el caso británico. Pero lo cierto es que las tesis de Billig, tan matizadas como sea necesario, pueden aplicarse a otros casos como Francia o España, sin ir más lejos. Por mucho tiempo la inexistencia de un nacionalismo español ha sido una afirmación constantemente repetida y no precisamente de manera inocente. Repetida por quienes están dispuestos a reivindicar el «patriotismo» (a menudo adjetivado como constitucional) o simplemente la «normalidad» de ser español. Nacionalistas, ya se sabe, son siempre los otros: los franceses con su chovinismo y los catalanes y los vascos con su aldeanismo. El libro de Billig, sin embargo, invita a reflexionar de otra manera y a prestar atención a la forma en que llegan a naturalizarse hasta el punto de parecer evidentes e incuestionables las identidades nacionales. De hecho, cuanto más exitosas son las identidades nacionales, más invisibles resultan; cuanto más asumidos y naturalizados los respectivos nacionalismos, más banales se muestran. Como el personaje de Molière, que no sabía que hablaba en prosa.
¿Es el nacionalismo español un caso de nacionalismo banal? La hipótesis merece más de un pensamiento. A juzgar por la intensidad y volumen de las negaciones sobre la existencia misma de un «nacionalismo español», la respuesta no podrá ser más que afirmativa…
Las tesis de Billig han sido objeto, en los últimos años, de una notable atención y se han originado a su alrededor muchos debates. Su posible aplicación al caso español, pero se ha demorado. De todas formas ha sido precisamente desde la Universidad de Valencia desde donde se han hecho más esfuerzos, posiblemente, para explorar esta dimensión: estudios sobre fútbol, cine, televisión o política han ido viendo la luz en los últimos años. Una de las virtudes de las propuestas de Billig es que nos ha hecho mirar hacia los aspectos más aparentemente inocentes a través de los cuales se construye el nacionalismo. Los mapas del tiempo, la literatura, las series televisivas o los deportes (con el fútbol como referente inexcusable) son ejemplos de los temas que en los últimos años se han ido explorando. De «la roja» a Aida, de los escritos de Muñoz Molina o los diarios de Trapiello pasando por Top Chef o Blancanieves, la nación española se banaliza cotidianamente.
Naturalmente no todas las personas reciben el mismo impacto ni producen la misma digestión. Pero todos vivimos en una esfera comunicativa donde la nación española omnipresente (una nación española donde la diversidad cultural no tiene cabida más que como estereotipo) niega su nacionalismo. No es de extrañar, pues, que cuando llega la hora de las demandas de los «otros» nacionalismos, la incomprensión y el desprecio sea lo más generalizado.
EDITORIAL AFERS
http://editorialafers.blogspot.com.es/2015/01/quan-el-nacionalisme-sembla-invisible.html