La incomodidad de Artur Mas y la gente que lo escuchaba

Soberanía y Justicia organizó ayer un almuerzo con el presidente Artur Mas para hablar, teóricamente, del futuro de los partidos políticos, la renovación de CDC y el sistema de partidos en un país nuevo. Los asistentes a estas comidas son aquellos que llamamos ‘los convencidos’. No todos los actos y actividades deben ser destinados a hacer nuevos independentistas. Los hay que sirven para hacer debate entre soberanistas sobre aspectos determinados, pensando en cómo se imagina cada uno la Cataluña independiente. También vienen bien. La entidad anfitriona invitó al periodista Francesc-Marc Álvaro para dinamizar el acto con una intervención que abriera el debate tras la intervención inicial de Mas.

Convencidos entre el público. Convencidos los organizadores. Y convencido Mas. Pero esto que podía hacer prever una comida tranquila y complaciente, fue de otra manera. No hubo crispación, pero sí una incomodidad constante entre el ponente y el público. La intervención inicial de Mas fue suave y propositiva. Mas propuso que la Cataluña independiente fuera el mejor ejemplo dentro de Europa de cómo se puede vivir el sueño europeo. Un sueño que él resumió en un espacio de paz, bienestar y oportunidades. Y dijo que los catalanes estamos en una posición inmejorable para simbolizar este sueño si conseguimos la libertad y somos capaces de mantener la tensión y el dinamismo que ha caracterizado la sociedad desde siempre.

Las dificultades del proceso

También habló del proceso. Dijo que había una mayoría más sólida. Que los partidos se iban adaptando también a los nuevos desafíos de la independencia. Que la proclamación del derecho de decidir ya se había hecho en los años ochenta y muchas veces después. Y que ahora había que ejercerlo, este derecho, sabiendo que España actuaba con mucha contundencia frente a esta decisión. También quiso recordar que la autonomía se había construido durante treinta años, mientras que la independencia se iba haciendo con tan sólo tres años. Y que si bien algunos creen que se va demasiado despacio, algunos otros pueden pensar que se corre demasiado. Y que pedía a todos que ser consciente de esta velocidad. ‘No pido indulgencia’, decía, pero sí capacidad de mirar con perspectiva el avance hecho en pocos años.

Mas no se privó de recordar el consejo de Johan Cruyff, por quien declaró una evidente admiración: ‘Si quieres, cogelo’. Lo dejamos así, en castellano, teniendo en cuenta que el astro del fútbol fue incapaz de hablar la lengua del país después de cuarenta años. ‘Si esto es lo que queremos, hagámoslo’, decía Mas. ‘Pero para llegar allí tenemos que ser más y lo tenemos que hacer un poco mejor’, añadía, sin abandonar la filosofía cruyffista: ‘Hace falta una actitud positiva y más confianza’.

Los excesos de gesticulación

A continuación, en lo que se interpretaba como una indirecta a la CUP, Mas decía que era importante no poner nosotros mismos las piedras y las rocas en el camino. Más adelante, en respuesta a una pregunta de un asistente, Mas añadiría que la estética de la gesticulación no aportaba nada bueno. Y que aprobar cada tres meses la misma moción ya aprobada no llevaba a ninguna parte.

Terminada la intervención inicial se sirvió el primer plato -ensalada de salmón y mango- y la intervención de Francesc-Marc Álvaro. El periodista describió el cambio generacional que explicaba el cambio vivido en Cataluña, así como el agotamiento de la cultura de la transición con sus leyes sagradas e intocables. Habló de los escándalos de corrupción que habían llevado a una crisis de confianza hacia los partidos, así como el exceso de endogamia en partidos e instituciones. Finalmente, preguntó a Mas si creía que había debates tabú en este proceso, como el de la lengua o el del ejército. Y pidió su opinión sobre este segundo.

¿Qué le han dicho los países poderosos?

Mas respondió que el ejército y la seguridad no era ningún tema tabú, sino una cuestión delicada sobre la que no había consenso entre soberanistas. Pero avisó: ‘Si Cataluña quiere ser Estado, debe saber que hay países muy poderosos en el mundo para los que esta cuestión era decisiva. La número 1. Si no lo tenemos bien resuelto, no nos ayudarán nada y se nos volverán en contra. Hablo de países muy poderosos que me lo han dicho directamente. ‘

A partir de ahí, mientras se servía el segundo plato -meloso de ternera con ‘gratin’ de patata-, se abrió el turno de palabras entre los asistentes. Y fue ahí cuando la incomodidad de Mas se empezó a notar, y también la de la gente que le escuchaba. Las primeras intervenciones invitaban a dar pasos firmes porque el resultado del 27-S ya daba validez a la independencia. Alguien reprochó a Mas que dijera que la autonomía se había gestado en treinta años, porque se había hecho entre 1978 y 1980. ‘No podemos esperar más porque se nos pasará el arroz’, exigía uno de los que tomó la palabra.

¿Ahora o nunca?

‘Si la mayoría absoluta es operativa -decía Mas en referencia al apoyo de la CUP en la estabilidad del gobierno- podemos avanzar hasta una última pantalla democrática en que deberán contar los votos y habrá que superar el 50 %.’. Este ‘ahora o nunca’ que algunos plantean no existe, según Mas: ‘Hay momentos propicios y momentos difíciles. Y ahora estamos en un momento dulce que debemos aprovechar .’ Mas quiso dejar clara la complejidad de la situación: ‘Cataluña puede ser el primer país en obtener un Estado sin violencia y con el Estado de origen en contra. Las independencias han conseguido siempre con violencia o negociadas con el Estado. Nosotros hacemos algo realmente original, porque la violencia está  completamente descartada y el Estado español ya sabemos cómo actúa’.

A cada pregunta que alguien hacía, Mas respondía mostrando la contradicción de la pregunta. Y se mostró especialmente contundente contra los de la prisa. A los que exigían tirar por la directa. ‘Si hubiéramos hecho de niñatos, no habríamos llegado a donde estamos en el terreno internacional. Se ha hecho mucho trabajo discreto’. Mas avisaba: ‘No nos reconocerá nadie hasta que no lo hayamos hecho’. Y recordaba que en el mundo hay intereses y poco amor: ‘Interest and no love.’

Osados ​​contra astutos e inteligentes

En un segundo turno de preguntas, le preguntaron si seríamos lo bastante osados ​​llegado ‘el día D y la hora H’. La respuesta: «En lugar de hablar de ser lo suficientemente osados, a ver si empezamos a hablar de ser lo suficientemente astutos e inteligentes. ¿Seremos capaces de llegar al final? ¿En qué condiciones queremos llegar? De cualquier manera, no. Si tenemos que llegar con una Cataluña empobrecida, no. Hay que hacer las cosas con inteligencia’. Recomendó de no caer en el peligro de la gesticulación. Y aquí llegó la indirecta muy directa a la CUP: ‘La estética de votar cada tres meses lo que ya se ha votado no conduce a nada. Tampoco la estética de ir dando pellizcos a España, que no son ninguna molestia para ella. ‘ Y concluyó: ‘Podemos ser muy osados ​​y terminar con una derrota entre las manos’.

El centro imposible

El coloquio avanzaba y la cuestión de la renovación no había vuelto a aparecer desde la intervención de Francesc-Marc Álvaro. Y fue el periodista invitado por la organización quien volvió a pinchar al expresidente. Le preguntó por la necesaria renovación, teniendo en cuenta la mochila de la corrupción. Y también en qué consistiría la refundación. Si sería una cuestión de caras, de ideas, o de qué. Mas habló de una redefinición de partido de centro amplio que debía incluir desde los liberales que aceptaran el proyecto de estado de bienestar europeo hasta los socialdemócratas que aceptaran el modelo de economía productiva europeo. Y añadió que la discusión derecha-izquierda es la excusa de las cúpulas de los partidos para perpetuarse en el poder. Aquí hubo el único conato de aplauso de los asistentes.

Un rato después de haber dicho esto, un señor mayor dijo a Mas que qué sentido tenía definirse como centro, cuando se decía que la derecha y la izquierda no existían. Si no hay derecha e izquierda, porque son la excusa de las cúpulas de los partidos, eso del centro -que es un concepto relativo- no tiene ningún sentido. Fue otro momento de incomodidad. Mas asentía con la cabeza, pero el hombre tenía razón. Si no hay izquierda ni derecha, tampoco puede haber centro.

Corrupción y transparencia

Sobre la cuestión de los casos de corrupción en el partido, Mas tampoco satisfacía la expectativa de los asistentes, excepto de aquellos que acuden a estos actos dispuestos a aplaudir todo. Mas preguntaba qué otro partido aguantaría diez años de investigaciones del derecho y del revés sin que se demostrara ninguna prueba de culpabilidad. Y tras recordar que Cataluña tenía una de las leyes de transparencia más avanzadas y severas de Europa -impulsada por un gobierno suyo-, ponía en duda que la exigencia de transparencia total fuese de acuerdo con la manera de hacer los catalanes. Ponía de ejemplo la transparencia en la financiación de los partidos en Estados Unidos, donde toda donación debe hacerse pública y el control es muy estricto. Los catalanes que colaboran económicamente con un partido, ¿querrían que se publicara su nombre? ‘A ver si queremos hacer un país que no tiene que ver con lo que quiere su gente’, se preguntaba Mas. ‘En EEUU la contribución con un partido es un activo del ciudadano. Aquí todo el mundo trata de que pase desapercibido y de que no se sepa. ‘

Sin querer quedar bien

‘Somos el país de las exigencias sin freno y de las indulgencias con uno mismo’, se quejaba el expresidente. Todas estas no eran las respuestas que mucha gente parecía esperar. A cada pregunta, Mas respondía mostrando las contradicciones del movimiento independentista y de la sociedad catalana. Había un punto de incomodidad en él, en las preguntas y en las respuestas. No fue a la comida con un discurso para agradar. Una vez liberado del compromiso de la presidencia, Mas ya no tenía que quedar bien con todos. Tiene ganas de decir las cosas tal como las piensa. Se siente liberado y ya no quiere ser políticamente correcto. No está mal. Y la incomodidad dicen que es el motor de la creación. Debe de ser eso. Que Mas está en proceso creativo y se dedica a poner en duda todas las verdades del independentismo y de la catalanidad. Y es que mucha gente todavía quiere escuchar que esto será muy fácil y que se habrá hecho en un santiamén. A su favor, la frase de Confucio: ‘El hombre superior siempre piensa en la virtud; el hombre vulgar piensa en la comodidad’.

VILAWEB