El ministro de Educación, Cultura y Deporte, vaya trío, ha denunciado el sistema educativo de «algunas comunidades autónomas», huelga añadir cuáles. Ha citado a modo de ejemplo que en el País Vasco el gasto por alumno es el doble que en Andalucía, hecho que según él vulnera los principios constitucionales de igualdad, solidaridad y equidad. Han leído bien: lo que José Ignacio Wert considera un delito no es que en Barbate falten lápices, sino que en Zumarraga abunden. Sobredosis de tiza, una nueva enfermedad.
No muere ahí la lección de matemáticas ministerial. Además ha mostrado su deseo de eliminar la existencia de 17 proyectos curriculares distintos ya que «España tiene más del doble de tasa de abandono escolar que los países en los que los jóvenes van a tener que competir». En un lugar normal, el político debería aclarar esa extraña relación causa/efecto, o sea, de dónde deduce que el aleteo de una mariposa en Hernani provoca el viento de Tarifa. Y ofrecería los datos comparativos entre las regiones denunciadas y el resto. Y se preguntaría sobre la posible influencia de esa mitad de inversión presupuestaria en el fracaso educativo de varias de ellas. Spain, una pena, is different.
Hay un punto de resentimiento social en la acusación del ministro, algo inaudito en un ser de derechas. Es como si le escociera la excelencia ajena. Tampoco se entiende esa intención de equiparar por abajo, el orgasmo del mínimo común denominador. Como yo la tengo corta, nos la cortamos todos. Y hay un aire de xenofobia en ese cansino mercadeo de topónimos. Al parecer el problema no es que un chaval de Huelva suspenda, no. El problema es que uno de Vitoria apruebe. Esto es muy grave para el norteño: si te insultan hoy por feo y mañana por guapo, al final acabas rompiendo el espejo. Vamos, que con tanta crítica se corre el riesgo de montar la trinchera y olvidar la autocrítica. Tendría bemoles: ikastolas con el síndrome Mourinho.
http://www.noticiasdenavarra.com/2012/10/06/opinion/columnistas/mar-de-fondo/exceso-de-profes
