El último jefe de estado euskaldun

Durante los años 1527-30 Los soldados nabarros de Enrique II de Albret «el Sangüesino» con sus aliados bearneses, gascones y franceses, liberaron Baja Nabarra que también había sido tomada en la conquista de 1512, para ello contaron con la ayuda de la población contraria a su integración Castilla.

El primer rey que tuvo el reino de Nabarra tras la invasión de todo su territorio peninsular, fue por tanto Enrique II “el sangüesino” (1503-1555), llamado así por haber nacido en esta villa cuando todavía esta parte de Nabarra era libre. “Los Albret señalaron que el primogénito sería criado en el idioma del reino de Nabarra en la lengua de aquel (en euskera)”, Peio Esarte, historiador nabarro.

Tal y como Enrique II «el sangüesino» dejó escrito, el reino de Nabarra comprendía: “Guipúzcoa, Bizcaya y Alaua y mucha parte de Rioja hasta el olmo de Burgos (…) como las sepulturas que antiguamente los reyes de Navarra tenían en Nájera y otras ciudades y villas que hoy en día parecen las armas de Navarra, así como en Logroño y en otros lugares, que de poco acá se han borrado”.

En su trabajo “Infancia y Adolescencia de Enrique II de Navarra”, el historiador Álvaro Adot Lerga, especializado en esta dinastía nabarra, nos dice los idiomas que hablaba Enrique II “el sangüesino”:

“El príncipe Enrique aprendió diversos idiomas en el transcurso de su época de infancia. Sabía hablar en lengua bearnesa, que era la predominante en la corte de su madre (uno de los tres Estados independientes de la corona Nabarra junto al principado de Andorra), como lo refleja buena parte de documentación escrita por el tesorero del Hostal o por el propio espensero del príncipe. También dominaba el romance navarro (ver mapa más abajo), en cuya lengua están escritos todos los documentos que conservamos de los periodos en que ejerció como lugarteniente general del reino».

Banderas de los tres Estados de la corona de Nabarra,
para más información: 
https://lehoinabarra.blogspot.com/2016/01/andorra-o-el-miedo-de-hablar-del-reino.html

 

«Conocía la lengua francesa, que perfeccionó durante el periodo en que residió en la corte de Francisco I y Claudia de Francia, y probablemente, también desde su infancia, adquirió conocimientos de lengua vasca, como nos inducen a pensar muy diversos datos como el relativo a su educación y estancia continuada en Navarra, predominantemente en Pamplona, o su posterior condición de rey de la Baja Navarra».

“Erit autem talis differncia inter Orti Lehoarriz et Açeari Umea et successores eorum, quod Orti Lehoarriz faciet tu lingua Navarrorum dicatur unamaizter et Açceari Umea faciet buruçzagui, quem voluerit” (s. XII reinando Sancho VI «el Sabio»)

 

Sigue remarcando la misma idea Álvaro Adot: «Y también otros datos no menos importantes, como el relativo al incipiente apoyo brindado por la Casa Real de Navarra a la difusión escrita de la Linguae Navarrorum, desde mediados del siglo XVI: primero por el propio Enrique, apoyando la publicación del libro “Linguae vasconum primitivae”, escrito por Echepare, en el año 1545, y posteriormente, por su hija, la reina Juana, que auspició la traducción del Nuevo Testamento al euskera y su publicación, en 1571, siendo el traductor el sacerdote Joannes de Lizarraga”.

Por tanto, Enrique II hablaba bearnés como lengua materna y del Estado del Beárn (donde todavía había y hay núcleos euskaldunes), euskara como lengua principal del reino de Nabarra, además hablaba el romance nabarro usado sobre todo en las escrituras del reino baskón, y el francés entre las lenguas extranjeras.

Comenta Alvaro Adot cómo el euskera lo habría aprendido Enrique en Pamplona-Iruñea, donde residió siendo príncipe de Biana hasta que tuvo que huir al Bearn tras la invasión castellano-aragonesa: «Hasta su forzada partida de Navarra, en verano de 1512, motivada por la invasión castellano-aragonesa, Pamplona fue la ciudad en la que vivió por más tiempo, debido a su carácter de centro político del reino, donde residían de manera ordinaria las grandes instituciones de gobierno: Consejo Real, Corte Mayor y Cámara de Comptos».

Es más, Enrique II “el sangüesino”, en su reino reducido a Baja Nabarra, obligó a los magistrados y parlamentarios a saber euskera, según explica en “Euskeraren isobarak” el escritor Pako Aristi.

Lápida en la casa natal de Enrique II en Sangüesa-Zangotza en castellano, idioma que no dominaba.
Juan Iñiguez de Ibargüen de la merindad de Zornotza en Bizkaia sobre el año 1588 escribió su “Crónica dónde señala que se hablaba “(…) este bascuençe antiguo se habla perfectamente como de primero en su principio en la probinçia que agora es llamada Viscaya, y lo mejor y más claro de ello y más elegante y pulido en la tierra que está entre Vermeo y Durango. El cual lenguaje bascongado muy çerrado y con otros munchos açentos y sonidos diferentes lo usan y hablan tanbién en las probinçias de Guipúscoa, Nabarra, Álaba y Gascuña y comarcas çercanas, y los unos muy más çerrado que los otros». La información completa en: 
https://lehoinabarra.blogspot.com/2019/06/el-euskera-del-ducado-de-baskonia.html

 

No es baladí observar que los primeros libros escritos en euskera sean dentro del reino de Nabarra que seguía libre en Baja Nabarra y el Beárn, es decir, el Estado vasco o baskón amparó el nacimiento de la literatura vasca. Un bajo nabarro libre, el cura Bernard Etxepare, escribió «Linguae vasconum primitiae», primer libro escrito en euskera, que vio la luz en 1545 y que contó con la ayuda financiera de Enrique.

Pide Etxepare al abogado del rey de Nabarra, Bernard Lehete: «Iaun noble et naturazcoac beçala bay tuçu eftimatzen, goratzen eta ohoratzen heufkara, çuri neure iaun eta iabia beçala igortzen darauritzut heufcarazco copblabatzu ene ignoranciaren araura eguinac. Ceren iauna hayec iqhuffiric eta corregituric plazer duçun beçala irudi baçautzu imprimi eraci diçaçun eta çure efcutic oroc dugum ioya ederra Imprimaturic heufcara orano içan eztena (…)»

«Como señor noble y natural del país así estimas, ensalzas y honras el euskera, a ti, mi señor y poseedor, te lanzo unas coplas en euskera hechas en la medida de mi ignorancia. Porque, señor, leídas (iqhuffirik-ikusirik) aquellas y corregidas como más le guste, si le parece bien, las haga imprimir y de su mano todos tengamos una preciosa joya impresa en euskera como hasta ahora no se ha hecho».

Mientras Baja Nabarra siguió siendo independiente, el reino trató de realzar el idioma natural de sus gentes elevándolo a categoría de lengua literaria. No hay incunables en euskara y este es el único “posincunable” conocido (libros escritos entre 1500 y 1550). Etxepare, bajo el título de “Contrapás,” dejó escrito:

 

“Garaziko Herria/

Benedika dadila/

Heuskarari eman dio/

Behar duyen thornuya. /

Heuskara, /

ialgi hadi plazara!

/Bertze jendek uste zuten/

Ezin scriba zateyen/

Orain dute phorogatu/

Enganatu zirela. /

Heuskara, /

Ialgi hadi mundura! /

Oraindano egon bahiz/

Inprimatu gaberik, /

Hi engoiti ebiliren/

Mundu guzietarik/

Heuskara!”.

 

(Bendito sea/ el Pueblo de Garazi (Cize)/ Él ha dado al Euskera/ El rango que le corresponde. / ¡Euskera,/ Sal a la calle!/ Mucha gente pensaba/ que no se podía escribir,/ Ahora reconocen que/ Estaban engañadas./ ¡Euskera,/ Sal al mundo!/ Si hasta ahora has permanecido/ Sin ser impresa/ En adelante/ Recorrerás el mundo entero/ ¡Euskera!).

Por tanto, da a entender el mismo autor en varias ocasiones, que éste es el primer libro impreso en euskera. El libro comprende 16 poemas constituidos por 1.159 versos: tres poemas de tema religioso, diez de tema erótico, uno que se refiere a su estancia en la prisión y por último dos que dedicó a elogiar el vascuence. El único ejemplar de Linguae Vasconum Primitiae está depositado en París.

Portada del primer libro escrito en euskera financiado por el rey de Nabarra Enrique II “el sangüesino”, euskaldun y amante de la “lingua navarrorum”.

 

Son pocos los textos y palabras escritos en euskera hasta la aparición de este libro. Tras las más de 500 palabras en tumbas de épocas romanas en toda Baskonia (ama, amoema, andere, arix, arte, asto, atta, barri, begi, bele, bai, bihox, buru, iri, erri, erdi, gar, gison, itur etc.), llegaron las primera frases en euskara que son las de las Glosas del monasterio del reino nabarro de San Millán de la Cogolla (la Rioja) del siglo X («güec ajutu ez dugu» y «izioqui dugu).

Después, un pequeño diccionario del viajero Aymeric Picaud del siglo XII (Urci, arrain, ogui etc.), a las hay que sumar las escritas por el obispo Pamplona, Arnault Barbazán (1318-1355), sobre expresiones populares recogidas de forma deslavazada, y los meses en euskara del breviario diocesano de Pamplona escrito por Fernando Vaquedano en 1501. En ese siglo XVI, el Archivo Diocesano de Pamplona, proporciona breves textos en euskara sobre matrimonios clandestinos, cantares y expresiones.

1505 del conde de Ezpeleta de Beire

 

En los márgenes de un libro de 1505 del conde de Ezpeleta de Beire, alcalde y merino mayor del Castillo de Herriberri (Olite), pariente bastardo del mismo rey de Nabarra Carlos II (s. XIV), está también en euskera, lo que es otra muestra de que el euskera no era solo el idioma del vulgo, sino también de la clase alta del reino baskón: “Mutila nescatoa andrea gisona mutil chaperuge / antonjo gandaygu suquetanjque gandaygu / armosadu meryendadu / [zue]” (El mozo, la moza, la mujer, el hombre, mozo sin boina / Antonio, comamos vos y yo, comamos [¿bebamos?], / almorcemos, merendemos // [vosotros ?]).

Tal y como señala el jurista e historiador nabarro Tomás Urzainqui en su libro “Nabarra, Estado europeo”: “El euskera lo hablaba como lengua principal la clase dirigente y no sólo la generalidad del Pueblo, los altos cargos de la administración, los miembros del Consejo Real, de los Tribunales de Justicia, la Corte Mayor y audiencias reales, los vocales de la Cámara de Comptos, los escribanos reales o notarios”.

François Rabelais, Gargantua, Lyon, Denis de Harsy edición de 1537

Será el francés François Rabelais el primero en escribir un texto completo en euskara en 1534. Rebelais estudió en el “Colegio de Nabarra” en París el cual estaba bajo el patrocinio de los reyes de Nabarra. Se trata de un discurso de su libro sobre el gigante “Gargantúa” y su padre “Pantagruel”.

El texto es una oración que empieza así: “Jona andie, guassa goussyetan behar da erremedio, beharde versela ysser la da” (Gran Señor [Dios], nos falta remedio a todos los males, es difícil que todo sea como debe ser). Y sigue “Anbates, otoyyes nausu, ey nessassu gourray proposian ordine den. Non yssena bayta fescheria egabe, genherassy badia sadassu noura assia. Aran hondovan gualde eydassu nay dassuna. Esou oussyc eguinan soury hin, et darstura eguy harm, Genicoa plasar vadu”.

Unos pocos autores de ese siglo XVI han dejado frases en euskara, su principal curiosidad es que no eran euskaldunes. Así el italiano Lucio Marineo Siculo en su “Sumario de la vida de los Reyes Católicos” (1533) y Gaspar Gómez dentro de la tercera parte de la “Celestina” (1536) en «la canción de Perucho Vizcayno», con el estribillo arcano en euskera: “Lelo il lelo, lelo il lelo, Leloa Zarak, leloa il”.

Juana III de Nabarra (Pau 1549-1572) fue hija de Margarita de Nabarra y Enrique II “el sangüesino”. Juana III era de la familia Albert-Labrit y fue la 38º reina de Nabarra, vizcondesa del Bearne y Foix. Uno de sus primeros actos públicos como reina consistió en la jura de los Fueros de Nabarra y la petición de la restitución plena del reino.

En 1571, el también cura, el labortano de Beraskoitz Joanes Leizarraga, por mandato de la reina nabarra Juana III de Albert (hija de Enrique II) y el Sínodo de Pau (capital de Beárn y último emplazamiento del parlamento nabarro libre, donde aún se conserva el edificio junto al suntuoso castillo https://lehoinabarra.blogspot.com/2020/02/el-edicto-unilateral-de-1620-aitzol.html), traduce el Nuevo Testamento al euskera tomando para su traducción la versión griega de Erasmo de Rotterdam y publicándolo en la Rochelle; reina y cura son protestantes (calvinistas hugonotes), sobre todo, cuando en 1564 por primera vez en el mundo tras 1200 años, en Nabarra se proclama la libertad de culto (para más información: https://lehoinabarra.blogspot.com/2015/06/la-revolucion-nabarra-de-1564-la.html).

Habría que matizar, el romance castellano del conquistador estaría mezclado con el romance nabarro que se hablaba en la ribera, el cual le es muy afín al haber nacido ambos dentro del reino de Nabarra y difíciles de diferenciar en la Edad Media, aunque nunca dejó de haber euskaldunes, incluso monolingües, en Tudela y su comarca como está demostrado. El texto judicial de un pleito de 1540, describe el comentario del agricultor Pedro Petillas sobre el veterinario zamorano que trabajaba en la capital Ribera (Tudela): “no se hablar ni entiende vascuence porque es natural castellano (…) por no entender suele buscar un intérprete y que en ello pasa trabajo y que le vendría muy bien saber hablar vascuence para recibir a los que va a su casa”, en ese mismo texto judicial se afirma que el euskara en la Ribera es “la lengua de la tierra”.

 

Para más información: https://lehoinabarra.blogspot.com/2016/06/el-origen-del-castellano-en-valpuesta-y.html
https://lehoinabarra.blogspot.com/2016/07/el-origen-nabarro-del-romance-castellano.html
https://lehoinabarra.blogspot.com/2014/07/el-euskera-y-el-reino-de-nabarra.html

 

Peio Monteano (técnico superior del Archivo General de Navarra), nos relata la situación del euskera  antes de la invasión castellano-aragonesa de la Nabarra medular y de su capital en su libro “La lengua invisible”: “tenemos que revisar nuestra visión de la convivencia de las lenguas en Navarra. Efectivamente se hablan muchas lenguas, pero en el siglo XV se producen dos fenómenos: uno, que el euskera es hegemónico, no es una lengua más, es la lengua que habla el 80% de la población. Por otro lado, que se produce una simplificación lingüística. Van desapareciendo el occitano, se agotan las lenguas árabes, la bearnesa… y llegamos al siglo XVI, objeto de mi estudio, en el que vemos que hay un bilingüismo asimétrico: hay una lengua, el euskera, hegemónica socialmente y otra que hereda esa función escriptoria, documental, que es el romance, el castellano” (para muchas más información:  https://lehoinabarra.blogspot.com/2020/02/el-euskera-en-los-estados-en-los-que-se.html).

 

Peio Monteano remarca: “En esa centuria (s. XIV y extensible hasta la conquista), en la práctica, era necesario que los oficiales reales supieran euskera y muchos de ellos, que no eran vascohablantes nativos, lo aprendían en su formación (…) lo mismo ocurría en la Iglesia, donde desde muy antiguo se exigió a los sacerdotes que hablasen la lengua de los feligreses (…). Incluso el escriba que en su estudio de la catedral (de Pamplona en el siglo XIV) prueba su pluma antes de escribir sus habituales documentos en latín, garabatera descuidadamente sobre el pergamino una oración rimada en euskera: Pater Noster txikia, Deus perententzia, lurrak dakar ogia, zotzak ardan bustia…”.

El propio Monteano concluye el libro insistiendo en la necesidad de revisar la presencia del euskera en la Edad Media y los albores de la Edad Moderna en la que fue invadida Alta Nabarra (1512-24), ya que los textos bien analizados demuestran el vigor de esta lengua en el reino donde estaban en franca expansión y no en retroceso como será una constante en los siglos de ocupación castellano-española hasta el presente.

El aragonés José Conchillos en el año 1666 en su libro «Propugnáculo histórico y jurídico»: 

«(…) pues con averle puesto los mismos Romanos a Pamplona el nombre de Pompelon, ó Pompeyopolis, que quiere dezir Ciudad de Pompeyo en lengua latina, le pusieron ellos en la suya vascongada Iruña o Iriona».

Comenta Alvaro Adot como Enrique II «el sangüesino» : «Desde su adolescencia fue educado en el ideario político de sus padres, los reyes Juan y Catalina, relativo a mantener una independencia de Bearne y recuperar el reino de Navarra, tratando de ponerlo vanamente en práctica desde que fue rey, a partir de febrero de 1517, hasta su fallecimiento. Tal fue así, que en su testamento expuso su intención de ser enterrado algún día en la catedral de Pamplona, con sus antecesores reyes de Navarra».

https://lehoinabarra.blogspot.com/2020/06/el-ultimo-jefe-de-estado-euskaldun.html?fbclid=IwAR3cEdCqhSfe9P1z9zxBzm4J45rjg-3c9noeexNIFLHqNqI7n-KCR6Viwho