El Palacio de Urbasa

El palacio de Urbasa fue construido a finales del siglo XVII por Juan Remírez de Baquedano y Alvarez de Eulate, II marqués de Andia el cual ostentaba la jurisdicción civil y criminal en los montes de Urbasa y Andia.

Así figura en la mayoría de documentación consultada. Sin embargo, otros documentos plantean alguna duda sobre esta aseveración inicial y parecen indicar que quien construyó el palacio fue su padre Diego Remirez de Baquedano, primer marqués de Andia. Inicialmente el titulo concedido a Diego por el rey de España, Carlos II en 1690 había sido de Marqués de San Martin de Amescoa, su localidad natal pero por la negativa y protestas de la población amescoana hubo de modificarse la titulación y el marquesado quedó como de Andía. En compensación se les entregó a los marqueses el mayorazgo y la jurisdicción civil y criminal de los montes de Urbasa y Andia.

El blasón de los Baquedano

Fue el fiscal del reino quien urgió al Tribunal del Real Consejo para que ordenase al marqués, queda la duda de si al padre o al hijo, fabricar esta casa y cárcel. Casa para residencia del alcalde que había de administrar justicia; cárcel para custodia de los reos, porque se decía en la gracia de concesión que «resulta de conveniencia pública haya quien cuide de los robos, diferencias y otros excesos que se cometen en dichos montes«. El relator y el perito Juan de Beasain eligieron el lugar donde levantar el que todavía hoy se llama palacio de Urbasa, en el raso del monte del mismo nombre. El palacio incluía una capilla-basílica dedicada al Santo Cristo de las Angustias. Desconozco si posee la titulación de basílica concedida exclusivamente por el Papa pero con esta denominación consta en la documentación antigua.

Se trata de un edificio rectangular articulado en cuatro cuerpos ensamblados. Cada uno de los ángulos se encuentra flanqueado por torres mochas, convergiendo el resto del edificio en un gran patio central. La fachada principal, orientada al sur tiene dos pisos de altura está abierta por tres arcos rebajados de piedra labrada que dan entrada a un elegante soportal o zaguán.

Encima de las arcadas tres balcones con repisa individual y el gran blasón de piedra de los Baquedano entre dos de ellos. Las torres que flanquean la fachada son de planta cuadrada, tres alturas con a cada dos balcones en la primera planta y tejado a cuatro aguas. En la torre izquierda está ubicada la basílica y en su tejado se yergue una espadaña con su campana. El resto del edificio mantiene una estructura simétrica de planta cuadrangular aunque las demás fachadas están apenas ornamentadas. A pesar de la titularidad, ningún miembro de la familia Baquedano llegó a vivir en el palacio, el cual tan solo sirvió de residencia a los caseros de los marqueses y al capellán titular.

 

Antes de 1915. Foto: I. Ojanguren Gure Gipuzkoa

Con el tiempo, con sus puertas siempre abiertas se convirtió en el refugio de cualquier transeúnte de Urbasa, de leñadores, pastores y ganaderos que guardaban sus yeguas o sus vacas en el patio central mientras en el piso se les habilitaban unos sencillos camastros.

 

 

 

 

Juan Echávarri

En 1915 el industrial maderero de Olazti, Juan Echavárri compró el palacio adecuándolo como residencia de verano para él y su numerosa familia. Pero como incluso le resultaba demasiado grande y como gran negociante que era, años después convirtió la mitad del palacio en hostal restaurante. Remozó el edificio y sus alrededores, dotó a la finca de un hermoso frontón, reservando para uso exclusivo de su familia las habitaciones del ala meridional y lo que antes eran cuadras y pajares quedó convertido en habitaciones, salón comedor y distintas salas de estar o de ocio para el hostal.

Las instalaciones del Hostal

Se construyó junto a su fachada trasera o norte un edificio auxiliar, para los distintos servicios y como venta. En 1926 se terminó de construir la carretera Estella-Olazagutia, que comenzada en 1876 por distintos avatares tardó 50 años en estar totalmente abierta y que discurre muy cerca del palacio, rodeándolo, con lo cual la afluencia de veraneantes o visitantes esporádicos se hizo más fácil y frecuente. En la postguerra el restaurant y la venta eran llevados por Pedro Echeverria de Olazti y sus tres hijas que antes habían regentado la fonda Eskisabel del mismo Olazti. Llegó a adquirir gran fama tanto por la calidad de la cocina como por el exquisito detalle en el trato al cliente, en general gente de alta alcurnia. Las excelentes cocineras transmitieron su buen hacer a una de sus hijas Chelo Apalategi que después regentó junto a su marido Jesús Oyarbide el famoso restaurante Zalacain de Madrid.

El hotel se abría en junio por San Pedro y se cerraba en septiembre por San Miguel. Normalmente acudía gente adinerada con sus propios criados, atraídos por la vida tranquila de la montaña, pasear, tomar el sol, jugar en el frontón. Para garantizar la tranquilidad a los veraneantes el hotel tardó bastantes años en poseer línea telefónica. El Conde de Paris amigo de los Echavarri y su familia, durante su exilio en Navarra solía frecuentar el establecimiento. Uno de los visitantes ilustres, nada sospechoso de ser un ricohombre, fue el famoso arqueólogo y antropólogo Joxemiel Barandiaran quien en 1921 mientras estudiaba los dólmenes de Urbasa se alojó en el Palacio.

El edificio anexo, además de para el servicio, hacía las veces de venta pero para uso de gente más humilde, carboneros, leñadores, camineros o ganaderos de los valles colindantes, Ameskoa y Burunda. También acudían con frecuencia los seminaristas del seminario capuchino de Altsasu y se les dejaba el pajar de la venta para pernoctar. Dicen que los frailes capuchinos tuvieron algunos problemas y diferencias con el dueño Echavarri y su familia y finalmente este les facilitó un terreno cercano, pero aparte, en donde en 1926 construyeron la llamada Casa de los Frailes.

Mirador de Ubaba o de Pilatos

Cuenta Beatriz Salinas en sus memorias que en julio del 36 el hotel estaba repleto de veraneantes, la mayoría vizcaínos, que “recibieron alborozados la noticia del golpe militar” y que allí mismo se repartieron armas y uniformes de la Falange. Poco tiempo después el dueño del palacio Juan Echavarri, declarado carlista, fue apresado en Madrid por las fuerzas leales a la república, había acudido al entierro de Calvo Sotelo, y terminó muriendo en la cárcel. Muy cerca del palacio se encuentra la tristemente famosa sima del Raso en donde decenas de republicanos fueron asesinados y arrojados o y el llamado balcón de Pilatos desde donde, se dice, los tiraban vivos.

Estado actual

A partir de 1964 con el cierre de su gran aserradero de Olazagutia el “emporio” de los Echavarri fue decayendo paulatinamente, fueron vendiendo todas sus posesiones y el cada vez menos frecuentado establecimiento hostelero cerró como tal en 1984. Pocos años después en 1990 el Palacio de Urbasa fue comprado por el Gobierno de Navarra. Inicialmente planteó su restauración y conversión en un hotel de lujo, con 24 habitaciones y 3 suites, en un proyecto que ya se valoró entonces en 4,5 millones de euros. Además de la redacción del proyecto, el Gobierno gastó 24.000 euros en un estudio de viabilidad. Finalmente en 2009, al comienzo de la crisis económica, siendo consejero de Cultura y Turismo J.R. Corpas, principal valedor del proyecto, se descartó su realización. No se aplicó al palacio ningún tipo de protección como elemento de valor arquitectónico y cultural y desde entonces está en estado de total abandono con sus puertas y ventanas tapiadas pero sujeto a todo tipo de vandalismo o mal uso. El edificio anexo, la venta, fue derribado en 2005. La asociación de defensa del patrimonio Hispania Nostra lo incluyó en 2008 en su Lista Roja del Patrimonio. Con un deterioro cada vez más patente, en franca amenaza de ruina, desconocemos las intenciones de los actuales responsables de patrimonio del Gobierno de Navarra, su titular.

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