Carta “abierta” a la duquesa de Alba

Estimada María del Rosario Cayetana Paloma Alfonsa Victoria Eugenia Fernanda Teresa Francisca de Paula Lourdes Antonia Josefa Fausta Rita Castor Dorotea Santa Esperanza Fitz-James Stuart y de Silva Falcó y Gurtubay, XVIII Duquesa de Alba de Tormes:

Me dirijo a usted contento y emocionado tras saber que a causa del bendito amor ha decidido repartir en vida la herencia que corresponde a sus familiares, hecho que alegraría a cualquier persona de bien en este mundo a veces tan triste, negro y quejumbroso. Sin duda, su acción ha provocado que muchas y muchos volvamos a confiar en la humanidad de las personas, algo que, aunque en apariencia debería ser redundante, desgraciadamente no es muy habitual en estos días. Es por eso que , teniendo en cuenta su demostración de saber estar y sensibilidad hacia los demás, quisiera aprovechar para pedirle, a modo de reconocimiento  hacia, me consta que su querida Nabarra, las nabarras y los nabarros, la repartición entre las instituciones pertinentes  de sus posesiones en esta tierra, asediada, masacrada y conquistada  por su ascendiente Don Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez de Quiñones, segundo Duque de Alba.

No es mi intención entrar en detalles de tan luctuoso hecho en la historia de Nabarra, menos teniendo en cuenta que usted, con toda seguridad, es más que sensible hacia este tipo de situaciones siendo descendiente de Don José María Gurtubay, insigne bilbaino que gracias a una casualidad cuasi divina pudo dar de comer bacalao  a toda la ciudad durante el sitio de la primera guerra carlista, o usted misma, que vivió en carne propia los bombardeos nazis de Londres durante la Segunda Guerra Mundial. A buen entendedor pocas palabras bastan, ¿verdad Señora?.

Sin más, le deseo de corazón que disfrute de su amor, que a buen seguro es el de su vida,

 

Sinceramente,

Fernando Lukin Ustaritz


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