Uno de los hechos históricos significativos en el Reino de Nabarra lo tenemos en el año 1571, ya que en esta fecha Joannes de Leizarraga publicó la traducción de la Biblia al euskera. Dicha publicación se hizo bajo los auspicios de la reina Juana de Albret, conocida como Juana de III Nabarra, cuyo hijo sería rey de Francia. El hecho que se convirtiese al protestantismo al igual que Leizarraga, los cuales habían sido católicos, y que pese a que hubo convivencia pacífica durante un tiempo entre ambas religiones, dado que su reinado, en lo que nos concierne, se limitaba a la Bajanabarra y entorno, dicha traducción no tuvo la repercusión histórica que le correspondía, ya que la Nabarra peninsular había sido invadida en 1512.
Leizarraga, nacido en Beraskoitze (Lapurdi) en 1530, tradujo el Nuevo Testamento con la colaboración de otros traductores de Behenafarroa y Zuberoa, en un euskera casi batua, pues como indica “Badbederak daki Euskal Herrian kasi etxe batetik bestera ere mintzatzeko maneran zer diferentzia eta dibertsitatea den…” (Cualquiera sabe que en Euskal Herria de una casa a otra lo diferente y diversa que es la forma de hablar…).
En esa época en la Nabarra peninsular, pese a que un 80% de la población hablaba euskera, y que incluso los notarios o sabían euskera o necesitaban traductores para su labor, tras la invasión, las continuas prohibiciones provocaron un significativo y lamentable retroceso, prolongado hasta hace pocos años, sufriendo la ciudadanía dichas consecuencias. Recuerdo a un señor de la Ultzama y a un sacerdote de la Sakana que comentaban los castigos que recibían si se les escapaba una palabra en euskera en la escuela, único idioma que sabían, o humillaciones en Baztan, además del temor expresado por otros muchos por la prohibición de usarlo. I. Perurena indicaba el miedo de la gente a utilizar el único idioma que sabían, pese a ser el propio, cuando alguien llamaba a la puerta: “Amak beti esaten zuen –eta ez bakarrik nire amak- ‘ondo ikasi erdaraz, ez dakizula gerta niri gertatu zaidana’. Norbait ate joka etortzen zenean, lotsa ematen zion atera joateak erdaraz ez zekielako (Hermes).
Por todo ello, el que hace cuatro años se eligiera a Uxue Barkos como presidenta, me pareció un hecho histórico, ya que además de ser una persona de gran valía demostrada en la defensa de los intereses de Nabarra en Madrid durante 12 años, donde llegó a ser diputada revelación para la prensa, representa la pluralidad lingüística que corresponde a todos los navarr@s. Pero además Barkos y su gobierno han hecho destacados avances en políticas sociales, Nabarra está, junto a la CAV, en la cabeza en el ranking de excelencia educativa, respetando elección lingüística, defensa de los Fueros y singularidad, estabilidad. Mejora de la economía, empleo, defensa de las arcas de Nabarra, ante el sobrepago que estaban haciendo gobiernos anteriores a Madrid. Una persona de gran valía y carisma y a la vez cercana al frente de un gobierno para tod@s los nabarr@s.
En mismas fecha Joseba Asiron fue a su vez elegido alcalde de Iruña/Pamplona, donde además de méritos, reúne las mismas características de Uxue, es decir, poder dirigirse a los ciudadanos, a todos, en la lengua que deseen.
Lo cual me parece un derecho muy significativo ya que hay muchos testimonios a lo largo del Viejo Reino que cuando ciudadanos del entorno acudían a Iruña/Pamplona, si no hablaban castellano eran objeto de risas y humillaciones. Lo he escuchado de boca a varias personas de Lakunza, Roncal, etc. Aunque por escrito también consta, “Viendo que en el cuartel y la escuela eran los vascos objeto de befa y de pitorreo, y que en la capital se le tenía al de los alrededores de Iruña por ser un bárbaro e incapaz de educación…” (Añibarro/Munárriz),
Pero entendemos que además ha hecho una buena labor para mostrarnos una Iruña más abierta y acogedora. Empezó bajándose el sueldo un 17% cuando accedió a la alcaldía. Con respeto a las familias y legalidad, exhumó del llamado Monumento a los Caídos los restos de los generales golpistas sin generar polémicas. Como señala, se percibe otra manera de actuar.
También se ha observado el cambio en la figura de la presidenta del Parlamento, Ainhoa Aznarez, también euskaldun, que con actitud cercana ha participado y promocionado tanto eventos oficiales como populares, con agradecimiento de la ciudadanía, hecho que vemos en diversos mensajes de las redes sociales.
Cuatro años fructíferos en los denominados ayuntamientos del cambio, que llegan hasta Tudela, donde se observa una imagen de los pueblos más abierta y plural, que revierte positivamente en pro de los mismos, revitalizándolos. Zona hasta donde llegan testimonios del euskera, como la toponimia vasca de Ablitas, de lo cual son conscientes y valoran los ciudadanos, Ugenike, Ubeta, Mendienike… Al igual que lo hacen los vecinos de Ezkarai (Rioja) que valoran y están orgullosos de su pasado nabarro, donde de los 2000 nombres de lugar, la mitad tienen raíces o están en euskera.
En entrevista de Iñaki Gabilondo en la Universidad de Columbia al prestigioso científico Rafael Yuste, este neurobiólogo decía que estudia euskera porque le parece precioso y es el único idioma que queda en Europa preindoeuropeo, indicando que no sólo se debía dar en las escuelas a nivel estatal sino europeo. Señala que tiene una estructura gramatical precisa e increíble y una manera de describir el mundo que le entusiasma. Mi humilde agradecimiento a este señor de origen riojano. Antes que Yuste, a través de los siglos, numerosas autoridades en el mundo de la ciencia, a nivel internacional, se han quedado prendados del euskera. Entre los nuestros tendríamos al premiado Pedro Miguel Etxenike.
Lo mismo que de la lengua, nuestras casi milenarias instituciones han asombrado a grandes estadistas como a John Adams (1735-1826), que llegó a ser el segundo presidente de Estados Unidos, quien tras visitar nuestra tierra indicó: “… esta gente extraordinaria ha preservado su antigua lengua, genio, leyes, gobierno y costumbres sin cambios, mucho más que cualquier otra nación de Europa”.
En fin los ejes de este escrito están en el respeto a la singularidad y patrimonio cultural de las tierras del Viejo Reino de Nabarra y a seguir preservando los mismos, labor que entiendo que están haciendo las citadas instituciones, por las cuales apostamos.