«Ninguna nación quiere ser independiente para ser más rica: quiere ser independiente para ser más libre». Simon Jenkins abría con esta frase, tan contundente como clara y concreta, su largo artículo del martes en The Guardian. Lo hacía horas después de que el gobierno de Escocia presentara el libro blanco sobre la independencia, una descripción modélica de cómo quedará su país si los ciudadanos deciden apoyar la proclamación de independencia en el referéndum de septiembre de 2014.
Jenkins, que es un inglés nacido en Birmingham, no es un periodista cualquiera. Fue editor del Times, jefe de política del siempre irreverente The Economist y es un columnista de lectura obligada así como un escritor seguido y admirado en Gran Bretaña. «Basta de lecciones: los escoceses quieren libertad, no riqueza», titulaba el artículo, que ha provocado una notable polémica en el Reino Unido.
Acostumbrados a que se nos presente la actitud británica como tolerante, en contraste evidente con la intolerante actitud española, el artículo de Jenkins es sorprendente y deslumbrante. Reconozco que me desconcertó por un momento. Explica sin embargo cosas que para nosotros no son necesariamente una novedad. Sobre todo si las traspasamos al debate local. Dice por ejemplo que Londres no quiere entender que los estados nación han perdido la batalla «por arriba y por abajo», a manos de las entidades supranacionales como la Unión Europea y de las subnacionales como Escocia. Y dice, sin la más mínima sombra de duda, que la onda de choque del referéndum escocés, incluso si es el caso que lo acaban perdiendo los partidarios de la independencia, resonará en toda Europa y el mundo, prestando atención especial en Cataluña. Jenkins afirma, y lo que dice nos suena mucho, que la tradición política inglesa, londinense específicamente, no sabe de matices ni de pluralismo y que el precio que ha pagado por ello es ya muy alto. «Su arrogancia ya ha costado un imperio y bien podría costar otro», afirma, en un texto que en España harían bien en leer con lupa y prestando la máxima atención.
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