¿Cómo hacer para determinar si una persona es normal o no? Por supuesto, lo primero que habría que hacer es definir lo que quiere decir ser normal. Podríamos intentar esta definición: se puede considerar normal lo que hace la mayoría de las personas. Por supuesto que esta definición es arbitraria y no sé siquiera si yo mismo estoy de acuerdo. Pero quiero proponer alguna manera de poder empezar a cuestionarnos. Me refiero, claro está, a patrones de conducta. Si los encontráramos ¿podríamos decir que éstos marcan una tendencia a lo que definiríamos como normal? En todo caso, las respuestas a estas preguntas dicen más sobre nosotros, sobre nuestra naturaleza que los patrones más racionales, en donde uno elige (o debiera hacerlo) en forma más educada. Revise conmigo algunos tópicos que aparecen menores pero que tienen que ver con nuestra forma de ser cotidiana. Fíjese cómo se reconoce usted en esta lista de actividades.
-¿Cómo se lava los dientes? ¿Siguiendo algún patrón en particular o en forma anárquica? ¿Y cuántas veces por día?
-¿Cómo se peina?
-¿Hace su cama?
-¿Se maquilla?
-¿Se pinta los bigotes?
-¿De qué lado de la cama duerme?
-¿Escribe en la parte de atrás del papel que ya usó?
-¿Qué guarda en el botiquín?
-¿Qué papeles conserva?
-¿Le cuesta trabajo “tirar” algo?
-¿Permite que su pareja esté en el baño mientras usted está sentado en el inodoro?
-¿Puede tragar una píldora sin agua?
-¿Cómo come el choclo? ¿En forma disciplinada?
-¿Mantiene las dos manos en el volante mientras maneja?
-¿Aprieta la pasta dentífrica desde abajo o le da en el medio?
-¿Usa el corte que tiene en el calzoncillo (si usa boxers) para orinar?
-¿Cómo pone el rollo de papel higiénico? Es decir, el papel, ¿tiene que salir de arriba o de abajo del rollo?
– En un supermercado…
-¿Busca en la parte de atrás para llevarse los alimentos más frescos que venzan más lejos en el tiempo?
-Si descubre, cuando está por llegar a la caja, que hay algo que tiene en el carrito que no quiere, ¿lo deja en cualquier lugar? ¿Lo lleva al lugar de donde lo sacó? ¿Se lo deja a la cajera? ¿Lo esconde detrás de otra mercadería?
– En su casa…
-¿Cómo abre los sobres que le llegan? ¿Con un abridor de cartas o de cualquier forma? ¿Rompe arriba o a un costado?
-¿Le agregaría agua a un licor o un whisky para que haya más cuando tiene una fiesta?
-¿Pondría un vino más barato dentro de una botella de vino de mejor marca?
-¿Les hace la tarea a los chicos?
-¿Usa píldoras para dormir?
-¿Le dice al médico que ponga más dinero en la factura para que la compañía de salud prepaga le tenga que devolver más dinero?
-¿Se lleva objetos de su trabajo para su casa para no tener que comprarlos?
-¿Se mete los dedos en la nariz cuando nadie lo mira? (No me diga que se los mete cuando alguien lo está mirando también…)
– Para mujeres solamente…
-¿En qué orden se viste?
-¿Bombacha, corpiño y luego medias?
-¿O corpiño, bombacha y medias?
-¿O alguna otra combinación?
-¿O directamente no tiene ni idea, ni le importa, ni sigue ningún patrón?
– Afuera de su casa…
-¿Se sienta en inodoros públicos?
-¿Abre la canilla cuando está por orinar en una casa ajena?
-¿Se bañó alguna vez desnudo en alguna playa?
-¿Tomó sol desnudo en alguna parte?
– Hábitos extraños…
Fíjese si se reconoce en alguno.
-Masticar hielo.
-Estirarse los dedos y hacer ruido.
-Tragarse su propia “mucosidad”.
-Comer la parte de arriba de un lápiz o birome.
-Hacer ruido con los dientes.
-Enredar el cable del teléfono.
-Arreglarse el pelo todo el tiempo.
-¿Adelanta el reloj adrede? Si contestó que sí… ¿cuánto tiempo? Si contestó que no… ¿es porque no usa reloj o porque nunca se le ocurrió o le parece estúpido que alguien lo haga?
– En un restaurante…
-¿Devuelve alguna vez la comida?
-¿Se lleva la comida que sobró?
-¿Se enoja con el mozo y no le deja propina?
La lista de preguntas podría continuar “casi” indefinidamente, pero la/lo invito a que usted agregue las que le parezcan más pertinentes o interesantes. Es un ejercicio mental interesante imaginar cómo agruparnos, cómo clasificarnos, buscar patrones que nos distingan.
Más abajo figuran los resultados que encontré dispersos. No puedo dar fe de que sean ciertos, pero quizá sean una buena aproximación.
– Sobre hábitos molestos
Menos del 20 por ciento contestó que no tiene ninguno. Los más populares son golpear los dedos o sacudir ligeramente las rodillas o las piernas. Por otro lado, casi un 45 muerde o mastica hielo, y uno de cada cuatro (27,1 por ciento) se come el lápiz o el capuchón de una lapicera. Y uno de cada cinco hace ruido con los dientes.
– Sobre las uñas
Uno de cada tres chicos se come las uñas en lugar de cortárselas. En los adultos disminuye un poco, pero todavía el porcentaje es alto: 20 por ciento (uno de cada cinco). Respecto de las uñas de los dedos de los pies, uno de cada cuatro, en algún punto de su vida, hizo alguna contorsión para llegar con la boca hasta allí, pero sólo uno por ciento de los adultos admite haberlo hecho.
– Sobre la nariz
Si la nariz pudiera hablar… Sólo una persona de cada diez confiesa meterse los dedos en la nariz y un poco menos del 5 por ciento admite haberlo hecho alguna vez en su vida… ¡vamos!
– Sobre la limpieza
65 por ciento de las mujeres y 62 por ciento de los hombres dicen limpiarse con consistencia aún las partes que no se ven. Pero estos números eran más altos una década atrás: 75 por ciento.
– Sobre la cama
El 21 por ciento de la gente confiesa que NO hace su cama diariamente e increíblemente el 5 de las mujeres dice NUNCA hacerla. Con todo, 71 por ciento de las mujeres sí la prepara con consistencia mientras que el 45 de los hombres reporta hacerlo. De los chicos, a pesar de los padres, sólo el 19 por ciento cumple.
– Sobre revistas
Menos del 10 por ciento dice que las tiene en la casa por alrededor de dos semanas o menos. La mitad de nosotros dice que quedan en la casa por seis meses y sólo el 20 por ciento admite coleccionarlas y el 15 dice que las tira cuando llega la primavera o el otoño.
¿Alguna vez usted dio vuelta una prenda para no tener que lavarla?
Aunque una buena parte de la gente se vio horrorizada ante la pregunta, el 12 por ciento admite haberlo hecho aun como una medida desesperada. El 4 acepta haber usado ropa que ya no estaba en buen estado (pero al derecho) y pospuso enviarlas a la tintorería o haberlas lavado. Hablando de tintorería y lavados, sólo el 29 por ciento de los hombres lava su ropa y sólo el 7 de las mujeres les confían a sus esposos esa tarea.
– Sobre la ropa
Más del 22 por ciento de las mujeres dice que no tiene idea qué se pone primero: la bombacha, el corpiño o las medias… o les pareció muy perverso que se las consultara sobre eso, pero de las que sí contestaron, cerca del 49 por ciento dijo que se pone la bombacha primero y el 19 dice que el corpiño va antes que nada.
Más del 22 por ciento de la gente consultada se pone los zapatos sin desatarlos y 66 por ciento se pone ropa al comienzo del día y no se cambia más, pero hay gente (hombres y mujeres, ya que aquí no hay diferencia) que reconoce que se cambia para ponerse algo más confortable en algún momento del día.
El 54 por ciento de la gente cuelga la ropa no bien se la saca y después, en orden descendente, la apoya en una silla, la deja en el piso o la pone debajo de la cama…
– En las mochilas…
¿qué pone la gente?
Más del 82 por ciento pone al menos algo para leer. Más de la mitad, 54 por ciento, tiene una aspirina, el 30 algo para comer, ropa o profilácticos. El 24 lleva un cepillo de dientes, el 6 un teléfono y un 3 por ciento una laptop o computadora portátil.
– Casamientos
El 66 por ciento de la gente usa algún emblema que le recuerda su matrimonio, un anillo preferentemente.
– Puntualidad
El 64 por ciento de la gente se define como puntual… el 35 dice que prefiere llegar un poquito tarde (alrededor de 10 minutos).
– Etica
El 13 por ciento admite hacer la tarea por sus hijos. La mitad de la gente, si golpeó el auto de otra persona y nadie lo vio, se escapa sin decir nada. Sin embargo, los hombres dicen en proporción de un 80 por ciento (cuatro de cada cinco) que ellos dejarían una nota en el parabrisas con sus datos, mientras que menos de dos de cada cinco mujeres lo haría. Un dato curioso es que más del 90 por ciento confiesa que miente regularmente y al menos uno de cada cinco confiesa no pasar un día sin mentir al menos una vez. Más aún: casi la mitad, el 45 por ciento, piensa que no es algo necesariamente malo mentir. El 17 dice que no es que no mienta porque es inmoral o está mal, sino porque les daría miedo o vergüenza ser descubiertos. Y otro dato curioso: cuanto más conocemos a una persona es más probable que le contemos una mentira más grande. El 27 por ciento admite haberse copiado al menos una vez en el colegio o en un examen… (¿nada más?) y casi el 30 dice haber salido al menos una vez (también) de un negocio llevándose algo sin pagar. Más del 6 admite haber agregado agua a alguna bebida para que dure más si tenían invitados y muy pocos más aceptan haber colocado otro whisky en una botella (digamos) de Chivas.
– Cuando nadie mira
El 47 por ciento toma de la botella o come helado directamente del contenedor, y los hombres lo hacen en un 54 por ciento. Casi el 22 por ciento de las mujeres toma leche directamente del cartón y 36,6, de la botella de algún jugo.
– Comida
Virtualmente ninguna persona deja comida en el plato en su casa, pero el 6 por ciento deja algo en el plato en casa ajena o comiendo afuera, porque es bien visto por las reglas de elegancia (que nunca nadie sabrá de dónde salieron). Si uno tuviera que tragar algo que no le gusta, sólo uno de cada cinco lo haría, mientras que la mayoría lo dejaría de alguna manera que representara no perder el tacto, en una servilleta, aunque uno de cada seis lo escupiría directamente. Más del 15 por ciento de la gente prefiere su pizza a temperatura normal o directamente de la heladera. Aquellos que tienen menos recursos económicos se inclinan más por esta variante que aquellos que tienen más posibilidades. Más del 80 come la pizza con las manos y apenas uno de cada cinco la come con cuchillo y tenedor. El 56 por ciento de los hombres reportan su amor por cocinar y el 78 de las mujeres aceptan lo mismo.
– Sobre los dientes
Contrariamente a lo que se piensa, la mayor parte del mundo no se lava los dientes de arriba hacia abajo: menos de la mitad lo hace y en general son personas mayores. Sólo uno de cada cuatro se los lava en un movimiento circular (tedioso) y menos del 13 por ciento lo hace de un lado hacia el otro. Un dato sorprendente es que casi la mitad de la gente (hombres y mujeres juntos acá) dicen que aprietan la pasta dentífrica de abajo… (¡vamos!)
– Duchas y baños
La mayoría de nosotros dice que se baña por 10 minutos. Las adolescentes dicen que le dedican 15 minutos, pero el análisis hecho por los encuestadores da que el promedio es de 4 minutos por ducha y que la temperatura promedio es alrededor de 38 grados.
– Para terminar
Obviamente, no hay nada malo en ser distinto y, de hecho, cada uno de nosotros es “diferente” en algún sentido, pero no deja de ser interesante revisarnos y reconocernos. Normales o no, es lo que somos.
* Hay múltiples tests enInternet que intentan buscar estos patrones. Yo elegí algunos que me resultaron más interesantes y los copié acá, pero no me quiero apropiar ni de la idea del artículo ni de las preguntas que aparecen.