FERNANDO, llamado El Católico, fue el mayor manipulador de documentos que ha podido existir en toda la historia. Falsificaba las bulas y todos los documentos que le sirviesen para conseguir sus objetivos, apoderarse de territorios o destruir las historias de pueblos antiguos de Europa o América. Incluso falsificó una bula de dispensa matrimonial para poder casarse con Isabel de Castilla. Manipuló el Tratado de Blois con el fin de perjudicar a los Reyes de Navarra. Coincidió con papas corruptos que por dinero les daba igual vender indulgencias o bulas. En las calles de Roma se vendían indulgencias.
También las bulas contra los Reyes de Navarra, Juan y Catalina, parece que fueron una manipulación de Fernando El Falsario o de
La bula Exigit contumatiam, quizás la más injusta y vergonzosa de las tres, excomulga, anatematiza y maldice a Juan y Catalina, les llama cismáticos y herejes, reos de suplicios eternos, los despoja del título de reyes y retira a sus súbditos la obligación de obedecerles. La bula sirvió para que España justificase toda clase de atropellos contra los navarros: torturas, destierros, asesinatos, destrucción de las defensas del Reino, ocupación de cargos políticos y religiosos por extranjeros…
La bula aterrorizó a los navarros. Desde su primera letra era una falsedad continua. Catalina fue una mujer piadosa que en su testamento se declaró católica, lo mismo habría que decir del rey Juan. La bula condenó a los reyes y también a los navarros que no se sentían españoles porque seguían fieles a sus reyes auténticos Juan y Catalina. A pesar de las excomuniones, los navarros como los hermanos de Francisco de Xabier y tantos otros, defendieron el Reino de Navarra en una guerra que duró diez años.
A Galileo, por ejemplo,