Enric Vila: ‘Pueden pasar dos cosas: que nos arrasen o que incendiemos España’

Entrevista al autor del libro ‘Un verano en las trincheras’.

‘Nos han violado y nos llaman putas. ¿Lo quieres más claro?’, grita

Enric Vila vive en una trinchera intelectual sistemática. Repleta de pensamientos incómodos. O gustan mucho o no gustan nada. Es un periodista y escritor que deja pocos lectores indiferentes. Y esto es una suerte en los momentos que corren, plenos de articulistas que escriben para gustar. Su último hijo se llama ‘Un verano en las trincheras’ (Editorial Pòrtic, 2015). Dice que es una crónica política y sentimental de la lucha por la libertad, pero parece más la autopsia forense del proceso explicada paso a paso y sin demasiadas contemplaciones. Quiero decir que es un ejercicio duro en el que más de uno y más de dos se pueden sentir señalados. El objetivo de Vila es remover la conciencia y que cada lector se pregunte si hacemos lo que toca para ganar. En esta conversación, el periodista tampoco se piensa dos veces el decir qué piensa. Si tiene ganas, abróchese el cinturón.

 

-¿Nos quedaremos otra vez a un paso de la gloria?

-Sí. El paso hacia la gloria pide dar un salto. Siempre que calculamos, y eso pasa con todo, perdemos. No sé ver el escenario que haga posible este salto. Se gana siempre con el último puñetazo. Entendamos esta expresión sin violencia. Y se gana si se hace porque se debe hacer; no porque se saque provecho. Y cuando no se hace así, el adversario siempre tiene herramientas para doblegarte. Una guerra se gana cuando uno doblega al otro. Siempre habrá un elemento de chantaje si no se hace porque sí.

 

-¿No Hay ‘win-win’ posible?

-Los estados no piensan en estos términos. Piensan en términos de derrota o victoria. Son fatalistas. Es Séneca. Los estados son eso. El ‘win-win’ es algo de las ciudades, del espíritu comercial y todo eso… No digo que no haya países que tengan una mentalidad más desarrollada que los demás. Los ingleses la tienen más que los españoles o que los franceses, por ejemplo. Pero la mentalidad de un Estado es derrota o victoria. Fatalismo, derrotismo, poco respeto por las relaciones humanas… La vida de las ciudades es más alegre.

 

Mas es el más valiente de todos. Claro. Es como Companys. Está él porque no hay nadie más.

 

-¿De quién es culpa de que no encaremos la situación con mentalidad de Estado?

-De nadie y de todos. Yo digo que Mas es el más valiente de todos. Claro. Es como Companys. Está él porque no hay nadie más. Ha tomado un papel que no le tocaba y que no quería jugar. Lo ha hecho por motivos… no sé cómo decirlo… no me sabría poner en su cabeza… pero son motivos que no tienen que ver con la independencia, sino con otras cosas. Lo gestiona teniendo siempre en cuenta la idea ésta del prestigio y el dinero. De no quedar mal y de que nadie pierda mucho. Lo entiendo, pero es la vieja manera de perder.

 

-¿Y en eso son diferentes Junqueras o la gente de la CUP?

-No. Porque no hay nadie que lo haya desplazado. Ni en el discurso ni en los hechos. Ahora es muy fácil decirle que no le votan y todo eso. Pero esto tenía que haber pasado el 9-N. La CUP lo alimentó. La posición de la CUP es muy fácil. Es una posición de ‘todo a 100’. Como no han gobernado, como no tienen que asumir las consecuencias de lo que dicen… ahora todo es gratuito. Soñar es gratuito en su mundo. Porque aún no han bajado sus ideas al suelo. Junqueras habría tenido que plantarse. Es mi opinión. Tampoco sé si él solo hubiera podido hacerlo. También recuerdo que tenía todos los medios en contra. La presión del Estado y de todo lo que significa se nota. Incluso cuando el Estado se disfraza de independentismo. Se nota. Yo la noto. Quizás soy un paranoico.

 

-En el libro dice que no había tenido nunca tanta sensación de peligro…

-Sí. Es así.

 

-Con todo, también considera que la decadencia de la guerra en el mundo occidental favorece nuestros intereses, no los de Madrid.

-Claro.

 

Debemos estar dispuestos a poner en peligro al Estado español y aguantarlo.

 

-¿Y aun así no ganaremos la independencia?

-No lo veo fácil. ¡Es que allí viven muy bien! Si vas a Madrid, te das cuenta de que les da lo mismo. Viven la mar de bien en su mundo y ya está. Hacen unos discursos que no pisan tierra, pero como ha sido siempre. Todo les da igual. Si no ponemos eso en peligro, si no lo ponemos en serio peligro, es imposible. Algo que lo ponía en peligro era el 9-N: desobedecer y que viniera el ejército. O que se armara un escándalo. Si queremos ganar, tenemos que poner a España en peligro. Y evidentemente debemos estar dispuestos a aguantarlo. El 9-N había un ambiente que hacía posible una resistencia fuerte. Y lo hemos ido desgastando con personalismos y tonterías. Las batallas pequeñas nos han quitado fuerza para la batalla grande. Tengo esa impresión. No digo que no se pueda ganar, pero no lo noto.

 

-Los próximos pasos volverán a crear situaciones como la del 9-N.

-Sí, pero ellos ya estarán preparados. Puede que haya una nueva oportunidad. ¡Ojalá! Pero ahora ya no les sorprenderemos. El independentismo se ha radicalizado desde el 9-N. Pero se ha radicalizado desde un punto de vista estomacal y hacia la izquierda. Eso es un horror. Es un horror desde el punto de vista de hacer un país. No porque se haya decantado hacia la izquierda. Porque mezclar dos indignaciones es muy peligroso.

 

Los españoles se han preparado. Han puesto jovencitos. Jovencitos que hace nueve meses no se habrían jugado nada por todo esto.

 

-¿En qué sentido estarán más preparados?

-Los españoles se han preparado. Han puesto jovencitos. Jovencitos que hace nueve meses no se habrían jugado nada por todo esto. Y ahora sí lo harán porque les va el sueldo en ello, su proyecto de vida… Así es como se hacen las cosas: envolviendo a la gente en un proyecto de vida. La política también son personas. Hacen este trasvase hacia Ciudadanos y Podemos para reconducir la indignación y tenerlo controlado. Ahora darán poder a jóvenes de treinta y cuarenta años que entrarán en el congreso y cobrarán dinero. Esta gente resistirá mucho más de lo que lo habría hecho hace un año.

 

-¿Así que esta historia no tiene que ver con construir mayorías sociales y cargarse de razón, sino con la capacidad de hacer daño?

-Exacto.

 

-¿El independentismo no usa la capacidad de hacer daño?

-No. Mira la gente qué disciplinada es. Se han hecho cuatro manifestaciones brutales. ¡Multitudinarias! Aquello es un ejército cívico. Con esto puedes hacer lo que quieras. Puedes ocupar el aeropuerto, por poner un ejemplo. Puedes ocupar las estaciones de tren. Puedes hacer mil cosas. Y no es necesario que vengan todos. Con la mitad ya sería suficiente. Las independencias de seda no me las creo. Y no me las creo cuando veo cómo viven en Madrid.

 

-En la declaración de Mas al TSJC, este ejército cívico volvió a actuar. Había una puesta en escena impresionante…

-Eso, una puesta en escena… Pero el presidente ha declarado. Una buena puesta en escena habría sido que no hubiera podido entrar. Claro. Si no, en Madrid se ríen. Los españoles se ríen. ¡Les da todo igual! ¿Es que no ves cómo pagan a sus colaboradores los periódicos españoles? ¡Un pastón impresionante! ¿Y no ves lo endeudados que están? Hablamos de propaganda. Así es como se hace la guerra ahora mismo. Mira cómo la hacen. El humor que gastan… Están todos endeudados y pagan como si tuvieran dinero a espuertas. En cambio, aquí todo son miserias. Hemos ido de culo para atrás.

 

Cuando vives en una cárcel, tienes que vigilar que no te violen en las duchas. Esto ya lo he aprendido.

 

-En el libro habla de ‘chulitos disfrazados de gente legal y de rebeldes de plastilina’. ¿Quiénes son?

-Ahora no me hagas poner nombres. Cuando vives en una cárcel, tienes que vigilar que no te violen en las duchas. Esto ya lo he aprendido. No lleva a ningún sitio. Una de las cosas que intento es hacer daño en lo que pueda servir de algo. No es un problema de unos u otros. Es un problema general. Son cosas que ves y que hace algunos años quizás tenían importancia. Tal vez sólo para mí. Hace varios años señalar tenía importancia. Y ahora creo que no la tiene. Quizás me he hecho viejo. Ahora no sirve de nada.

 

 

-He encontrado que en el libro, se dicen muchas cosas pero que faltan nombres y apellidos.

-Sí. Hay pocos nombres. Claro. mira, hablo de Sánchez Piñol. ¿Por qué? Porque ya sé que no le haré ningún daño. Sirve para ilustrar este heroísmo algo impostado y ya está. Pero no le haces ningún daño. Es alguien que ha tenido éxito y que ha vendido muchos libros. Y esto no cambiará con lo que yo escriba. Y no nos encontraremos en ninguna parte.

 

-También habla mucho del caso Pujol. Y dice: ‘Ahora el país miedoso y resentido que Pujol mismo promovió para defenderse de Madrid se encarnizará con él como si fuera la estatua de Lenin’.

-Una reacción lógica de un país pequeño y resentido. Si protegemos a la gente y no la dejamos ser libre, cuando le quitamos la protección se enfada. Hay algo que fastidia mucho: la falsa seguridad, el falso amor… Las cosas que se te dan y que son falsas o de cartón piedra acaban generando mala leche. Pujol redujo el país para poder tenerlo controlado y que los españoles no pudieran alborotarlo. Dominarlo y poderse relacionar con España con una cierta seguridad. Políticamente le fue bien porque pudo construir sus estructuras y su mundo; pero creó una sociedad miedosa y resentida. Es decir, pequeñita. Cuando le han quitado el líder o el referente, la sociedad se ha sentido desprotegida y se ha enfadado. Se ha sentido estafada. La idea del mundo que le habían vendido era falsa.

 

-Se derrumbó el discurso moral de Pujol.

-Sí, claro. Como no tienen valor para asumir que fueron cómplices de eso porque ya les iba bien. Miraban hacia otro lado. Cualquiera que mirara veía qué pasaba y por qué. Pujol es un caso perfecto para explicar la ocupación del país. ¿Qué pasa cuando un país está ocupado? Sin corrupción Pujol no habría aguantado veintitrés años. Y sin estos veintitrés tres años el catalán no estaría en la situación que está. Recordemos cómo estaba en el año setenta.

 

-Explíqueme el caso de la descentralización y la corrupción en Indochina como estrategia para controlar el país…

-Sirve para cohesionar las élites. La corrupción sirve para cohesionar las élites de los países que no tienen cohesión. Lo explica Maquiavelo: cuando se invade un país, como resulta que no puedes matar a todos los habitantes, tienes que comprar a las élites y tenerlas satisfechas. Y estas élites harán el trabajo de represión de la gente. Esto aquí funcionó perfectamente.

 

El caso de la manifestación de 2010 es paradigmático. Organizaron una marcha para reivindicar el estatuto y les estalló un clamor por la independencia.

 

-¿Y ahora se ha roto?

-Sí. Como en España hay una crisis de abundancia -hay escasez-, todo el mundo trata de recoger tanto como puede. Y la reacción de Madrid ha sido tratar de recoger tanto como ha podido. Y así ha reducido la dosis a las élites periféricas. Se ha roto el equilibrio. Como las élites de aquí son más fuertes, se han enfadado y tratan de montar algo alternativo. El caso de la manifestación de 2010 es paradigmático. Organizaron una marcha para reivindicar el estatuto y les estalló un clamor por la independencia. Aquella manifestación la hicieron porque los demás habían liquidado el pacto constitucional. Algo que había sido votado -el Estatut en referéndum- no se puede tocar judicialmente. Si haces esto, fulminas la legitimación de las instituciones estatales. Esto va contra el principio democrático de cualquier país normal. Pero a ellos eso les da igual.

 

-‘A mí no me escandaliza la corrupción de Convergencia. Si no tienes armas, el dinero da poder’. ¿En serio?

-No me escandaliza nada. Me escandaliza que sigamos ocupados. Insisto: mira cuánta pasta corre por Madrid.

 

-Eso sería el argumento de ‘y ellos más’. No me sirve.

-No es ‘y ellos más’. No es eso. Un país no debe justificarse de todo cada día. Nos pasamos la vida justificando las obviedades. Si la burguesía catalana fuera tan avara como se dice desde España, sería la burguesía más rica del mundo. Si nosotros fuéramos tan nazis como dicen, no hablaría en castellano ni Dios en Cataluña. La gente que quiere hacer carrera en Cataluña o bien se vuelve cínica o bien se va a Madrid. La independencia no es para tener más dinero. La independencia pone en nuestras manos la posibilidad de tenerlo. Y eso es todo. Entonces tanto da si tienes más o menos. Porque entonces lo que vale es tu dinero, tus decisiones y tus errores o aciertos.

 

-‘Hasta ahora, para defender a Cataluña y no ser un desgraciado había que ser o bien corrupto o tonto’. ¿Por qué?

-Si eras demasiado catalán, ya no tenías remedio. Te pondré un ejemplo muy tonto pero muy gráfico. Cuando me casé con mi exmujer, le hicieron una fiesta de estas de despedida de solteros en un lugar de ‘drag queens’. Le hicieron decir mi nombre. ‘Enric Vila Delclòs’. Se rieron. ‘¡Qué catalán!’ Después tuve una novia que también me decía que era ‘muy catalán’. Y he tenido alguna otra que me ha dicho que era ‘muy independentista’. Como si se pudiera ser mucho o poco independentista.

 

Tener un apellido castellano o dos es algo que funciona muy bien. Entonces sale un Antonio Baños diciendo que él es el catalán auténtico.

 

-¿Y eso ya no pasa?

-Eso pasa mucho en Barcelona. Si eres de clase alta y tienes cuatro apellidos catalanes, debes hacer de sociata y cosmopolita. Si vienes de pueblo, puedes ir tirando. Siempre pueden decir lo del aldeanismo… Si no, tener un apellido castellano o dos es algo que funciona muy bien. Entonces sale un Antonio Baños diciendo que él es el catalán auténtico. No lo acabo de entender… Esto se puede decir en Estados Unidos, donde se pulieron a todos los indios. Pero resulta que aquí no pudieron liquidar a los indios. Es un poco insultante y curioso que alguien que dice que es de izquierdas y que defiende a los pobres y los débiles diga eso. Quiere decir que no entendemos nada. Da por hecho que el exterminio era normal. ¡Pues no!

 

-Hablando de la inmigración dice que ‘la autocensura acaba destruyendo el pensamiento y la cultura’. ¿Se refiere a hablar de eso así como lo hacía ahora mismo?

-No. Pero ocurre que nos han cargado a nosotros los males del siglo XX. Y nosotros somos las víctimas. Para decirlo claramente: nos han violado y nos han llamado putas. ¿Lo quieres más claro?

 

-No, no es necesario.

-No es un problema de qué se puede decir y qué no se puede decir. El problema es que cuando intentas explicar tu experiencia de catalán de tres o cuatro apellidos -sabe mal mencionar los apellidos y no sé cuántos tengo- respecto de la inmigración te llaman nazi. No se puede hablar. Las culturas tienen puntos débiles y tabúes. Y se destruyen a través de estos puntos débiles. Si intentas integrar a dos millones y medio de inmigrantes, pero no puedes hablar, todo el discurso cultural se tambalea.

 

Yo estoy en un punto en que si hundimos España, ya estaré contento.

 

-¿Y ahora qué? ¿Su lectura crítica y contundente le permite pensar qué tiene que pasar para no volver a quedar a un paso de la gloria?

-No creo que cambie nada. Pueden pasar dos cosas: que nos arrasen o que incendiemos España. Esto, puede pasar. Porque los españoles también están en la inopia. Yo estoy en un punto en que, si hundimos España, ya estaré contento.

 

-…

-Nos derrumbaremos con ellos, seguramente. Es la única carta que se jugará. De hecho, esto es la CUP. Toda esta deriva lleva hacia aquí. Por lo menos, ese es el patrón histórico. Mira Prim, la I República, Primo de Rivera, la II República y la guerra, y antes la revuelta de los Segadors, con la pérdida de Portugal, y la guerra de Sucesión con la pérdida de la hegemonía en América y el Mediterráneo. De momento ya han tenido que cambiar al rey y el niño Albert Rivera se va haciendo mayor. Toda la deriva hacia la izquierda lleva a derrumbar el Estado español. Con nosotros dentro, evidentemente. Yo veo esto. Todo esto que pasa en España es por nosotros.

 

-Es muy fatalista.

-Sí. Es fatalista, pero…

 

Que la CUP y Mas acuerden el hacer un referéndum unilateral en seis meses. Y que lo hagan.

 

-Le pregunto qué se puede hacer para ganar y me dice que sólo podemos incendiar España…

-¡Ah! Sería muy fácil. ¿Qué se puede hacer? Un referéndum unilateral. Que la CUP y Mas acuerden el hacer un referéndum unilateral en seis meses. Y que lo hagan. Que lo hagan presidente o lo que sea necesario. Que vayan por Europa a explicar que haremos un referéndum vinculante de autodeterminación. Y asumir las consecuencias. Todo este rollo de la desobediencia fiscal y todas estas cosas ponen en peligro el dinero de la gente. Y no pone a todos en la misma tesitura. Con la desobediencia fiscal das al Estado la capacidad de disparar contra quien quiera cuando quiera. Le permites ser arbitrario. En cambio, con un referéndum unilateral tienes toda una sociedad asumiendo una acción colectiva.

 

-Son ritmos y estrategias muy diferentes.

-Claro. Es diferente. Para hacer esto, sería necesario que los políticos aceptaran hacer un acto de humildad y reconocer que el 9-N se cagaron en las bragas. O si pensaban que no era el momento, lo deberían explicar bien. La desobediencia parcial llevaría al caos. Todo el mundo puede entender que somos una nación y que nos queremos independizar porque nos quieren exterminar. Y tienes el caso de Valencia y de Mallorca para explicarlo con ejemplos. Esto se puede hacer. En cambio, si empiezas con eso del dinero, con la fiscalidad, o que ahora no aplico la ley Wert…, esto será una carnicería.

 

-Y el cuento de nunca acabar…

-Una muerte lenta. Sus soldados bien alimentados. Si te dijera qué cobran los periodistas allí, se te caerían los cojones al suelo. La comparación con nosotros es hiriente. Y esta es la diferencia entre tener Estado o no tenerlo. Ya lo creo.

 

-¿En este referéndum unilateral que propone irían a votar sólo los favorables a la independencia, como el 9-N?

-Bueno. Quizás sí. Pero sería ilegal y pondría al Estado en un problema real. E iría más allá. Ahora ya han puesto la querella a Mas. No sé cuánta gente iría a votar. Pero este debería ser el caballo de batalla. Observa que Colau ya utiliza el referéndum pactado. ¿Por qué? Porque es como el federalismo, que saben que no pasará nunca. Y que si pasa sólo será para matarnos definitivamente. Para quitarnos incluso eso.

 

Colau ya dice que hay que hacer un referéndum pactado. ¡Pactado, no! Se debe hacer un referéndum y punto.

 

-¿Quiere decir que se lo ha apropiado?

-Nos quitaron los toros, nos quitaron la bandera, nos quitaron el republicanismo… el catalanismo… ¡lo que sea! ¡El Estado es un chupóptero! Se lo apropia todo. ¡Incluso el constitucionalismo! El constitucionalismo es nuestro! Los constitucionalistas de toda la vida hemos sido nosotros. ¡Que no nos hablen de constituciones! Nosotros ya la teníamos mucho antes. Y ahora nos quieren quitar el referéndum. Y cuando hayamos perdido, todavía dirán que se lo han inventado ellos. Colau ya dice que hay que hacer un referéndum pactado. ¡Pactado, no! Se debe hacer un referéndum y punto. Si el Estado quiere pactarlo, bien. Y si no, también. Y entonces, aplicarlo.

 

-¿Todo este derrotismo violento y trágico, lo saca porque es un gruñón y un pedante?

-[Se ríe] Puede que sea un gruñón y un pedante. No te digo que no. Es una discusión que tenemos con una amiga que dice que, si la gente quiere, lo haremos. Quizás sí. Yo me lo miro y lo veo así como lo cuento. Ojalá que sea un gruñón y un pedante y el tiempo me desmienta. A veces me dicen que me arrepentiré de haber dicho lo que he dicho. Ojalá. Porque a mí me gustaría ser por una vez de una generación no derrotada.

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