Ecos de Noé

He leído muchas hipótesis que tratan de explicar cuál fue el acontecimiento real que dio origen a los distintos relatos de diluvios que abundan en la literatura de Mesopotamia y Grecia y de los que se hace eco la Biblia. Ninguna de ellas me había convencido, pero recientemente he leído el libro: ‘Noah’s Flood’ (El Diluvio de Noé) cuyos autores son dos profesores de geología de la Universidad de Columbia: William Ryan y Walter Pitman. Los autores defienden que hace unos 7.500 años el mar Negro era un lago de agua dulce, cuyo nivel estaba a unos cien metros por debajo del nivel actual. Al lado del lago vivían muchos seres humanos. El mar de Mármara tenía un nivel de algo más de 90 m. por encima del mar Negro y ambos estaban separados por el Bósforo. El nivel de los mares estaba subiendo y en aquel momento el Mármara empezó a fluir hacia el mar Negro con efectos terroríficos para los habitantes de sus orillas, el agua subía y subía y anegaba su mundo y era salada, el lago dejó de ser dulce. Aquello fue el final de su mundo. Ryan y Pitman defienden que los habitantes tuvieron que emigrar y lo hicieron a muy distintos sitios, algunos llegaron hasta las orillas del Éufrates y del Tigris, y las historias del Gilgamesh o de Noé no son nada más que recuerdos de aquella inundación.

El libro es de 1998, con posterioridad han salido trabajos de diversa índole, algunos apoyan la tesis de los autores, otros opinan lo contrario. Lo que nadie duda es de que hace 7.500 años el mar Negro era un gran lago de agua dulce -al menos el agua superficial-, habitado por seres humanos. Nadie duda de que el mar de Mármara rellenara aquel lago haciendo aumentar su nivel. La duda está en la velocidad del suceso. La tesis de los autores exige que ese acontecimiento fuera muy rápido, otros geólogos opinan que fue muy lento, muy gradual, lo que haría que las personas que vivían en las orillas prácticamente ni se enteraran.

Sea verdad o no la hipótesis, lo interesante es ver cómo surge la idea hace más de 40 años, cuando Ryan, en el barco oceanográfico Glomar Challenger, empieza a descubrir que hace unos cinco millones de años el mar Mediterráneo era un lago, a un nivel muy inferior al actual y que contenía un líquido enormemente salado, continúa en otras expediciones en el mar Negro y utiliza datos de los corales del Caribe. Lo apasionante es ver cómo las ideas van encajando unas con otras como las piezas de un enorme puzle, hasta llegar a la interesante conclusión final.

 

Publicado por El Diario Vasco-k argitaratua