Tras el accidente aéreo en el que ha perecido gran parte de la cúpula política y militar del estado polaco hemos visto una vez más como la muerte blanquea las biografías y pule
Así, un líder político extremista en declive político, caracterizado por su revisionismo enfermizo, su ultranacionalismo decimonónico, su homofobia y fanatismo católico pasa a ser en un bilibirloque póstumo un Padre de
Pero lo peor de este asunto no deriva de la cretinez con la que los medios desdibujan realidades, lo más pernicioso es el fondo del asunto: la carta de credibilidad al parcial y rastrero victimismo nacionalista polaco.
De este modo Katyn, el símbolo histórico del victimario polaco, se inflama de morbo no solo con la muerte de la cúpula polaca acudiendo al símbolo del exterminio de la inteligentsia de 1940, curiosa coincidencia, sino también con la campaña de exacerbación victimista que se deriva de la exposición en Rusia y el resto de Europa del film de Andrezj Wagda. Para los polacos solo existió Katyn.
Ya se que en estos tiempos de reduccionismo intelectual “antiterrorista” toda explicación es interpretada como justificación, pero es un insulto a la inteligencia la actitud de las autoridades polacas y de todos los medios que siguen el perfecto guión reduccionista de
Katyn fue un brutal crimen en un contexto criminal,
Pero no podemos olvidar el contexto de Katyn y los graves silencios de las autoridades polacas actuales ante paralelismos de similar o mayor gravedad y atrocidad.
Polonia invadió
En octubre de 1938, aprovechando el expansionismo nazi en los Sudetes, Polonia ocupa de la rica zona minera de Zaolzie en
Si bien Stalin trató de hilar un frente antinazi con el resto de estados del Este europeo, la mayoría de estos, incluida Polonia, esperaban que Alemania se activase contra
Pero al margen de la geopolítica, lo cierto es que durante
Todas conocemos las andanzas perfectamente planificadas de los einsatzgruppen de las SS y su millón y medio de muertos entre 1941 y 42. Casi todos judíos y comunistas. Matanzas como las de Babi-Yar en Kiev en las que en un fin de semana ejecutaron a 38.000 judíos quedarán para los anales de
Lo que desconocemos o queremos obviar la mayoría es que en aquellos tiempos en los que el quinto jinete del Apocalipsis campaba a sus anchas, no siempre llevaba el uniforme negro nazi-fascista. Otros colectivos y ejércitos también cometieron matanzas colectivas premeditadas. Además de las mencionadas de Kozielsk-Katyn, Jarkov-Starobielsk y Ostaskov-Kalinin –todas englobadas como Katyn- por los soviéticos, siempre se quita hierro, fuera del Este europeo, a los bombardeos de Hiroshima, Nagasaki o Dresde por los aliados o a los crímenes colectivos japoneses en el Corea, Sudeste Asiático y China, menos escandalosas quizá por esa insana lejanía también eurocéntrica…Pero en lo que nos concierne también hubo matanzas severas en Polonia, Chequia y Ucrania cometidas por polacos y ucranianos.
El 3 de septiembre de 1939 una turba de civiles armados amparados por unidades polacas acabaron, según qué fuentes, con entre 1000 y 5000 alemanes en Bromberg (actualmente Bydgoszcz),
El 10 de julio de 1941 en Jedwane, Polonia, la mitad de la población, 1683 polacos judíos, fueron brutalmente asesinados por la otra mitad del pueblo, polacos católicos. En 1949 algunos líderes autores de la matanza fueron juzgados y absueltos, pero no fue hasta 2000 en que el historiador norteamericano Jan Gross documentó la matanza, inédita en Polonia hasta ese momento ¡año 2000!. Pero el silencio en torno a Jedwabne no fue un caso aislado. Son cada vez más los documentos que demuestran que el antisemitismo de los católicos polacos, junto al colaboracionismo de los Consejos Judíos fueron cruciales en la destrucción de la judería en Polonia incluso con progromos posteriores a 1945, aunque como en Francia con “el colaboracionismo” el gobierno polaco calle.
Pero si verdaderamente algo es indignante respecto a la actitud polaca actual es el caso de Volynia en Ucrania. Tras los mencionados 20 años de colonización polaca y bajo posterior ocupación nazi, en 1943 los paramilitares nacionalistas ucranianos y filonazis de
En
Para más INRI, 67 años después, el último acto del gobierno ucraniano saliente presidido por el líder “naranja” Yushenko era la entrega (22-1-10) de la condecoración de Héroe de Ucrania a título póstumo al nieto de Stephan Bandera, líder nazi histórico de
Y así en 2010 la ola revisionista por la rehabilitación del nazismo y la manipulación del pasado crece y se llega a poner en Lvov el nombre de “Heroes de
Al margen de las minoría polacas afectadas de Ucrania apenas ha habido mención a la afrenta. Y entonces ¿A qué se debe el silencio del gobierno polaco? ¿Por qué ese contraste en
Al margen del rédito político que da Katyn de cara a presionar a Rusia y desprestigiar el comunismo (enfermiza obsesión de los hermanos Kazcynski), la matanza de Katyn se entiende en la lógica correlativa de la afrenta nacional suprema: Katyn fue el exterminio de la elite militar polaca y parte de la inteligentsia, y de la negación de ella. Pero Volynia es agua de otro cántaro. Parece implícitamente por el doble rasero polaco que aquellos polacos eran masacrados en torno a una presunta lógica de simetrías (¿acción-reacción?), ¿complejo de culpabilidad?
¿Acaso el caso de Volynia no da lugar a mayor afrenta que Katyn?
Lo que está claro es que hasta en esto de las masacres, la clase y la prominencia social de las víctimas definen los parámetros de indignación. En Katyn fue masacrada la elite y en Volynia fueron campesinos y colonos polacos. Los primeros merecen memoria y medallas, los segundos silencio y olvido, además del cachondeo de los descendientes de los asesinos.
Lo cierto es que Volynia como Katyn o como otros centenares de nombres para la posteridad fueron en su contexto paradigmas de
El Kremlin sabía muy bien que los 25.700 ejecutados en Katyn eran los promotores de las políticas antisoviéticas habidas y por haber (por eso se salvaron los 448 oficiales que aceptaron participar de los planes del Kremlin en la reconstitución del un Ejercito polaco popular), y por eso Katyn siempre ha sido un dardo en el corazón del nacionalismo polaco. Pero es indecente en la misma lógica que se obvie y se silencie Volynia o Galitzia. Es cuando menos significativo el doble rasero ante una misma afrenta: la muerte masiva de decenas de miles de polacos (solo que unos eran necesarios y dignos representantes del estado y otros prescindible carne de cañón colona).
Memoria, víctimas, verdugos, impunidad. En puertas del 73 aniversario del bombardeo de Gernika, el Katyn vasco, la mentira y la negación aún hoy persisten en los cenáculos de los impunes neofranquistas que siguen públicamente hablando de que fue incendiada por los rojos separatistas (Cesar Vidal COPE 09-4-26 y otros). Como en Ucrania impunidad y cachondeo.
Pero estos no son cuentos del pasado. El Katyn afgano existe, como el iraquí o el congolés. ¿qué fue de los cientos de prisioneros acusados de ser taliban apresados en Kunduz en noviembre de 2001 y acribillados y enterrados en los contenedores navieros en que los transportaban a Mazar e Sharif? ¿Y de los 2000 presos de la prisión de Sheberghan a donde se dirigían los anteriores enterrados en fosas comunes? (The globe and Mail 02-8-19) (Newsweek 02-2)
El próximo capítulo: los Katyn del siglo XXI