Antes de leer un interesante artículo de Gaizka Amorrortu Bóveda en Deia, titulado: “¿Por qué nos imponen su bandera?”, ya tenía la respuesta. Una respuesta obvia, sencilla: porque nos vencieron militarmente y ocuparon. Una vez leído en su totalidad, me ha dado motivos para este artículo, con el cual pretendo aportar y colaborar con algunos matices y comentarios.
Los vascos del sur de los Pirineos, divididos en dos Comunidades, nos vemos obligados a ver como ondea la bandera del Reino de España, estado que nos invadió con sus ejércitos, en Ayuntamientos, Casas de Juntas y Diputaciones Forales, sin olvidarnos de los cuarteles, comisarías, Delegaciones del Gobierno y demás instituciones españolas. Algunos Ayuntamientos han escapado, de diferentes maneras, al obligatorio alzamiento de la enseña de España, hasta hace poco, desafiando unas leyes que no son nuestras.
Por otra parte, los vascos del norte de los Pirineos se ven obligados a saludar la bandera tricolor de la República de Francia. Este otro estado, al igual que el español, utilizó la violencia y la fuerza de las armas para apropiarse de los restos del Estado soberano, que permanecía representando a los vascos libres, ante las grandes potencias imperiales que les rodeaban. Aumentó su presión tanto política como militar tras la revolución francesa.
La bandera del Reino de España, como la de la República de Francia, son banderas impuestas en territorio conquistado. Desde los primeros territorios invadidos, siempre han realizado una destrucción de aquellos símbolos que recordaran a nuestro Estado soberano. La falta de símbolos, o mejor dicho, el desconocimiento de los símbolos propios y de la existencia de nuestro Estado, ocasionó la invención de un nombre para nuestro país y, cómo no, de una bandera que lo representara.
En un principio la nueva bandera representaba a un territorio pequeño. A pesar de los confusos significados de sus colores y forma, fue rápidamente asimilada por la mayoría del pueblo vasco. Su aceptación fue amplia al sur del Pirineo, pero también al norte, donde se la podía ver ondear al viento, sobre todo durante la dictadura franquista. Muchos arriesgaron, y no sólo la libertad, al colocarla en montañas, grúas, paredes, farolas…
En la actualidad esta bandera es oficial en la Comunidad Autónoma Vasca, dentro del Reino de España. Sólo en esa comunidad es legal izarla en Ayuntamientos, Casa de Juntas y Diputaciones. Incluso está en comisarías, Delegaciones del Gobierno y demás instituciones del Estado español, eso sí, junto a la hispana. Mientras, en la Comunidad Foral de Navarra, como al norte del Pirineo, está prohibida su colocación en los edificios públicos.
Esta bandera nunca ha representado a un Estado y en actualidad pertenece a una comunidad interna del Reino de España. El pueblo vasco la reconoce como un símbolo propio, pero no de nuestro Estado. Hay bastantes vascos repartidos por el mundo que, junto a la bandera de nuestro pueblo, alzan la de sus respectivos estados, como México, Argentina o EE.UU. Esta bandera -ikurriña- pretendía ser la del Estado libre de los vascos y se ha quedado en un signo comparable a los de los diferentes pueblos nativos o indígenas que hay en el mundo.
Mientras, en la Comunidad Foral de Navarra, al igual que en la C.A.V., nos vemos obligados a ver ondear la bandera española. No se nos permite colocar la ikurriña, ya que es la bandera oficial de otra Comunidad. En su lugar se eleva una bandera asimilada por los invasores, que sí representó en su día al Estado de los vasco(ne)s. Es una bandera colorada, la bandera del Estado de Navarra. Pero muchos han olvidado que fue -que es- la nuestra.