“Es la economía, imbécil”

El columnista Matthew Parris sentenciaba en el artículo de 6 de abril de la publicación The Times que “si los separatistas (catalanes) consiguen el referéndum y lo ganan, esto podría devastar la economía de toda la región”, incluyendo Portugal .

 

La independencia sería una bomba económica que arrasaría Cataluña y España, el euro quedaría gravemente afectado y abriría un extraordinario período de inestabilidad.

 

La sentencia de Parris concluye una tesis interesantísima: siempre hemos contado con que la Comunidad Europea será neutra. Pero la ‘pela’ (el mejor de los argumentos) lo impedirá. Aislar a Cataluña de Europa es ruinoso para los españoles, pero también recibirán los portugueses, endeudados con la banca madrileña, y los países nórdicos que tendrán un nuevo frente de incertidumbres y de angustias económicas, mucho más devastador que el de Chipre.

 

La Comunidad Europea no permitirá (ni podrá permitirlo) que España haga de Serbia y termine un agravio político y jurídico internacional con la independencia. Así que o bien Madrid aplasta la revuelta autodeterminista, o bien, si el Presidente Mas consigue realizarla, Madrid no podrá pretender un largo y desestabilizador litigio. Porque no se lo podrán aceptar.

 

Para reventar la autodeterminación, Parris sugiere a Rajoy que relaje su terquedad y permita el referéndum con el fin de ganarlo. La manzana envenenada sería una consulta con varias respuestas y debería incluir el quedarse en España con más descentralización. Según Parris, esta alternativa sería la respuesta ganadora, porque es mayoritaria. Además dejaría a España entre las democracias más modernas y Rajoy ganaría en prestigio e iniciativa internacional.

 

Es evidente que Parris no tiene una bola de vidrio para adivinar los resultados referendarios, pero tampoco conoce la legislación española, porque no se puede esperar que los catalanes decidan la forma de Estado. Pretender que el referéndum de Parris pueda tener algún efecto jurídico o simplemente algún efecto cualquiera es delirar. El constitucional derrocó el Estatuto aduciendo que en la reforma del modelo de Estado debe participar la totalidad de los españoles.

 

Parris no es original en esta solución, el copyright es del PSC. Pere Navarro lo ha predicado a sus anchas y sobre estos predicamentos llora la criatura con el PSOE. Ellos no quieren ni oír hablar, como ha comprobado el Presidente Mas este sábado 6 de abril, de boca del mismo Rubalcaba. Porque no están dispuestos a hacer un referéndum de alcance estatal, ni a dejarlo hacer únicamente a los catalanes, ni a abrir el melón de la reforma del Estado, ni a permitir que por los hechos Cataluña sea una nación soberana con derecho a decidir.

 

El referéndum de Pere Navarro (y de Parris) es, pues, una formulación vacía. Sirve de arma arrojadiza contra Mas y para despistar al personal adicto, marcando diferencias con el PP. Los españoles no autorizarán ninguna consulta de ningún tipo. Ni nunca se avendrán a hablar. Rajoy lo ha dejado claro durante la visita del Premier británico. Sin embargo, lo harán si la comunidad internacional les apremia y ante una segura inestabilidad económica.

 

En esto, Parris ha sido clarividente. Y, del mismo modo como el candidato Bill Clinton puso en marcha a George WH Bush padre, Parris también espetó a Rajoy: “Es la economía, imbécil”.

 

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