¿Aprobaría los presupuestos Josep Pallach?

El 27 de marzo de 1968 el MIG-15 de Yuri Gagarin hace ¡bum! en el aire. Los rusos se quedan sin su Superman rojo: el primer humano que fue al espacio exterior con la nave ‘Vostok’. La URSS y el comunismo comienzan a caer del cielo a la tierra con la muerte de Gagarin: Primavera de Praga, Mayo del 68… Cataluña también se debate entre Gagarin o no Gagarin.

En 1968 el Movimiento Socialista de Cataluña (MSC) también hace bum. Idealistas aspirantes a ser el superpartido socialista catalanista no comunista de un futuro sin franquismo. Un trozo es el del grupo de Joan Reventós: marxistas, amigos del comunismo, anticapitalistas… El otro pedazo es el de Josep Pallach: defensores de la socialdemocracia, sobre todo del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) y del laborismo británico. Recordemos el futuro: Reventós y el PSC-Congreso + el PSC-Reagrupament post-Pallach + Federación Catalana del PSOE: PSC (1978). De momento vayamos a Alemania en 1968.

Los alemanes preocupados por España. Esto huele a que el futuro fin de la dictadura podría llevar un régimen Gagarin en la piel de toro. La Fundación Friedrich Ebert (FFE), máquina de pensar del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), trabaja para fomentar la creación de un partido socialista español que contrarreste la hegemonía del Partido Comunista Español y, claro, de los soviéticos. Los alemanes chocan con el PSOE. La vieja dirección en el exilio lo quiere controlar todo… son rusos con piel de cordero. Socialistas que quieren ser comunistas. Exiliados por una dictadura que quieren abrazar otra dictadura. Rodolfo Llopis, secretario general del PSOE, no se fía de los alemanes. Descarta cualquier colaboración. Pero en 1970 convencen a los españoles para que vayan a un seminario cerca de Bonn. Allí van: Llopis, Enrique Múgica y seis socialistas de Madrid, Euskadi, Sevilla, Asturias y Cataluña.

Llegan y Llopis levanta los ojos y ve a Josep Pallach. Se cabrea. Abuchea a los alemanes: si Pallach continúa allí, se marcha. ¿Qué le pasa? Los alemanes no son como los españoles: detectan que en Cataluña hay un movimiento socialista, el MSC, propio. Y Llopis cree que el socialismo uno, grande y libre sólo es el del PSOE. Ejerce de microdictador y califica a Pallach de «ser vomitivo». ¿Cree que pudiendo ser socialista español por qué narices quiere ser socialista catalán? Llopis vive en el exilio de la ignorancia. No ve el poder de la FFE, el SPD y el sindicato IG Metall: el futuro es la socialdemocracia y Europa no el marxismo y la URSS. Pallach lo ve todo. Lleva en el exilio desde 1939. Él es el socialista que tiene los contactos internacionales, especialmente con el SPD: Willy Brandt y Hans Matthöfer. Brandt desde 1969 es el canciller alemán y Matthöfer ministro. Los alemanes ven claro.

Ven que Llopis es una galleta rancia roja. Este carácter de cacique comunista que juega a ser socialista y demócrata le hace perder la oportunidad de controlar el movimiento socialista español de finales del franquismo. Y los alemanes ven en Pallach el hombre que podría organizar el socialismo español. Y se lo ofrecen. ¿Qué contesta Pallach? Que no, que su país es Cataluña y que su interés es el socialismo catalán. ¿Y quién acaba ordenando el socialismo español? Felipe González.

Pallach muere hace 42 años: el 11 de enero de 1977. En muchos de los homenajes que le hicieron, Hans Matthöfer, amigo de Pallach, no se cansaba de explicar a los políticos catalanes de la Cataluña autonómica reciente cómo el de Figueres prefirió ser catalán y socialista a ser español y socialista. Soltaba a los catalanes: «¿Sabéis cuánto dinero rehusó Pallach por eso?».

Ahora que hay una corriente, catalana, de simpatía hacia el PSOE para que los independentistas aprueben los presupuestos. Ahora que vuelve el método del ‘gas de la risa’ para que haya catalanes que se desmayen y el PSOE abuse de ellos como en una discoteca de madrugada de la Transición. Ahora que hay quienes nos vuelven a vomitar que el PSOE es el poli bueno frente el poli malo (PP, Cs, Vox). Ahora hay que recordar que una cosa es que los catalanes seamos super-mega-hiper-burros. De acuerdo. Y la otra es que haya dinosaurios (mayores y jóvenes) que nos quieran seguir haciendo creer que el PSOE es la bondadosa virginal Virgen María. Ni lo ha sido nunca, ni lo es, ni lo será. No se puede confundir el humo con el asado. El tema nunca serán los presupuestos, el dinero. El tema lo sabía Pallach, que dijo no: «Un hombre no es libre si su pueblo es esclavo».

ARA