Todo vino a causa de leer en una interesante novela una mención del rito de pedir descendencia en el santuario de Ujué que apenas concuerda con nuestra tradición.
Luego traté de informarme sobre si existen más versiones foráneas sobre la costumbre de echar piedras al “pozo de la Virgen” para tener hijos.
Al final aporto el siguiente escrito rebatiendo las versiones “erróneas” que he encontrado, a la vez que reivindico -¡faltaría más!- que la versión ujuetarra es la auténtica.
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Versión foránea aparecida en una interesante novela editada el año 2013.
Hace poco acabé de leer la novela El Guardián Invisible de Dolores Redondo. La novela me enganchó desde el principio y la seguí hasta el final con suma avidez e interés.
Dolores Redondo escribe muy bien y ha sabido tejer una intrigante historia detectivesca, reflejando magistralmente los sentimientos de las protagonistas y las creencias mitológicas de más de un personaje de la novela, ambientando la mayor parte de la acción en Elizondo, el valle de Baztán, su río y sus bosques.
En el capítulo 16, página 132 de ese libro hay un pasaje referente a Ujué. Es una conversación entre dos protagonistas de la novela, Amaia y su hermana Ros, en la que entre otras cosas se dice que:
….. “Hay una iglesia en el sur de Navarra, en Ujué, a la que las mujeres que quieren ser madres peregrinan con una piedra que llevan desde su casa; allá la depositan sobre un montón de guijarros y le rezan a la Virgen del lugar, pues el hecho es que hay datos de que las mujeres ya peregrinaban a ese mismo lugar antes de levantarse la ermita y por aquel entonces arrojaban la piedra a una gruta natural, una especie de pozo o mina muy profunda”
A cualquier ujuetarra le resulta extraño leer que alguien que busca tener descendencia venga con una piedra desde casa para depositarla en un determinado montón de guijarros que no conocemos ni hemos oído que haya existido jamás.
En cambio, si que hemos visto echar piedras al agua del aljibe que hay detrás de la iglesia. Tantas como hijos se desean.
Eso de tener que traer a Ujué un pedrusco desde casa también nos extraña ya que si algo abunda en nuestro pueblo, eso son las piedras.
Es evidente que Dolores Redondo no ha hablado con ningún ujuetarra. También se deduce que no ha estado todavía en nuestro pueblo pues en ese mismo párrafo llama ermita a la imponente iglesia fortaleza que aquí tenemos.
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Otra versión rara: La que transmiten José María Iribarren, la Enciclopedia Auñamendi y La Gran Enciclopedia Navarra.
– José María Iribarren en su libro “De Pascuas a Ramos” publicado en 1946 contaba que:
“En cuanto a la virtud prolífica, la buscaban y la siguen buscando muchas mujeres en Ujué. Según una piadosa cuanto sencilla tradición, basta, para conseguir descendencia, con ir a Ujué, llevando al hombro una piedra que luego hay que arrojar en el pozo del Santuario”.
– La Enciclopedia Auñamendi se empezó a editar en papel en 1969. En la versión digital de Internet leemos que en Ujué: …. “hay un gran aljibe que contiene agua. Ha existido la creencia de que la mujer que, llevando al hombro una piedra, la arroje en el aljibe, logrará descendencia. La misma práctica y creencia existen en cuanto a una cisterna del castillo de Javier”.
– La Gran Enciclopedia Navarra, editada el año 1980 por la Caja de Ahorros de Navarra, en la entrada titulada “Esterilidad” repite la misma información. Entre otras cosas podemos leer que:
…. “Las estériles tenían también por costumbre peregrinar a Ujué llevando al hombro una piedra, que luego arrojaban al aljibe del Santuario, o al Castillo de Javier en cuyo pozo tiraban tantas piedras como hijos quisieran tener”.
Ese detalle de que la piedra había que traerla al hombro puede sugestionar al lector haciéndole creer que tal piedra era grande y de mucho peso. Pero, lo que generalmente hemos visto en Ujué es que los peticionarios echaban al aljibe unas simples zaborricas (piedras pequeñas) de las que se aprovisionaban en cualquier sitio cercano.
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La versión ujuetarra y de los pueblos que vienen en romería.
Tanto en Ujué como en todos los pueblos que vienen en romería, el rito se cuenta de la misma manera:
“Que para tener descendencia hay que echar en el aljibe de detrás de la iglesia tantas piedras como hijos se deseen tener.”
Así de sencillo. Nada de echarlas sobre un montón de guijarros. Nada de traerlas desde casa. Las piedras se recogen de donde bien parece y se echan al pozo mientras se hace la petición. Y punto.
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