Leo que el grupo parlamentario de Unidas Podemos ha presentado una enmienda por la que pide que el Congreso apruebe que el nombre de la lengua catalana en Baleares sea “lengua balear”. Iba a escribir que lo he leído con estupor, pero ya nada me sorprende en cuanto a la ausencia de escrúpulos de algunos políticos en relación a la lengua catalana. En esta ocasión, la enmienda de Podemos se refiere a una proposición no de ley que presentó la actual presidenta del Parlament de Cataluña, Laura Borràs, instando al Congreso a reconocer la unidad de la lengua catalana, y su uso normativo y administrativo normal, los ciudadanos de las comunidades que la tienen como propia. En el grupo parlamentario de Unidas Podemos pensarán que, si la proposición la hizo Laura Borràs, y Laura Borràs es “la derecha”, entonces ellos, que son “la izquierda”, la han de enmendar. En realidad no importa cual sea el motivo que les ha llevado a proponer esta tontería. Pasan los años, y nos vemos aún leyendo y escuchando despropósitos de este calibre sobre el catalán, y llega un día en que la paciencia se acaba.
Sus señorías de Unidas Podemos deberían avergonzarse de su total desconocimiento de la realidad lingüística de Baleares, y también de Cataluña y del País Valenciano (que ellos llaman “Comunidad Valenciana”, naturalmente). Una ignorancia que los hermana con la derecha reaccionaria y ultranacionalista de PP, Vox y Ciudadanos, y también con los casposos terraplanistes de la lengua que pululan por estos mundos de Dios con sus alucinantes teorías recreativas. Nunca, ni en la vida cotidiana ni por supuesto en ámbitos académicos, ha hablado nadie de “lengua balear”, un cromo que podemos añadir a la interminable colección de chapuzas que los nacionalistas españoles se han sacado del sombrero para ir contra la lengua catalana, cuya existencia sencillamente no soportan. Hablar de una “lengua balear, que en Cataluña llaman catalán”, tiene tanto sentido como hablar de una supuesta “lengua riojana (o cántabra, o extremeña), que en Castilla y en Madrid llaman castellano”.
La lengua catalana es la lengua propia de Baleares. Así lo fija jurídicamente el Estatuto, que es ley orgánica. Pero sobre todo, así lo establecen la Universidad de las Islas Baleares y el Instituto de Estudios Catalanes, que son las autoridades científicas de referencia con respecto a esta cuestión (la filología es una ciencia, no un pasatiempo para políticos). El castellano es allí cooficial, pero no es la lengua propia de Baleares: lo es el catalán, y no otra lengua.
Los intentos de negar la diversidad lingüística, o de tergiversarla, son un signo inequívoco de atraso, y ejemplifican las consecuencias de que España sea uno de los países con peores resultados educativos de toda la eurozona. Atacar una lengua, o desprotegerla, es también una forma de xenofobia, tan inaceptable como la que se basa en el color de la piel, la religión o el origen de las personas. Que la practique la derecha es alarmante; que se haga desde la izquierda es lastimoso y grotesco.
ARA