Un país de tartamudos

“Aviso: leer esta columna podría dejarle tartaja de por vida.”

 

En España se puede estudiar catalán en doce universidades y escuelas oficiales de idiomas. Y también en 137 centros fuera de España. Es curioso. Hay más escuelas oficiales de catalán que en España en EEUU (14), Alemania (27), Reino Unido (20) y Francia (14). En Italia hay tantas como en España mismo. La simpático de todo esto es que en España el catalán es cooficial.

Si cooficial quiere decir algo sensato, no lo acabo de entender bien.

¿Como debería ser para que lo de la cooficialidad tuviera algún sentido? Ahora les explico.

Canadá invierte cada año alrededor de 26 millones de euros en formar servidores públicos bilingües -concretamente, la mitad de sus 200.000 funcionarios- para que puedan atender a sus conciudadanos en inglés o en francés.

¿Cuántos se gasta el Estado español?

La gracia de la cosa es que el inglés y el francés son lenguas oficiales en todo el territorio de la federación. Tienen el mismo estatus en todas las instituciones federales: tribunales, Parlamento, Gobierno. La población tiene el derecho, si hay suficiente demanda, de recibir los servicios del gobierno federal en inglés o en francés, y la educación se garantiza en ambas lenguas en todas las provincias y territorios.

Además, Canadá tiene reconocidos ocho idiomas regionales: Inuktitut, Inuinnaqtun, Cree, Dëne Suliné, Gwich’in, Inuvialuktun, Slavey and Tlicho Yatiì -son las que hablan los pobladores originarios-.

Aquí, en cambio, se ha armado un 18 de Julio porque el Senado ha decidido que sus señorías puedan hablar en cualquier lengua oficial en los territorios del Estado español. La excusa del cirio: la Cámara Alta derrocha en traductores unos eurillos que serían decisivos en el combate de la crisis que nos ahoga. Y exclaman: ¿qué dirá la gente (la gente de habla castellana, claro)? También se ha hecho un gran fiesta debido a que Pá Negre se hubiera rodado en catalán (¡qué alegría!). Y se ha vuelto a montar un lío a propósito de la negativa del entrenador del Girona a seguir una rueda de prensa donde no podía contestar en catalán a una pregunta hecha… en catalán.

Nada nuevo. Hace ya un tiempo que resucitaron algunos argumentos no muy simpáticos. Es el caso del estudio de la revista Archives of Disease in Childhood: los niños que usan, desde muy pequeños, dos lenguas en su casa “podrían ser más propensos al tartamudeo y encuentran más dificultades a la hora de superar este problema que los que utilizan en su entorno familiar exclusivamente un idioma”. Naturalmente, de eso ya se había hecho eco un tabloide nacionalista español hace un par de años bajo el título “Apostar por el bilingüismo puede ocasionar un problema de tartamudez”.

 

Me he alarmado.

¿Qué pasa, pues, en Canadá? Para quitarme de encima la inquietud, he hecho una breve investigación. En la página web de la Canadian Stuttering Association (que sería la Asociación de tartamudos de Canadá), no se menciona nada de todo ello. Busca que buscarás, he encontrado en la web de la Brock University (Ontario, Canadá) estos datos: “tartamudean entre un 3% y un 5% de los niños. La mayoría dejan de hacerlo antes de la adolescencia. Aproximadamente un 1% de los adultos son más o menos tartamudos. Sólo una pequeña parte de estos adultos tartamudos tiene problemas serios”

Tampoco se conoce ningún funcionario canadiense que se haya vuelto tartamudo después de pasar por la formación que les habilita para atender en inglés y francés a sus conciudadanos. De momento.

Ningún ciudadano canadiense, también de momento, ha pedido la retirada de la partida de 30 millones de dólares con el argumento de la crisis -que allí, naturalmente, es bilingüe-.

Me pregunto por qué. ¿Qué se piensan que es eso del bilingüismo en Canadá? Y encuentro respuesta en un documento de la Comisión sobre el Bilingüismo de 1967:

“Un país bilingüe no es aquel donde todos los habitantes necesariamente tienen que hablar dos lenguas, más bien es un país en el que las principales instituciones privadas y públicas deben ofrecer servicios en dos lenguas a los ciudadanos, aunque la inmensa mayoría sea monolingüe”.

Me he quedado tartamudo.

 

Publicado por El Singular Catalan-k argitaratua