El Pacto de San Sebastián (1) fue el acuerdo, no concretado por escrito, al que llegaron, el 17 de agosto de 1930, en San Sebastián, representantes republicanos de diversas nacionalidades, para reinstaurar un régimen republicano en el Estado español. Los catalanes que asistieron fueron Manuel Carrasco i Formiguera (Acció Catalana), Macià Mallol Bosch (Acció Republicana de Catalunya), y Jaume Aiguader i Miró (Estat Català). Significativamente, estuvo Santiago Casares Quiroga (ORGA, Partido Republicano Gallego Autónomo), pero ningún representante del nacionalismo vasco. Los representantes catalanes presentes en San Sebastián, los tres firmes patriotas, condicionaron el pacto al reconocimiento de las aspiraciones catalanas de autogobierno. Los acontecimientos posteriores no respetaron esa voluntad.
Noventa y un años más tarde, leyendo en su conjunto las manifestaciones de dirigentes de Bildu, ERC y Podemos/Comunes, apuntan a un nuevo pacto de San Sebastián para ayudar al PSOE a reformar España, como si ese partido no fuera pieza clave del actual régimen 39/78, y como si todos sumados en estos momentos no dispusieran ya de la mayoría suficiente en las Cortes españolas para concretar esos propósitos. La realidad a la que no quieren hacer frente es la involución del integrismo de estado, transversal de Podemos a Vox, con el punto en común de priorizar la unidad del Reino de España a cualquier precio por encima de la democracia y la paz.
El proceso independentista catalán, real socialmente pero sólo simbólico institucionalmente, después del punto de conflicto al que se ha llegado y con el fundamento del referéndum de autodeterminación del 1 de Octubre, no puede ser desviado hacia un proyecto de reforma constitucional española. Como recuerda hoy Ot Bou en Vilaweb (2), “el independentismo nace precisamente de la constatación de que no hay margen de reforma del Estado, aunque Esquerra tenga directores generales que digan con toda la frescura que antes de irnos debemos arreglar España”. Y ahora quieran preguntarse para qué quieren la independencia, cuando la respuesta que promoverá la actual dirección republicana es una crónica anunciada: banalizando la independencia hasta convertirla en un instrumento para llegar al bienestar, la igualdad y la fraternidad, pero del que si existen otros, se puede prescindir.
Nunca había habido un soberanismo cívico tan amplio y persistente y tampoco nunca una falta de patriotismo, inteligencia y coraje político para construir una estrategia coherente para sostener un conflicto existencial con el poder español. No ha habido ningún pueblo que se haya liberado a base de pregonar imposturas, mantener actitudes sectarias y promover dirigentes mediocres. Quizá releer ese artículo de Josep Lluís Carod-Rovira, publicado el 8 de mayo de este año en Nació Digital “Reformar España, ¿ahora?”, haga de revulsivo en la conciencia de aquellos que aún mantienen un espíritu crítico y autocrítico en el seno de los partidos parlamentarios republicanos.
(1) https://es.wikipedia.org/wiki/Pacto_de_San_Sebasti%C3%A1n
(2) https://www.vilaweb.cat/noticies/no-va-de-democracia-bots-barrals/
(3) https://blocs.mesvilaweb.cat/jrenyer/rellegint-josep-lluis-carod-rovira-reformar-espanya-ara
BLOG DE JAUME RENYER