Turquía y Armenia anunciaron ayer que han alcanzado un acuerdo para establecer relaciones diplomáticas entre ambos países, enfrentados durante casi un siglo por el genocidio de 1,5 millones de armenios ocurrido entre 1915 y 1917, bajo el imperio otomano. El ministro turco de Exteriores, Ahmet Davutoglu, afirmó que el acuerdo, logrado gracias a la mediación suiza, es parte de un proyecto más amplio que busca “la paz integral en el Cáucaso”.
El ministro dejó abierta la puerta a una completa normalización de las relaciones bilaterales con la apertura de fronteras y la presencia de embajadas, aunque condicionó tal acuerdo al reconocimientos de las actuales fronteras.
EL HOLOCAUSTO / El reconocimiento del genocidio de armenios por Turquía no es el único problema que separa aún a los dos países. Las actuales fronteras están basadas en el acuerdo que Turquía firmó en 1921 con la Unión Soviética, en la que Armenia estaba incluida como república, y el Gobierno de Ereván pone objeciones a esos límites. Está también la ocupación por parte de Armenia del enclave de Nagorno-Karabaj, en Azerbaiyán, un país con fuertes lazos culturales y políticos con Turquía. El presidente de Armenia, Serge Sargsián, aseguró a su vez que la normalización de las relaciones con Turquía no exige como condición previa la solución del conflicto de Nagorno- Karabaj, que enfrenta a armenios y azerbaiyanos.
Dominados por el imperio otomano desde el siglo XVI, a mediados del siglo XIX empezó a arraigar entre la comunidad armenia un sentimiento nacionalista que les hizo acercarse a Rusia y desató las conocidas como matanzas hamidianas (por el sultán Abdul Hamid II, 1895-1897) y la matanza de Adana (1909) en la que murieron entre 15.000 y 30.000 armenios.
GUERRA MUNDIAL / En la primera guerra mundial (1914-1918) Turquía se alineó con Alemania y el Ejército ruso, en cuyas filas se integraban voluntarios armenios, se enfrentó en combate con las tropas turcas. Para evitar una hipotética insurrección civil armenia en favor de Rusia, el Gobierno de los Jóvenes Turcos detuvo, el 24 de abril de 1915, a 250 intelectuales armenios de Estambul. Siguieron asesinatos, detenciones, torturas, desapariciones y deportaciones masivas hasta territorios que hoy pertenecen a Siria e Irak. En dos años, una población que en 1878 se había cifrado en tres millones por la comisión armenia que asistió al congreso de Berlín, quedó reducida a la mitad. Un millón y medio de armenios perecieron víctimas de las masacres, el hambre, el frío y las enfermedades. Es cierto que no solo murieron armenios, pero esta comunidad fue la víctima principal.
Turquía no admite el número de muertos ni que el exterminio fue deliberado. Los supervivientes huyeron a Rusia y al resto del mundo.