En los últimos quince años, Catalunya ha perdido el 73% de las oficinas bancarias. Lo saben bien los habitantes de los 503 municipios donde no hay ningún cajero automático en el que poder sacar dinero en efectivo. Hay listillos que alegan que no hay que ir por el mundo con dinero en efectivo si tienes una tarjeta de crédito con la cual puedes pagar incluso el café. Pero los habitantes de esos 503 pueblos no están de acuerdo.
Los banqueros dicen que todo es consecuencia de la crisis económica del 2008, que es la coartada perfecta para cualquier insensatez. Pronto también dirán que el asesinato de Kennedy fue consecuencia anticipada de la crisis del 2008. El caso es que mucha gente tiene que ir hasta un pueblo más o menos próximo, a docenas de kilómetros, para algo tan simple como poder llevar dinero en el bolsillo.
Nuestro Gobierno –siempre resolutivo– ha decidido poner remedio a esta situación aberrante. A partir del primer trimestre del próximo año, cajeros automáticos sobre ruedas se desplazarán por las carreteras del país para ir a los pueblos donde no hay ninguno. Irán cada quince días, de forma que la gente pueda esperarlos en la plaza Mayor para darles la bienvenida con una fanfarria, de lo contentos que estarán.
La consellera de Economia no ha detallado cómo serán exactamente esos cajeros con ruedas. ¿Serán una furgoneta? Yo imagino camiones como los de los vendedores de colchones que pregonan la mercancía con un altavoz enronquecido: “¡Ha llegado el colchonero…! ¡No dejéis pasar esta oportunidad! ¡Colchones de máxima calidad…!”. O bien furgones acorazados como los de Prosegur, con un conductor fornido que sea al mismo tiempo segurata, siempre preparados para rechazar posibles asaltos, como los que sufrían las diligencias de la Wells Fargo en las pelis del Oeste. Lástima que el Dioni tenga 73 años y ya esté jubilado.
LA VANGUARDIA