Ahora todo el mundo quiere ser sueco. Y creo que a la gente ya le daría igual ser sueco de la provincia de Jämtland o de Gävleborg. Cuanto más sueco provinciano, mejor. Incluso hay personas que desearían ser un ciervo daltónico sueco con cuernos fosforescentes. O un trozo de madera de Ikea abandonada en un vertedero de residuos sueco. Todo el mundo quiere ser sueco porque se han sacado de la manga sueca el milagro de la vida. Un modelo propio, autóctono, contra el coronavirus: menos confinamiento y más civismo. En Suecia todo ha continuado igual: empresas, escuelas, servicios… Todo abierto. Confiando en el compromiso de los ciudadanos. La responsabilidad individual hace la colectiva. Fácil: se llama nacionalismo.
Suecia es nacionalista. Los suecos son nacionalistas. También los zorros, los salmones y las musarañas suecas. Suecia es nacionalista porque piensa y actúa por el bienestar de sus ciudadanos. Quiere lo mejor. No lo peor. Cuida de ellos. No los trata como analfabetos existenciales de parvulario de caca-culo-pis matriculados en un curso vegetal de por vida. Ciudadanos. Seres humanos. Una patria de personas reales y espirituales. Suecia es nacionalista. Y Noruega. Y el Camerún. Y Honduras. Y Mozambique. Y Sri Lanka. Y Birmania. Todos los países son nacionalistas. ¿Qué país no es nacionalista? El nacionalismo se preocupa y salva personas como Suecia. El nacionalismo también mata personas en la Alemania nazi. Un cuchillo sirve para cortar el pan o para abrir en canal alguien. ¿Qué lección de Barrio Sésamo se perdieron algunos? Porque en el único lugar del planeta y la galaxia donde no se puede ser libremente nacionalista es en Cataluña. Aquí, la policía real y moral siempre te espera para encerrarte rejas y acusarte de crímenes no cometidos en nombre del nacionalismo. Por ejemplo, la muerte de Elvis Presley bailando un vals cojo, hecho que aprovechó una semicorchea catalana obsesiva con el tupé rítmico del cantante para apuñalarlo. Los nacionalistas malos pueden ser, y los nacionalistas buenos, no. Cataluña no puede ser Suecia. Cataluña siempre ha querido ser Suecia. Somos Suecia. Como Suecia es Cataluña. No es que vea doble. Veamos.
Luz de aurora boreal de principios de siglo XX. El nacionalismo dicho estereotipadamente de derechas de los hombres de la Mancomunidad de Cataluña, como dijo su presidente, Enric Prat de la Riba (de la Lliga), luchan porque “todos queremos para Cataluña un cuerpo de Estado”. El principal espejo es el de la gran Escandinavia: Dinamarca, Noruega y Suecia. Una Europa de pueblos iluminados por la libertad del nacionalismo de futuro. Oscuridad de posguerra de búnker causada por el nacionalismo malo. El nacionalismo fascista español coge el cuchillo para pelar el nacionalismo catalán a partir de 1936. Cataluña esfumada o cerrada. Los catalanes se están asfixiando. Ni se ven. Ni se reconocen. No hay un nosotros. Los nacionalistas catalanes hacen un llamamiento a todos los catalanes del mundo en septiembre de 1943. La hace Carles Pi i Sunyer (ERC), presidente del Consejo Nacional de Cataluña en Londres. Son las primeras palabras : “La ideología del nacionalismo catalán, que los catalanes sostienen y defienden, son los mismos principios de dignidad humana que también se debaten en la guerra actual, y son los que triunfarán al final […]. Los catalanes deben perseverar en su fe y lealtad para con Cataluña […]. Las Naciones Unidas que luchan por su reafirmación han prometido dar a todos los pueblos que son honestos, y han manifestado su voluntad, la libertad que se les arrebató”. El nacionalismo es libertad. El nacionalismo de vida contra el nacionalismo de muerte. Estas “primeras palabras” comportarán el diálogo de gritos de torturas, encarcelamientos en la Cataluña ocupada por el nacionalismo español de Franco. ¿Es este el futuro?
El pasado y el futuro es el nacionalismo sueco. La proximidad, la realidad. Suecia es y quiere ser Suecia. Se es o no se es. ¿Qué es lo que no se entiende? A un ciudadano del mundo, a un patriota de la humanidad global sideral, no le pueden llevar una carta o un paquete de Amazon. ¿A qué dirección? ¿A qué casa? Somos porque tenemos casa. Desde donde la gente sale y entra libremente. Somos porque cada uno hace el todo. Por ello, en estos días de desgracias, vemos ante las narices de la verdad países nacionalistas que quieren vivir, que son ejemplo, y otros países nacionalistas que no, que sólo quieren morir y morir matando. Nada nuevo bajo el sol crepuscular de la existencia. Los suecos lo tienen claro. Los catalanes, no. Es la diferencia entre ser y no ser.
ARA