Yo puedo entender perfectamente que haya mucha gente a la que todo este asunto de la historia medieval de Navarra le importe un pepino, lo mismo que a otros pueden importarnos entre poco y nada las querellas entre meapilas y anticlericales durante la 2ª República, por poner un ejemplo.
Pero la apelación constante al “presentismo” en determinadas visiones de nuestra historia (que “providencialmente”, sin duda, no han sido nunca jamás las oficialistas o las generosamente subvencionadas desde las instancias oficiales), me parece una acusación del todo ventajista. Y es muy curioso que en esta trinchera coincidan siempre tanto representantes de la Izquierda clásica (Javier Dronda milita o al menos militaba en IUN) como de la Derecha más montaraz, como podréis comprobar si comparáis lo que dice Dronda sobre el sentimiento de nación que según él no tenían los navarros, y lo que ayer mismo también escribía el siempre delirante L. Landa Elbusto en Diario de Navarra: “No se debe hablar de pérdida de sensibilidad independiente y patriótica, porque los ciudadanos navarros no tenían el sentimiento de pertenencia a un reino”.
Ya veis que los dos dicen prácticamente lo mismo. Dronda, eso sí, con mucho más conocimiento que Landa (reconozcamos que no lo tenía complicado), pero aferrándose al mantra de que “todas las naciones, todas, son construcciones culturales que se desarrollan a partir de la Revolución Francesa”. Y de eso nada. Son los conceptos políticos de nación y estado los que se desarrollan a partir de entonces, pero el sentimiento de pertenencia a una comunidad concreta ya estaba más que desarrollado en la Edad Media. ¿Los franceses que lucharon contra los ingleses durante más de cien años no tenían noción de serlo? ¿Los castellanos que combatieron a los musulmanes de Granada durante siglos tampoco? ¿Entonces por qué simplemente no se hicieron castellanos por propia voluntad los granadinos, si les daba lo mismo una cosa que otra? Pero qué curioso, nunca lo hicieron, hasta que los conquistaron a sangre y fuego, claro.
Pues en Navarra exactamente igual. ¿O es que los habitantes de la frontera con Gipuzkoa, periódicamente atacados por los castellanos en lo que llegó a llamarse “Frontera de malhechores” no sabían que los atacaban por ser navarros? ¿O es que tenían que esperar a que Danton, Marat y Robespierre vinieran a abrirles los ojos? Lo que la Historia (sí, esa cosa tan aburrida, al parecer hasta para algunos historiadores) atestigua es que siempre -siempre- que Navarra pudo elegir, escogió su independencia. Así ocurrió en 840, en 1134, en 1234 y en 1328. En 1512 ya no la dejaron escoger…
Y me dirán: ¡Pero eso eran decisiones de las élites, el pueblo llano bastante tenía con sobrevivir! ¡Pero almas de cántaro históricas: pues exactamente igual que ahora! Si me apuráis, hasta en la Edad Media podía darse una revuelta que acabase con los tiranos mucho más fácil que ahora, porque el rey estaba ahí, bien cerca, mientras que nosotros no sabemos ni qué multinacional toma las decisiones verdaderamente importantes, sin que los gobiernos ¿”democráticamente”? elegidos sepan tampoco ni por dónde les da el aire. Y en cuanto a “monarquías feudales”, recomiendo al señor Dronda que escuche el discurso de Felipe VI sobre Cataluña del 3 de octubre de 2017, porque igual se sorprende de que Teobaldo I o Carlos III el Noble resultaran ser bastante menos “feudales” que el Preparadísimo.
Y, por supuesto, nadie en sus cabales querría ni quiere que “la legitimidad de los muertos se imponga a la voluntad de los vivos”, pero eso no tiene por qué implicar que recordar nuestro pasado mediante conmemoraciones, libros o artículos sea considerado como “murga conmemorativa” entre nacionalistas de uno y otro signo. Entre otras cosas, porque al igual que la apelación al “presentismo”, la alusión a los “nacionalismos de uno y otro signo” suele encubrir indefectiblemente que la opinión se da desde el nacionalismo más fuerte, que en este caso es el español (aunque nadie se declare nacionalista español, qué curioso). Es lo mismo que ocurre también con esos que salen diciendo que son apolíticos, lo cual siempre quiere decir que son más de derechas que el Trío de las Azores.