Palabras introductorias a la conferencia de Miquel Sellarès, “Seguridad y defensa nacional de Cataluña”
Este atardecer la junta de Òmnium Cultural de Tarragona, dentro del ciclo “La Cataluña que viene”, ha programado la conferencia de Miquel Sellarès i Perelló, “Seguridad y defensa nacional de Cataluña”, y han tenido la amabilidad de invitarme a hacer la presentación.
Unas sesenta personas han asistido a la conferencia que ha tenido lugar en la sala de los Servicios Territoriales de Cultura de la Generalitat, en la calle mayor de la ciudad en la segunda de las charlas que tienen por objetivo debatir sobre cómo se prevé que sea la Cataluña independiente. Ha abierto el acto en nombre de la junta de Òmnium, Josep Cots, que fue profesor del Colegio Sant Pau en los años de mi adolescencia y del que conservo un buen recuerdo ya que nos enseñaba gramática catalana fuera de las horas lectivas.
En primer lugar, quiero agradecer a los organizadores y al mismo conferenciante que hayan tenido a bien que hiciera la presentación sin ser un conocedor especializado de la materia. He tenido ocasión, esporádicamente, de coincidir con Miquel Sellarès en algunas de las múltiples actividades que ha desarrollar a lo largo de su dilatada trayectoria como patriota catalán -reflejadas en el libro de memorias recientemente publicado (“Construyendo un Estado nuevo”, Angle Editorial, Barcelona, 2014)- y he podido captar cómo la defensa del país ha sido su prioridad constante.
Con Miquel Sellarès, además, compartimos amistad por Israel, un pueblo admirable y a la vez forzado a preservar por encima de todo su supervivencia nacional, y por esa causa hemos sido puestos en la diana de los antisionistas radicales, (aquellos que amparándose en la defensa de los legítimos derechos de los palestinos se acumulan en la complicidad con todo tipo de totalitarismos). Ambos fuimos señalados como “catasionistes” cómplices de Israel cuando en enero de 2009 el Tsahal atacó a Hamas en la Franja de Gaza.
En segundo lugar, con Miquel Sellarès comparto la convicción de que en nuestro país hace falta, si efectivamente quiere ser un Estado, una política de seguridad, defensa e inteligencia social e institucionalmente asumida. Desde los cargos de gobierno que ha ocupado, (Director General de Seguridad e impulsor de la modernización de los Mossos) y desde la entidad cívica Centro de Estudios Estratégicos de Cataluña, siempre ha trabajado por reinstaurar en la conciencia de los catalanes que la policía no es una cuestión ajena en manos de las instituciones españolas. Estando en Tarragona, no podría dejar de mencionar el artículo de Antoni Rovira i Virgili, “La aptitud militar de los catalanes” publicado en el periódico L’Humanitat, portavoz de ERC, el 27 de julio de 1937, para ilustrar el corte histórico de 1936-1939 en la relación de los catalanes hacia el oficio de las armas.
En tercer lugar, he hecho la crítica frontal al progresismo banal y antimilitarista que impregna el discurso de Arcadi Oliveras y Teresa Forcades que abanderando un pacifismo abstracto y arbitrario predican que el futuro Estado Catalán no tenga ejército. Miquel Sellarès ha sido muy contemporizador con esos elementos -y también con los dirigentes de la CUP que acosan sistemáticamente a los mandos de los Mossos-. Ha pedido reiteradamente firmeza y a la vez prudencia para culminar el proceso independentista iniciado, insistiendo en no caer en provocaciones como el atentado contra uno de los símbolos de la catalanidad, el “Pi de les Tres Branques” (el Pino de las Tres Ramas), conocido hoy.
Miquel Sellarès consideró que la estrategia de la tensión promovida por los defensores de la unidad del Estado español a cualquier precio choca con la sólida argumentación de las razones en pro de la independencia y la normalidad con la que la mayoría de la ciudadanía la asume. Y ha sido de la opinión que esa voluntad de romper la cohesión y la convivencia social en Cataluña como método para romper el movimiento independentista tiene unos límites que no se pueden rebasar en una sociedad democrática en el seno de la UE.
DEL BLOG DE JAUME RENYER
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