Prácticamente desde el comienzo de la invasión española de Navarra la ciudad de Sangüesa tuvo que sufrir una gravosa e incómoda ocupación, puesto que se establecieron guarniciones en el castillo, en el Palacio Real y en algunas de las iglesias y de las casas principales. Los abusos y las agresiones de la guarnición a la población civil fueron además abundantes, así como las movilizaciones y el secuestro de sus jóvenes para servir en diferentes lugares. La chispa que desató el motín fue el apaleamiento de un vecino a manos de la soldadesca, ocurrido el día 1 de junio. La gente, indignada, salió a las calles y atacó a los soldados ocupantes, a quienes pusieron en fuga tras algunos enfrentamientos, en lo cuales murieron dos sangüesinos y dos soldados de la guarnición. La venganza tardaría algunas semanas en llegar, y se produciría finalmente el 24 de junio de 1513, hoy hace exactamente 499 años. Las tropas del marqués de Comares llegaron de noche a la ciudad y ocuparon sus calles. Después, los soldados forzaron las puertas de las casas y detuvieron a los cabecillas de la rebelión, que fueron encerrados en las mazmorras del castillo. Otra veintena de vecinos fueron desterrados, forzándoles a presentarse en la corte, donde serían obligados a suplicar el perdón de Fernando de Aragón.
Entre las muchas facturas que la villa de Sangüesa tuvo que pagar en los tiempos de la conquista, tal vez una de las más sangrantes fue la de la destrucción de su elegante Palacio Real, que tuvimos ocasión de estudiar, hace algunos años, en un trabajo publicado por el ayuntamiento zangozarra. Había sido construido a fines del siglo XIII, entre dos torres de la muralla medieval, y fue muy mejorado en los siglos XIV y XV. Todavía en 1507 se encontraba en perfectas condiciones, puesto que Johan III y Catalina I se alojaron ese año en él, pero las tropas españolas acantonadas en el palacio desde 1512 lo saquearon a conciencia, provocando su ruina total en tan solo siete años. Un informe redactado en el año 1519 destacaría el estado ruinoso que presentaba, puesto que, según se describe, “las gentes de guerra que se alojaron en el palacio han deshecho mucha parte de las dichas piezas y han quemado o llevado todas las puertas y ventanas”, añadiendo que sin duda muy pronto “se hundirán el tejado y las cámaras”. Desgraciadamente las previsiones se cumplirían al fin, y prácticamente nada de aquel elegante palacio navarro ha llegado a la actualidad.
http://www.noticiasdenavarra.com/2012/06/24/ocio-y-cultura/represion-del-motin-de-sangesa