¿Quién bloquea qué?

A estas alturas es una obviedad que el independentismo está colapsado y perdido. Lo he escrito: mantiene el horizonte, pero no tiene caminos. El Estado español, en cambio, ha conseguido bloquear el Proceso. No es que haya dado una respuesta fuerte, la propia de un Estado seguro de sí mismo ofreciendo una salida para ganar, sino que ha recurrido a una respuesta dura, autoritaria, propia de quien se siente débil pero conserva toda la fuerza bruta para defenderse. La represión ha hecho su efecto, tanto entre quienes han decidido aplazar el combate como entre los que han quedado atrapados en una voluntad de confrontación sin salida.

La pérdida de control se hace visible en la incapacidad de tener una interpretación propia de los acontecimientos y en el hecho de quedar atrapados en el punto de vista del adversario. Aquí mismo he mostrado, entre otros sitios, cómo la victoria del 1-O se convertía en derrota al aceptar dócilmente la idea de que el referéndum era resultado de una decisión “unilateral”, se entiende que por parte catalana. Se olvidaba, por un lado, las peticiones formales y reiteradas durante cinco años de poder hacer un referéndum acordado y dentro de los márgenes que la interpretación de la ley permitía. La verdadera respuesta unilateral siempre fue la del Estado español. Y esto, desde una óptica aún española. Desde una óptica autocentrada, si hay algo que no sea unilateral es hacer un referéndum para que los contrarios a la secesión se puedan expresar en libertad. Sin embargo, se ha impuesto la versión estatal, y hemos acabado discutiendo entre nosotros por si había que volver o no a la unilateralidad, un falso dilema que nos vuelve al redil del peor autonomismo.

Ahora, a raíz dela investidura del presidente del Gobierno español, ha vuelto a pasar exactamente lo mismo. El debate ha sido, y es, sobre si es necesario que los diputados independentistas bloqueen o no la elección del candidato. La inversión conceptual nos vuelve a hacer perdedores, se haga lo que se haga. Si se facilita la elección del candidato Pedro Sánchez a cambio de nada será una muestra de debilidad extraordinaria justo cuando se tenía en la mano uno de los pocos instrumentos de presión a la vista. Pero si se bloquea, aparte de quedar alineados con la derecha, de abocar a unas nuevas elecciones españolas a las que se debería acudir en no se sabe en qué condiciones, y de confrontarse con la opinión de una parte de los presos políticos, el espacio político independentista aún quedará sumido en una división mayor. En cualquier caso, y en el medio plazo, parece claro que ni el bloqueo ni el desbloqueo aportarán nada bueno -ni peor- al independentismo.

¿Dónde está la trampa, pues? Una vez más, en el hecho de aceptar que quien bloquea o no, son los independentistas. La verdad es que desde que Pedro Sánchez ha estado en el gobierno, durante la campaña electoral y la actual interinidad, no ha movido ni un párpado para desbloquear la situación catalana. Todo lo contrario, cada día la ha dejado más empotrada. La represión no ha cesado. No se ha terminado la prisión incondicional, ni se ha permitido el ejercicio de los derechos políticos de los presos o exiliados ahora diputados. El Tribunal Constitucional ha seguido bloqueando leyes sociales catalanas. Se obstaculiza la presencia normal del catalán en los juzgados, dando más valor en las oposiciones a juez a una lengua extranjera que a la propia del país. Se siguen incumpliendo los compromisos presupuestarios de inversión. Se esconde la grave incompetencia de los servicios de inteligencia españoles frente al 17-A… No acabaríamos. En definitiva: ¿quién es quien bloquea qué?

La infamia no sólo es presentar al independentismo como intransigente, sino también como condescendiente, cuando de hecho no se le ofrece ninguna salida que no sea la rendición, y sin ninguna señal de magnanimidad sino sólo de revancha. Vuelve a ser hora de recordar que todo esto empezó como reacción por el déficit democrático que puso en evidencia la negociación del Estatuto y la sentencia del Tribunal Constitucional. Antes que de independencia, esto va de democracia y de quien la tiene bloqueada.

ARA